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miércoles, 6 de marzo de 2013

EL MITO DE LA CAVERNA

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El mito de la caverna -también llamado alegoría de la caverna- es una explicación metafórica, ideada por el filósofo griego Platón, sobre la situación del ser humano ante el conocimiento. A continuación os explicamos detalladamente en qué consiste.

En la narración del mito, Platón nos presenta a varios hombres prisioneros en una caverna. Al estar atados por el cuello, no pueden girar su cabeza y solo alcanzan a ver el fondo de la estancia. Detrás de ellos hay una hoguera que ilumina la cueva, y un pasillo por el que circulan hombres con todo tipo de objetos. Las sombras de estos últimos se proyectan en el fondo de la caverna, y esto es lo que ven los encadenados: proyecciones que confunden con la realidad.

El mito de la caverna da un giro cuando uno de los prisioneros es liberado, sale de su ‘prisión’ y comprueba que la realidad es otra, con un mundo de lagos, árboles, animales… Feliz con su averiguación, el prisionero liberado vuelve con sus antiguos compañeros para relatarles que fuera de la caverna se encuentra la realidad, y que lo que ven no son sino sombras.

¿Cuál es la reacción de quiénes aún permenecen en la caverna? Se ríen del liberado. Piensan que la luz le ha cegado, que por eso dice tales cosas. Para demostrar lo contrario, el citado hombre libre trata de quitar las cadenas al resto, pero estos se niegan y amenazan con matarle.

El mito de la caverna de Platón pretende afirmar que muchos vivimos cómodos en el engaño, cuando hay una realidad ahí afuera esperándonos.

La Alegoría de la caverna —también conocida por el nombre de Mito de la caverna— está mucho más cerca de ser una

Se trata de una explicación

Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas.

 

Continúa la narración contando lo que ocurriría si uno de estos hombres fuese liberado y obligado a volverse hacia la luz de la hoguera, contemplando, de este modo, una nueva realidad. Una realidad más profunda y completa ya que ésta es causa y fundamento de la primera que está compuesta sólo de apariencias sensibles. Una vez que ha asumido el hombre esta nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de la caverna a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad exterior (hombres, árboles, lagos, astros, etc. identificados con el mundo inteligible) fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación vuelva a ser obligado a ver directamente "el Sol y lo que le es propio",[5] metáfora que encarna la idea de Bien.

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