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domingo, 3 de marzo de 2013

La acentuación

Mientras en la ortografía de las letras no puede hablarse de reglas exactas, en la ortografía del acento las reglas no dejan lugar a la arbitrariedad. Para establecer estas reglas es necesario recordar primero un serie de conceptos básicos: qué es el acento, qué palabras son átonas y cuáles tónicas, etc.



Se llama acento prosódico o de intensidad a la mayor fuerza de voz con que se pronuncia una sílaba en relación con las contiguas. La sílaba así destacada se llama acentuada o tónica, mientras que las otras, por contraste, serán inacentuadas o átonas. En la palabra ma-ce-ta, la sílaba tónica, la que más suena, es la segunda, mientras que las otras dos restantes, pronunciadas más débilmente, son átonas. En me lo dio, la sílaba tónica es la última (dio), mientras que las contiguas son átonas.

Si bien consideradas aisladamente todas las palabras tienen acento prosódico, cuando forman parte de la cadena hablada algunas parecen perderlo. En el ejemplo anterior pronunciamos las tres palabras como si fueran una sola (melodió), gracias a que las dos primeras, por pronunciarse con menos fuerza, parece que se apoyan en el verbo y que forman con él un grupo de sonidos. Semejante fenómeno permite clasificar las palabras de la cadena hablada en tónicas y en átonas. Esta división está relacionada en gran medida con la categoría gramatical de las palabras y con sus posibilidades para formar enunciados por sí solas. El pronombre tú es tónico, puede aparecer como única palabra de un enunciado (¡tú!); en cambio, te, también pronombre personal, por ser átono, tiene que tener siempre una función complementaria y depender de otra palabra (de un verbo en su caso): Te vi, Te lo di, etc.)

Son palabras normalmente inacentuadas o átonas: los artículos (el, la,lo…), las preposiciones (a, de, por, en…), varias conjunciones (y, e, ni, que…), los posesivos que preceden al nombre (mi, tu, su…), algunos pronombres (me, te, se, lo, la…), los relativos 8que, quien, como, donde, cuando…), unos pocos adverbios (tan, aún…), ciertos nombres de tratamiento (don, san, fray…), los primeros elementos, nominales o adjetivos, de las expresiones vocativas (¡Señor López!, ¡Mala madre!...), etc.

Las palabras átonas, como decimos, no pueden aparecer aisladamente; necesitan apoyarse en las palabras vecinas, en dámelo formamos con las tres palabras una sola compuesta por ser los dos pronombres (me y lo) palabras átonas que necesitan la contigüidad de una tónica al ser pronunciadas. O en te lo da (pronunciación telodá).

Lo mismo ocurre con el artículo en los hombres (loshombres) o con la preposición y el posesivo en Para tu hermana (paratuhermana).

Tomadas por separado, todas las palabras, incluso las habitualmente átonas, tienen acento de intensidad. Tanto en la preposición para como en el adverbio relativo cuando, por ejemplo, encontramos una sílaba tónica y otra átona; en ambas el acento de intensidad recae en la primera sílaba.}

El acento de intensidad no tiene una posición fija en español. Si entendemos a las palabras término, termino, terminó, advertiremos que el acento prosódico puede recaer sobre cualquiera de las sílabas de una palabra, aunque no siempre  se represente en la escritura. Su representación (el acento ortográfico) obedece a una serie de reglas que dependen del lugar que ocupa la sílaba tónica dentro de la palabra.

Se llama acento ortográfico a la tilde (´) que sirve para marcar la posición del acento de intensidad de algunas palabras. Esta tilde, colocada siempre sobre una vocal, tiene un valor distintivo en la escritura. Gracias a ella distinguimos entre público (´conjunto de personas´), publico y publicó (formas del verbo publicar, ´poner algo en conocimiento del público´). Si alteramos el acento de una palabra el resultado puede ser desconcertante para nuestro interlocutor. De ahí la doble necesidad de determinar con claridad dónde recae el acento de intensidad en una palabra y de asimilar correctamente las normas en la comunicación escrita.

Las palabras, según el lugar que ocupa en ellas la sílaba tónica, pueden clasificarse en agudas, llanas y esdrújulas. Las agudas u oxítonas tienen el acento de intensidad en la última sílaba (cantar, razón, sofá); las llanas o paraxítonas en la penúltima (silla, árbol, maceta) y las esdrújulas o proparaxítonas en la antepenúltima (caótico, lágrima, cárceles). En el caso de que por unión de dos o más palabras (verbos seguidos de pronombres átonos) el acento tónico recaiga sobre la sílaba anterior a la antepenúltima o preantepanúltima, la palabra así formada se llamará sobresdrújula (corrígemelo, estúdiatelo, recomiéndasela).

Como el lugar del acento prosódico en las palabras formadas por varias sílabas puede variar, su representación en la escritura –para no acentuarlas todas ni hacerlo arbitrariamente- está regulada de manera práctica. Mientras que en las palabras esdrújulas (tarántula, público, cántaro) y sobresdrújulas (espaciándoselo, publícaselo, tómatela) se representa siempre el acento de intensidad mediante la tilde (son las palabras menos frecuentes), en las agudas (bondad, añadió, cantar) y en las llanas (arboleda, fértil, estreno) no ocurre lo mismo, según ponen en evidencia los ejemplos anteriores y confirman las reglas que vamos a estudiar.

Todas las palabras por una sola sílaba (monosílabas) son, lógicamente, agudas y, por regla general, no se acentúan gráficamente. Si algunos monosílabos llevan tilde es para distinguirlos de otras palabras de igual sonido que pertenecen a categorías gramaticales diferentes (¿Te acuerdas de cuando tomábamos té con menta?). La diferencia de significado entre te, pronombre referido al oyente, y té, -infusión-, está marcada en la escritura por una tilde.

Cuando en una palabra aparece un conjunto de dos o tres vocales consecutivas, se producen ciertos fenómenos prosódicos que pueden repercutir en las reglas de acentuación. (De las cinco vocales españolas, tres son fuertes y abiertas –a, e. o-, y dos cerradas y débiles –i, u-.)

Se llama diptongo a la combinación de dos vocales contiguas pronunciadas en un solo golpe de voz. Para que puedan formar un diptongo es necesario que las dos sean ´débiles (viudo, fluido) o que siendo una fuerte y la otra débil la fuerza de pronunciación (el acento de intensidad) no recaiga sobre la débil (amáis, cauta, peine, rueda, viejo). La h intercalada ni impide ni facilita la formación de diptongo: en ahumado, hay diptongo entre la a y la u; en tahúr, no.

Se llama triptongo a la combinación de tres vocales contiguas pronunciadas en un solo golpe de voz. Para que puedan formar triptongo es necesario que siendo la primera y la tercera débiles y la de en medio fuerte, la fuerza de voz no recaiga sobre ninguna de las dos débiles (apreciáis, vaciéis, dioico, cacahuey, Uruguay).

Se llama hiato a la separación en sílabas distintas de vocales que se encuentran juntas en una palabra. Se produce hiato si hay dos vocales son abiertas (hé-ro-e, ca-os. O-cé-a-no), si el acento de intensidad recae en la vocal cerrada (pú-a, día, o-ías) o si una débil sin ser tónica se fortalece y se pronuncia separada de la contigua, sea ésta abierta (gui-ón, tru-hán, ri-ó) o también cerrada (ru-in, hu-í, ti-i-ta).

Finalmente, cabe recordar que como el uso del acento gráfico depende básicamente de la posición de la sílaba tónica dentro de la palabra, se escribirán con acento todas las palabras que tengan que llevarlo, independientemente de la circunstancia de que vayan escritas en mayúsculas o en minúsculas (acentuaremos igual FERNÁNDEZ que Fernández).

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