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viernes, 8 de marzo de 2013


Enviado por Silvia de los Santos E.


La sociedad en su conjunto y sus elementos integrantes guarda armonía funcional, en especial la educación como institución y proceso socializador, pues su misión además de formar y capacitar el recurso humano que la sociedad necesita, la tiende a perpetuar, difundiendo el bagaje ideológico que la sustenta.   

El proceso educativo no es suficientemente eficiente como para ajustarse a los cambios sociales, por el contrario, tiende a perpetuar al sistema que lo origina, así como tampoco cuenta entre sus objetivos, contribuir a solventar la contradicción que el hombre socializado y su desarrollo individual; por el contrario, la agudiza.

La institución social educativa, regente del proceso socializador, mantiene la postura epistémica con la cual transmite el cuerpo ideológico, como si estos fueran inamovibles, generando un conflicto entre, el “deber ser” teórico y el desempeño del hombre en su propia realidad, afectando a su vez, la percepción y relaciones sociales que vive.

La educación como proceso e institución, para cumplir su misión socializadora, utiliza la postura epistémica tradicional para transmitir el cuerpo cognoscitivo e ideológico, el cual considerar el único válido y aceptado.

El objetivo de este marco teórico es intentar conciliar el desarrollo del individuo sin entrar en conflicto con las pautas y exigencias de la sociedad, es una misión que amerita conocer con exactitud las formas relacionales entre la sociedad, la educación y el hombre, para negociar expresamente, los diferentes niveles en que participan los intereses en conflicto.
Consideramos que la realidad y el bagaje de información con la cual se pretende explicarla, suele entrar en conflicto al no ser capaz de ofrecer una explicación que permita intervenirla y transformarla. Al comportarse el conocimiento impartido como “verdades conceptuales” dificulta el desarrollo de un método de interpretación de la realidad. Por otra parte, la imposición cognoscitiva, contribuye a generar inseguridad personal pues debe elegirse entre actuar por propia iniciativa o mantenerse seguro y socialmente aceptado.

Condicionado por la postura epistémica y la ideología, el hombre asume “el deber ser” teórico como la única realidad, entrado en conflicto interno entre sus necesidades, su impulso natural por actuar y la normativa aprendida. Podríamos decir que se presenta una incomunicación entre el mundo de las ideas preexistentes y la praxis concreta.

El problema individual y social no radica en volver a la ruralidad o en reducir las desigualdades económicas y sociales en lo urbano, sino en poder ofrecer al hombre, posibilidades ciertas para explicarse, actuar e intelectualmente resolver la variedad de situaciones conflictivas a las que se enfrenta. Tampoco podemos plantear sustituir la postura epistémica tradicional, por el desarrollo de un método pragmático. Quizás la combinación racional de ambas posturas epistémicas y de un marco ideológico elaborado ex profeso, pueda alcanzarse un desarrollo armónico entre ser social e individual.

Nuestro marco teórico pretende, desde una perspectiva epistémica diferente, ofrecer una explicación causal al proceso institucional educativo como producto de las luchas que se dan en el seno de la sociedad, para un momento histórico y culturalmente determinado, cuyo productos están en consonancia con las demandas y exigencias de la sociedad donde se inscribe. Interpretamos la educación como una manifestación institucional y funcional, resultado concreto de las relaciones de fuerza por la acumulación de excedentes de producción que se dan en el seno de una sociedad histórica y culturalmente determinada. Recurrimos para su análisis e interpretación a una perspectiva holística, sistémica y material.

Partimos de ciertas consideraciones generales:

• La realidad está conformada por toda las cosas, objetos, hechos, fenómenos, y efectos que actúan sobre el hombre e intervienen en su vida tanto directa como indirectamente. El conjunto de elementos mencionados es de índole natural y generados por la acción del hombre, las cuales tienen carácter material como bienes y objetos tangibles, así como también son parte de la realidad humana las elaboraciones teóricas, los servicios, las relaciones económicas y políticas, las costumbres, hábitos, códigos y la conducta social aceptada. La realidad también está conformada por sus condiciones corpóreas, deseos, limitaciones, potencialidades, habilidades, así como los aspectos psico sociales que definen su conducta, sus necesidades y aspiraciones.  
• El hombre es el único ser de la fauna terrestre capaz de interpretar y modificar conscientemente su realidad. Es una expresión de sus relaciones con la naturaleza, con su sociedad y con el momento histórico que le toque vivir. Como animal posee requerimientos de índole natural y como humano posee un componente psíquico que determina su conducta voluntaria. Tiene como característica poder intervenir su realidad sobre la base de sus interpretaciones, las cuales formula utilizando su exclusiva capacidad para abstraerla a través de signos que asocia con los diferentes elementos y relaciones que constituyen el mundo real. Como animal socializado, tiene requerimientos de ambos mundos, que deben ser satisfechos para garantizar su existencia física y social. Esta característica le confiere la condición de ser causa y objeto de su propia acción, conformándose como parte de su realidad. Siendo así, posee comunicación consigo mismo como un diálogo entre sus requerimientos concretos y la interpretación abstracta de sí.

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