Mientras en la ortografía de las letras
no puede hablarse de reglas exactas, en la ortografía del acento las reglas no
dejan lugar a la arbitrariedad. Para establecer estas reglas es necesario
recordar primero un serie de conceptos básicos: qué es el acento, qué palabras
son átonas y cuáles tónicas, etc.
Se llama acento prosódico o de
intensidad a la mayor fuerza de voz con que se pronuncia una sílaba en relación
con las contiguas. La sílaba así destacada se llama acentuada o tónica,
mientras que las otras, por contraste, serán inacentuadas o átonas. En la
palabra ma-ce-ta, la sílaba tónica, la que más suena, es la segunda, mientras
que las otras dos restantes, pronunciadas más débilmente, son átonas. En me lo
dio, la sílaba tónica es la última (dio), mientras que las contiguas son
átonas.
Si bien consideradas aisladamente todas
las palabras tienen acento prosódico, cuando forman parte de la cadena hablada
algunas parecen perderlo. En el ejemplo anterior pronunciamos las tres palabras
como si fueran una sola (melodió), gracias a que las dos primeras, por
pronunciarse con menos fuerza, parece que se apoyan en el verbo y que forman
con él un grupo de sonidos. Semejante fenómeno permite clasificar las palabras
de la cadena hablada en tónicas y en átonas. Esta división está relacionada en
gran medida con la categoría gramatical de las palabras y con sus posibilidades
para formar enunciados por sí solas. El pronombre tú es tónico, puede aparecer
como única palabra de un enunciado (¡tú!); en cambio, te, también pronombre
personal, por ser átono, tiene que tener siempre una función complementaria y
depender de otra palabra (de un verbo en su caso): Te vi, Te lo di, etc.)
Son palabras normalmente inacentuadas o
átonas: los artículos (el, la,lo…), las preposiciones (a, de, por, en…), varias
conjunciones (y, e, ni, que…), los posesivos que preceden al nombre (mi, tu,
su…), algunos pronombres (me, te, se, lo, la…), los relativos 8que, quien,
como, donde, cuando…), unos pocos adverbios (tan, aún…), ciertos nombres de
tratamiento (don, san, fray…), los primeros elementos, nominales o adjetivos,
de las expresiones vocativas (¡Señor López!, ¡Mala madre!...), etc.
Las palabras átonas, como decimos, no
pueden aparecer aisladamente; necesitan apoyarse en las palabras vecinas, en
dámelo formamos con las tres palabras una sola compuesta por ser los dos
pronombres (me y lo) palabras átonas que necesitan la contigüidad de una tónica
al ser pronunciadas. O en te lo da (pronunciación telodá).
Lo mismo ocurre con el artículo en los
hombres (loshombres) o con la preposición y el posesivo en Para tu hermana
(paratuhermana).
Tomadas por separado, todas las
palabras, incluso las habitualmente átonas, tienen acento de intensidad. Tanto
en la preposición para como en el adverbio relativo cuando, por ejemplo,
encontramos una sílaba tónica y otra átona; en ambas el acento de intensidad
recae en la primera sílaba.}
El acento de intensidad no tiene una
posición fija en español. Si entendemos a las palabras término, termino,
terminó, advertiremos que el acento prosódico puede recaer sobre cualquiera de
las sílabas de una palabra, aunque no siempre
se represente en la escritura. Su representación (el acento ortográfico)
obedece a una serie de reglas que dependen del lugar que ocupa la sílaba tónica
dentro de la palabra.
Se llama acento ortográfico a la tilde
(´) que sirve para marcar la posición del acento de intensidad de algunas
palabras. Esta tilde, colocada siempre sobre una vocal, tiene un valor
distintivo en la escritura. Gracias a ella distinguimos entre público
(´conjunto de personas´), publico y publicó (formas del verbo publicar, ´poner
algo en conocimiento del público´). Si alteramos el acento de una palabra el
resultado puede ser desconcertante para nuestro interlocutor. De ahí la doble
necesidad de determinar con claridad dónde recae el acento de intensidad en una
palabra y de asimilar correctamente las normas en la comunicación escrita.
Las palabras, según el lugar que ocupa
en ellas la sílaba tónica, pueden clasificarse en agudas, llanas y esdrújulas.
Las agudas u oxítonas tienen el acento de intensidad en la última sílaba
(cantar, razón, sofá); las llanas o paraxítonas en la penúltima (silla, árbol,
maceta) y las esdrújulas o proparaxítonas en la antepenúltima (caótico,
lágrima, cárceles). En el caso de que por unión de dos o más palabras (verbos
seguidos de pronombres átonos) el acento tónico recaiga sobre la sílaba
anterior a la antepenúltima o preantepanúltima, la palabra así formada se
llamará sobresdrújula (corrígemelo, estúdiatelo, recomiéndasela).
Como el lugar del acento prosódico en
las palabras formadas por varias sílabas puede variar, su representación en la
escritura –para no acentuarlas todas ni hacerlo arbitrariamente- está regulada
de manera práctica. Mientras que en las palabras esdrújulas (tarántula,
público, cántaro) y sobresdrújulas (espaciándoselo, publícaselo, tómatela) se
representa siempre el acento de intensidad mediante la tilde (son las palabras
menos frecuentes), en las agudas (bondad, añadió, cantar) y en las llanas
(arboleda, fértil, estreno) no ocurre lo mismo, según ponen en evidencia los
ejemplos anteriores y confirman las reglas que vamos a estudiar.
Todas las palabras por una sola sílaba
(monosílabas) son, lógicamente, agudas y, por regla general, no se acentúan
gráficamente. Si algunos monosílabos llevan tilde es para distinguirlos de
otras palabras de igual sonido que pertenecen a categorías gramaticales diferentes
(¿Te acuerdas de cuando tomábamos té con menta?). La diferencia de significado
entre te, pronombre referido al oyente, y té, -infusión-, está marcada en la
escritura por una tilde.
Cuando en una palabra aparece un
conjunto de dos o tres vocales consecutivas, se producen ciertos fenómenos
prosódicos que pueden repercutir en las reglas de acentuación. (De las cinco
vocales españolas, tres son fuertes y abiertas –a, e. o-, y dos cerradas y
débiles –i, u-.)
Se llama diptongo a la combinación de
dos vocales contiguas pronunciadas en un solo golpe de voz. Para que puedan
formar un diptongo es necesario que las dos sean ´débiles (viudo, fluido) o que
siendo una fuerte y la otra débil la fuerza de pronunciación (el acento de
intensidad) no recaiga sobre la débil (amáis, cauta, peine, rueda, viejo). La h
intercalada ni impide ni facilita la formación de diptongo: en ahumado, hay
diptongo entre la a y la u; en tahúr, no.
Se llama triptongo a la combinación de
tres vocales contiguas pronunciadas en un solo golpe de voz. Para que puedan
formar triptongo es necesario que siendo la primera y la tercera débiles y la
de en medio fuerte, la fuerza de voz no recaiga sobre ninguna de las dos
débiles (apreciáis, vaciéis, dioico, cacahuey, Uruguay).
Se llama hiato a la separación en
sílabas distintas de vocales que se encuentran juntas en una palabra. Se
produce hiato si hay dos vocales son abiertas (hé-ro-e, ca-os. O-cé-a-no), si
el acento de intensidad recae en la vocal cerrada (pú-a, día, o-ías) o si una
débil sin ser tónica se fortalece y se pronuncia separada de la contigua, sea
ésta abierta (gui-ón, tru-hán, ri-ó) o también cerrada (ru-in, hu-í, ti-i-ta).
Finalmente, cabe recordar que como el
uso del acento gráfico depende básicamente de la posición de la sílaba tónica dentro
de la palabra, se escribirán con acento todas las palabras que tengan que
llevarlo, independientemente de la circunstancia de que vayan escritas en
mayúsculas o en minúsculas (acentuaremos igual FERNÁNDEZ que Fernández).
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