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viernes, 8 de marzo de 2013


LA GUERRA DE 1847

 

La guerra de 1847 se convirtió en una cadena de derrotas sangrientas a pesar de la resistencia de los mexicanos que, por ejemplo, resistieron durante dos días el ataque de los estadounidenses en la Angostura.

Después de las batallas de Churubusco y Padierna, el general Scott y sus tropas estaban en las puertas de la Ciudad de México. Para ganar tiempo y preparar la defensa, Santa Anna aceptó un armisticio y nombró a cuatro comisionados para que negociaran la paz. Las pláticas fracasaron y las tropas estadounidenses continuaron su avance venciendo a los mexicanos en Molino del Rey y Chapultepec. Así, el 14 de septiembre de aquel año, los habitantes de la capital del país despertaron cuando la ciudad comenzaba a ser ocupada y se aprestaron para su defensa. A pesar del heroísmo, sus acciones fueron en vano.

Sin un gobierno estable, el país corría el riesgo de desaparecer: gran parte de su territorio estaba ocupado por los invasores. Por fortuna, los británicos intervinieron y convencieron al gobierno estadounidense para que negociara la paz.

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