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jueves, 7 de marzo de 2013

Fases del desarrollo del lenguaje en el niño


A los cinco años, el pequeño está listo para la escuela



Desarrollo lenguaje niño hasta 18 meses Primer semestre. Balbuceo no imitativo
Segundo semestre. Balbuceo imitativo prelingüístico. Imita los sonidos de la lengua materna.
12 meses. Decodifica una decena de palabras. Emite bisílabos y sus primeras palabras.
18 meses. Utiliza jerga y alrededor de 50 palabras. Periodo de palabra-frase: una misma palabra puede tener varios significados, así como valor de frase.
Desarrollo lenguaje niño hasta cuatro años 24 meses. Llega a comprender unas 500 palabras; comprende igualmente frases sencillas de una sola proposición y comienza a construir frases
24-36 meses. Empieza a comprender interrogaciones y adjetivaciones y frases de 2- 3 proposiciones. A los 30 meses utiliza pronombres (yo, tú, mío).
A partir de los 36 meses. Comprende relatos cortos referentes a la vida cotidiana.
Desarrollo lenguaje niño hasta seis años Tres y cuatro años. Utiliza frases de estructura gramatical simple, con verbos en imperativo y presente de indicativo y algo más tarde en infinitivo y pretérito. En este momento se dan las dislalias fisiológicas y los procesos de simplificación fonológica. Después del cuarto año la madurez fonológica está cercana a la del adulto.
Cinco y seis años. El niño puede adquirir correctamente el aprendizaje escolar. Utiliza verbos en futuro, condicional y subjuntivos, así como adverbios, preposiciones y conjunciones. Es capaz de usar frases complejas subordinadas.

Diagnóstico de disfasia o trastorno del desarrollo del lenguaje

El hecho de que en la práctica diaria se llegue al diagnóstico de disfasia (trastorno específico del desarrollo del lenguaje) por exclusión de todas las posibles causas, tanto patológicas como socioculturales que pueden interferir en la adquisición del lenguaje, da idea del gran desconocimiento que seguimos teniendo sobre esta cuestón.
Recordemos que en condiciones normales, la fonología ha terminado su maduración a los cuatro años y la morfosintaxis, a los seis. Es importante el detenerse a explorar el lenguaje del pequeño y esto requiere tiempo para poder establecer un diagnóstico certero. Este primer paso nos va a orientar para un correcto manejo del paciente, tanto frente a la actuación médica, como al pronóstico.
Es importante tener claro que, no existe un marcador biológico de estos trastornos. Las aportaciones de las nuevas técnicas de imagen funcional, no son aplicables de modo habitual en la práctica diaria. Se trata de líneas de trabajo en el campo de la investigación, y aún estamos lejos de llegar a interpretar correctamente la información que nos ofrecen y su aplicación a la rehabilitación cognitiva del trastorno.
Se llega al diagnóstico de trastorno específico del desarrollo del lenguaje (TEDL) tras excluir entre otros, factores patológicos que lo expliquen. Aquí es donde tiene sentido contemplar el discutido tema de los exámenes complementarios: al diagnóstico de disfasia no se llega con exámenes complementarios. Pero éstos deben ser contemplados con el fin de excluir otras enfermedades del niño.
En la valoración del tipo de trastorno del lenguaje hay que contemplar la expresión y la comprensión. Ambas pueden estar afectadas, y este es el tipo de trastorno mas frecuente, pero puede predominar la alteración de uno de los componentes del lenguaje y estar otros preservados. Por ello, la evaluación debe contemplar tanto la expresión con sus aspectos de pronunciación (fonético-fonológicos), como de contenido del discurso (semántica), así como del tipo y uso del discurso (pragmática), además de la calidad de la comprensión. Esto implica una exploración larga y detallada que debe ser llevada a cabo por logopedas, maestros en audición y lenguaje y en definitiva por expertos en valoración y desarrollo de trastornos del lenguaje.

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