Los estereotipos, son un conjunto de creencias sobre los atributos asignados a un determinado grupo social, son modelos de conducta que se convierten en esquemas profundamente arraigados en nuestras mentalidades al punto que los adoptamos como parte de la naturalidad humana.
El primer proceso que lleva a la aparición de estereotipos es el simple acto perceptivo de la categorización, que significa, colocar en un grupo a un objeto, persona, animal o estímulo. La categorización es un proceso cognitivo básico y automático que cumple una enorme función de adaptación en nuestros esfuerzos por afrontar un mundo complejo. Catalogamos a las personas en grupos, por sexo, raza, edad, ocupación y muchas otras categorías. Este proceso es automático y damos por hecho que la totalidad del grupo comparte ciertas características peculiares. Por desgracia, estas simplificaciones son inexactas con la mayor parte de los grupos humanos.
La categorización de personas en grupos tiene algunas consecuencias cognitivas inmediatas e importantes. Una es que magnifican o acentúan las diferencias entre los individuos que forman parte de grupos diferentes, por este motivo pensamos que personas de grupos diferentes son tan diferentes entre sí. Ejemplo de esto es la película “Una clase dividida”, donde los niños ya tienen creados unos estereotipos hacia la gente de color, que luego se aplican a ellos mismos, por tener los ojos de color diferente.
Los estereotipos ejercen poderosos efectos en nuestro pensamiento sobre los otros, ya que implican generalizaciones sobre las características típicas o predominantes de los miembros de diversos grupos sociales, sugiriendo que todos los miembros de estos grupos poseen ciertos rasgos. Los estereotipos, en parte, se corresponden con la realidad, lo que sucede, y esta es una de las características, es que tienden a exagerarla, bien sea en el adjetivo que se aplica o bien en la cantidad. Ejemplo: cuando decimos que los andaluces son muy alegres, puede que sea cierto, pero no tanto como hemos expresado. O, los andaluces son unos gandules, evidentemente, aunque generalicemos, no son todos.
Otra de las características de los estereotipos es su gran resistencia al cambio, ya que, incluso pasan de generación en generación. Además, los estereotipos generan expectativas que no se modifican a pesar de disponer de más información. Ejemplo: una niña que en el colegio, en vez de gustarle jugar con sus amigas, juega con los niños al futbol, seguramente habría niños y niñas que se meterían con ella y la harían sentir desplazada. Una de las principales funciones de los estereotipos sociales es la función cognitiva de sistematizar y simplificar el entorno así como de predecir conductas, simplifican y ordenan nuestro medio social, cosa que facilita una comprensión más coherente del mismo, nuestra adaptación e incluso su predicción, al mismo tiempo que ahorramos esfuerzo analítico y tiempo.
Los estereotipos codifican nuestras reacciones con la gente y nuestras ideas sirven para construir y a la vez reforzar un sistema de convenciones sociales que presentamos y utilizamos. De este modo también los utilizamos para justificar o racionalizar nuestra conducta en relación a la categoría que representa, es decir, sirve para justificar nuestro acogimiento o rechazo de un grupo.
Otra función de los estereotipos es la motivacional, de representación y preservación de importantes valores sociales, es decir, atribuir una característica mala a alguien para resaltar una buena característica nuestra. También existen las funciones grupales, la primera de ellas, la función explicativa, en la que los estereotipos contribuyen a la creación y mantenimiento de creencias grupales que son utilizadas para explicar determinados hechos. Ejemplo: “hay crisis porque hay mucha gente de fuera”.
La función justificadora, se da al utilizarse los estereotipos para crear y mantener creencias grupales que son aprovechadas para justificar diversas formas de acción colectiva. Ejemplo: “la mujer debe estar en su casa y no en el bar”.
Por último, cabe nombrar la función de distinción positiva intergrupal, la tendencia a diferenciar de manera positiva el propio grupo de otros grupos. Los estereotipos facilitan la identidad social, la integración grupal y el ajuste de unas normas sociales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario