¿Llegó el momento en que su hijo va a comenzar sus estudios secundarios?
Si es así, analicemos el papel que usted, como madre, debe desempeñar Hay varías actitudes extremas por parte de los padres que impiden una total realización de los hijos.
Una es la de inculcarle la profesión que hubieran deseado para ellos. Por ejemplo, un madre que soñaba en su juventud con ser abogada y que por cualquier motivo tuvo que elegir otra. A esta señora, quizás le quedó la esperanza de que si no pudo realizar sus deseos, su hijo sí podrá
Sus intenciones son buenas, pero por supuesto que está en un error. Lo más posible es que la carrera con que ella soñó no es la misma que con la que sueña su hijo. Si éste la obedece ciegamente, sería raro que llegara a ser un buen profesional.
Una madre no debe pensar tampoco en la carrera que más ganancias le proporcionará a su hijo en un futuro. Recuerde que lo que elija será para el resto de su vida. El trabajo abarcará casi la mitad de su tiempo; y ¿qué hará ganando mucho dinero si en el fondo se siente descontento y frustrado? No importa la carrera u oficio que sea. Puede ser albañil, carpintero, maestro, abogado, médico, artista. Lo importante es que se sienta motivado e interesado por ella para que pueda rendir al máximo ¡y sentirse realizado.
Otro caso es el de aquellos padres que por un simple orgullo personal o para que el hijo continúe la línea familiar, le plantean que determinada carrera es la única que vale la pena y la que ellos están dispuestos a costear. ¡Otro grave error!
Existen también los padres que no se preocupan en lo absoluto y dejan que el hijo decida solo. En realidad es el joven el que tiene que elegir y decir la última palabra, pero son usted y su esposo los que deben sentarse con él a discutir si verdaderamente ésa es la carrera de su vocación.
La adolescencia se caracteriza mucho por el poder de imitación. A esta edad, los jóvenes tienden a imitar a un amigo o a otra persona mayor que ellos admiren mucho.
Con esto hay que ser muy cuidadoso. Ambos padres deben analizar detenidamente la personalidad del hijo y discutir con él hasta comprobar si la carrera que ha escogido no responde a un intento por imitar a otro.
Lo importante es que sea un buen profesional y esto depende en la mayoría de los casos, del momento de la decisión. Una vez que sean adultos, le será muy difícil cambiar de especialidad y comenzar nuevos estudios.
Una vez que hayan llegado a un acuerdo y que el joven haya hecho una elección certera, háblele, sin quitarle la ilusión, de los beneficios y obstáculos que encontrará en ese oficio. Es muy importante que estén orientados para que más tarde no se sientan frustrados.
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