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jueves, 7 de marzo de 2013

La comunicación no verbal en el niño


La estimulación sobre todos los sentidos refuerza el lenguaje del bebé



El desarrollo de la comunicación tiene dos aspectos relevantes en el desarrollo del bebé y del niño pequeño: por un lado la comunicación no verbal, que es la primera que se va adquiriendo de forma interactiva y por otro la comunicación verbal, que se va adquiriendo paulatinamente con la interacción auditiva con los padres. Tanto es así, que los niños en los primeros meses de vida son capaces de distinguir diferentes tonos lingüísticos. Los bebés no pueden hablar, por lo que la comunicación no verbal es su única arma para conseguir interaccionar con el adulto

Cómo es la comunicación en el bebé

comunicación no verbal en el niño
Mediante la comunicación no verbal, los bebés son capaces llamar la atención, de expresar sus necesidades básicas y también sus emociones.

Los gestos y sonidos revelan estados de ánimo, reclaman atención, mantienen el contacto interpersonal, o avisan de trastornos y desajustes.

Esta capacidad innata se va desarrollando y se perfecciona conforme se hace más compleja la propia experiencia personal. Sólo la maduración y el aprendizaje permiten que posteriormente se asocien determinadas expresiones con palabras, acciones y emociones concretas.
Uno de los medios que utiliza el bebé o el niño para comunicarse es la expresión facial. ¿Cómo? Mediante un sistema de signos, movimientos oculares, labiales o faciales, que el niño en su proceso de maduración va organizando hasta llegar a darles una unidad. Existen muchos signos faciales que los padres deben tener en cuenta a la hora de comunicarse con sus hijos
La expresión de la cara será clave en lo que el niño quiere transmitir. Por ejemplo, si el bebé muestra sorpresa, elevará las cejas, los ojos se abrirán, la boca se quedará abierta, el párpado superior subirá y la mandíbula se quedará caída. Sin embargo, si refleja alegría, se elevarán las mejillas, se desplazará la comisura de los labios, se entrecerrarán los ojos...

Mirar al bebé a la cara

Con esto queremos animar a los padres a una forma de comunicación en la que la expresión facial es básica en su relación con su hijo. En este sentido ante cualquier comunicación con los hijos los padres tienen que estar de frente, cara a cara ante cualquier situación y a la menor oportunidad.

Sonrisa "interactiva"

Desde la perspectiva de la comunicación no verbal la sonrisa es clave por lo que estimular al niño a sonreír y reaccionar a su sonrisa es uno de los elementos más importantes en la comunicación.

La música y el canto ayudan

el canto y la música (muchos padres que les gusta poner música de Vivaldi y o de Mozart para sus hijos) serán determinantes en la maduración cerebral de los procesos de la futura comunicación verbal, en este sentido si el bebé emite "gorgoreos" o vocalizaciones, reaccione ante ellas y trate de interaccionar con el de la misma forma y de repetir los sonidos que el bebé produce.

Modular la voz

A medida que el niño va creciendo, los padres no deben abandonar estas dos formas de comunicación con el mismo, de hecho deberían hablarle siempre de frente a la cara o cerca del oído. Deben utilizar diferentes tonos de voz, de ritmos y desde distintos lugares: cerca, lejos, de un lado, del otro, de frente.

Sonajero, aliado del desarrollo

La utilización de sonajeros será muy importante para la mejora y maduración de las áreas auditivas cerebrales. Con el fin de que el niño mejore las distancias de los sonidos utilicen los sonajeros a diferentes distancias (a partir de 30 o 40 centímetros). Siempre hay que utilizar los ojos, las expresiones faciales acompañando al sonajero, en este sentido los padres deben utilizarlos frente al bebé a la altura de sus ojos; lo mismo que cuando los padres le hablan o sonríen; esto es una forma de estimular la comunicación no verbal.

Consejos para padres: usar todos los sentidos

No deben olvidar los padres que en la comunicación no verbal el utilizar sistemas multisensoriales que integren los diferentes sentidos es un método de estimulación global cerebral que favorece la maduración cerebral.
En este sentido es aconsejable que los padres utilicen simultáneamente la vista, la audición, el tacto, el gusto y el olfato, sobre todo los tres primeros, para estimular e interaccionar con su bebé. Un ejemplo: cuando el bebé comienza a hacer gorgoritos o balbucea, lleve su manita a la cara, boca o al cuello para que sienta los diferentes movimientos faciales, labiales o guturales mientras gorgorea.
El niño simultáneamente gorgoreará o balbucirá, oirá sus propios sonidos y tendrá sensaciones táctiles de los mismos. Si utiliza un sonajero, hágalo frente y cerca del niño para que lo pueda ver y también tocar a la vez; si utiliza objetos cotidianos que después el niño puede utilizar, como por ejemplo, los objetos cotidianos que se encuentran en la casa, conseguirá integrar a la vez procesos visuales, auditivos, táctiles e instrumentales. El estimular al bebé o al niño a imitar voces o ruidos de los animales domésticos –como el perro o el gato- favorece también el proceso multisensorial de maduración cerebral.

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