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viernes, 8 de marzo de 2013


SEXUALIDAD Y ADOLESCENCIA

En búsqueda de la identidad

La adolescencia, como toda etapa de crecimiento de la vida humana, esta signada por los cambios, las crisis y el paso a nuevos estados de vida. La sexualidad en esta etapa no escapa a todos estos sucesos.
No hay una sola manera de encarar la adolescencia, dependerá del criterio con que se la mire el aspecto que se resaltará.
Desde el punto de vista cronológico está delimitada, mas o menos, entre los doce y veinte años. Decimos mas o menos porque como todo proceso de un ser vivo es imposible encasillarlo en márgenes estáticos.
La pubertad, con la menarca, (la primera menstruación) en la mujer y las primeras poluciones nocturnas en el varón, marcan desde el punto de vista biológico el comienzo de la adolescencia.
Con el logro de la identidad personal (quien soy, hacia donde quiero ir, que quiero ser) está marcado desde el criterio sicológico de abordaje, el final de este período.
La definición de los roles es desde el punto de vista sociológico lo que define a la adolescencia, éstos, por supuesto dependen de la cultura en la que se vive, no hay roles determinados de nacimiento.
Por último hay un criterio que en la actualidad a perdido, por lo menos en la civilización occidental, la trascendencia que gozó en otros tiempos, el antropológico. Desde este punto de vista el ingreso a la adolescencia está marcado por ritos determinados por cada cultura.
Normalmente hablamos de los adolescentes como si se tratara de un grupo homogéneo, en realidad debemos hablar de etapas, cada una marcada por situaciones especiales que se manifestarán también en la sexualidad.
La primera etapa, llamada de aislamiento se da entre los 12 y 14 años. En el varón es la época de las barras, de la mugre y el desorden como reacción a los cambios que su cuerpo viene sufriendo. Hay un rechazo a las niñas como forma de superar la dependencia materna. La masturbación es la única forma de actividad sexual. La niña en cambio no rechaza a los varones.
Entre los 14 y 15 años se da la segunda etapa, llamada de incertidumbre. Se da mayor importancia a los pares, dependiendo muchas veces sus decisiones personales de las tendencias del grupo. El erotismo se da a través de chistes y conversaciones.
En el varón se dan encuentros homosexuales, que no marcan una futura opción homosexual, sino que son fruto de la timidez propia de la etapa que dificulta el acercamiento a personas del otro sexo. Comienzan los primeros enamoramientos.
En la tercera etapa, entre los 15 y 17 años se da la apertura a la heterosexualidad. Es la época de los grandes amores "para toda la vida", "que sin la otra persona me muero", y a los tres días se cambio de amor, gran intensidad pero poca duración. Hay una gran idealización de la otra persona. Se dan fantasías masturbatorias mas intensas.
En esta etapa se define la orientación sexual("quien me atrae, un hombre, una mujer o ambos").
La última etapa llamada de consolidación se da entre los 17 y 19 años. Se consolida la identidad ( "uno sabe quien es, que quiere y a donde va").
Las relaciones afectivas son mas estables, se logra la desidealización del ser amado sin tantos duelos intolerables.
Recién aquí se puede hablar de libertad y responsabilidad.
CONCLUSIÓN: la humildad de los padres y el reconocimiento de sus carencias son puntos importantes para lograr el reencuentro con sus hijos desde una óptica adulta.
Un gran problema para superar las crisis es que ni los hijos ni los padres tienen parámetros fijos para relacionarse, el adolescente está en constante cambio, su conducta varía entre el comportamiento infantil y el adulto.
"LOGROS A ALCANZAR: hay una serie de logros cuyo cumplimiento son señal de una buena resolución de la crisis de la adolescencia.
1- separación e independencia de los padres.
2- establecimiento de la identidad sexual.
3- establecimiento de la orientación sexual.
4- desarrollo de un sistema personal de valores humanos.
5- capacidad de establecer vínculos duraderos y amor sexual y tierno a la vez con una misma persona.
6- retorno emocional a los padres sobre la base de una igualdad relativa.
"
Muchas veces podemos olvidarnos que el adolescentes es una persona en desarrollo, que si bien debe construir su libertad, para hacerlo necesita también límites que los ayuden a ubicarse en el mundo. Ni un marco demasiado rígido, ni la libertad total, que siente como abandono y despreocupación por parte de los padres, ayudan al adolescente en la búsqueda del equilibrio y la madurez.
No hay recetas, no hay "adolescentes", sino éste adolescente, que es fruto de una familia, con una historia determinada que influye poderosamente en la definición de esta etapa.
Por último, y es lo que mas cuesta a los padres acostumbrados al relacionamiento niño-adulto con su hijo: debemos estar preparados para aceptar las definiciones de vida en cuanto a escala de valores, opciones políticas, culturales y sexuales de nuestros hijos. El parámetro para medir su óptimo desarrollo no es que sean lo que siempre soñamos que fueran, sino que sean felices de la forma que ellos elijan.

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