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viernes, 8 de marzo de 2013

¿Cómo hacer frente a la presión de otros jóvenes?


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¿Te han presionado alguna vez otros jóvenes para que actúes en oposición a lo que sabes que es correcto?



A la edad de 14 años Karen ya abusaba de las drogas y tenía relaciones sexuales con regularidad. A los 17 años Jim era un alcohólico empedernido y llevaba una vida inmoral. Am­bos jóvenes confiesan que en verdad no les gustaba la vida que llevaban ni las cosas que hacían. Entonces, ¿por qué vivían así? ¡Por la presión que ejercían sobre ellos otros jóvenes!
Karen explica: “Aquello era lo que todos hacían, y me afectó mucho a mí”. Jim concuerda: “Si fuera diferente de mis amigos me quedaría solo”.
Por qué se imitan unos a otros los jóvenes
Mientras algunos jóvenes están en el desarrollo, la in­fluencia de sus padres en ellos disminuye, y el deseo de ser populares y de que otros jóvenes los acepten aumenta. A otros sencillamente les parece que tienen que hablar con alguien ‘que los comprenda’ o que haga que se sientan ama­dos o necesitados. Cuando no hay esa clase de comunicación en el hogar, como suele suceder, los jóvenes la buscan entre otros jóvenes. Además, muchas veces los jóvenes ceden a la presión de sus compañeros porque no confían en sí mismos y se sienten inseguros.
La influencia de otros jóvenes en uno no es necesaria­mente mala. Un proverbio dice: “Con hierro, el hierro mismo se aguza. Así un hombre aguza el rostro de otro”. (Proverbios 27:17.) Tal como un cuchillo de hierro puede aguzar o afilar otro cuchillo que esté embotado, así la compañía de otros jóvenes puede ‘aguzar’ tu personalidad y hacerte mejor per­sona… si tus compañeros piensan y actúan de manera ma­dura y saludable.
¿Cómo reaccionaría yo?
Aunque es fácil decir: ‘No no le tengo miedo a lo que los demás piensen!’, el mantener esa postura cuando uno está bajo la presión del grupo es un asunto muy diferente. Por ejemplo, ¿qué harías tú en las siguientes circunstancias?
Uno de tus compañeros de clase te ofrece un cigarrillo frente a otros jóvenes. Tú sabes que no debes fumar. Pero todos están mirando para ver qué harás…
En la escuela las muchachas conversan sobre el hecho de que tienen relaciones sexuales con sus novios. Una te pregun­ta: “Tú no sigues siendo virgen, ¿verdad?”.
Querías ponerte un vestido como el de las demás mucha­chas, pero tu mamá dice que está muy corto. Te parece que el vestido que te has puesto por la insistencia de ella te da la apariencia de una niña de seis años. Tus compañeras de clase se burlan de ti. Una te pregunta: “¿Por qué no ahorras el dinero que te dan para comer y te compras algo que puedas usar? No tienes que decírselo a tu mamá. Lo único que tienes que hacer es guardar aquí en la escuela la ropa que quieres usar”.
¿Es fácil enfrentarse a situaciones como esas? No; pero si temes contrariar a otros jóvenes, terminarás contrariándo­te a ti mismo y contrariando tus normas y a tus padres. ¿Cómo puedes fortalecerte para resistir la presión de otros jóvenes? (…)

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