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viernes, 1 de marzo de 2013

Tecnología de la enseñanza



Skinner desarrolló su “máquina de enseñanza” en 1958, basada en un modelo previo de Pressey, pero con notables cambios. Por un lado, la máquina presentaba información y textos que leyera el alumno, y por otro el alumno debía componer su respuesta escribiendo, es decir, no meramente señalar o seleccionar una respuesta ya dada. Además, la máquina presentaba las tareas para aprender en pequeños pasos progresivos, diseñados en una secuencia programada de lo más fácil a lo más difícil. Se utilizaban los principios de reforzamiento diferencial, moldeamiento progresivo, análisis de tareas, ayuda y desvanecimiento, aprendizaje-sin-error, etc., conceptos todos ellos utilizados posteriormente en la enseñanza más habitual.

En una máquina utilizada para enseñar ciencias naturales (en la foto), los textos con preguntas y respuestas estaban escritos en un disco, colocado dentro de la caja, a través de una pequeña ventana el alumno podía leer y ver la pregunta, escribía la respuesta en un lateral de otra ventana, y giraba el disco que hacía aparecer la respuesta correcta. Al avanzar el mecanismo, la respuesta escrita por el alumno ya estaba cubierta y no podía cambiarla. Posteriormente el profesor verificaba las respuestas, y si había errores presentaba de nuevo el mismo material de estudio, sólo cuando se superaba esa lección el alumno podía poner el siguiente disco, y ser reforzado por su progreso.Con esas experiencias, Skinner publicó su libro "Tecnología de la Enseñanza" (1968) con la idea de aplicar los principios de conducta para mejorar el proceso de enseñanza escolar. Otros autores desarrollaron posteriormente muchos de esos principios en la enseñanza de niños con retraso, la escuela primaria, secundaria y también en la universidad. Entre esos principios se encuentra el de "Enseñanza Programada", que consiste en la elaboración de un texto para aprender de forma autónoma por el alumno, pero programado de forma tal que haya contingencias de reforzamiento inmediatas sobre cada nuevo concepto aprendido, y que el proceso de aprendizaje de produzca de forma gradual, de más sencillo a más difícil.´


Muchos de los cursos actuales por ordenador o por Internet siguen estos mismos principios. El texto está previamente programado, pero el alumno no puede ir a cualquier parte del texto, sino que ha de seguir los pasos predeterminados, y ha de contestar a preguntas y demostrar que ha asimilado los conceptos anteriores; y además el programa presenta reforzamiento positivo sobre los avances conseguidos en cada capítulo. La dificultad está en el profesor que realiza esa programación, puesto que ha de estructurar los contenidos, dividir en etapas cada contenido, analizar las tareas en cada concepto, imaginar formas de comprobar la asimilación de ese contenido, y de reforzar positivamente cada nuevo concepto.

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