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miércoles, 6 de marzo de 2013

TEORÍAS PEDAGÓGICAS


LA ESCUELA DE CHICAGO
La sociología de Chicago, se caracteriza por desarrollar una investigación de carácter empírico, que en su tiempo va a marcar un vuelco en el impacto que debe tener dicho tipo de investigación en la sociedad. Se separa de la investigación tradicional moralista y alejada de la realidad, e intenta producir conocimientos de un mayor valor científico, útiles para la toma de decisiones relacionados con la solución de problemas sociales concretos. Se trata de una sociología urbana, que desarrolla una serie impresionante de estudios, íntimamente ligados a problemas confrontados por la ciudad de Chicago, en una época en que la delincuencia y otras graves dificultades, hacen mella en una ciudad de un crecimiento desproporcionado, poblada por miles de inmigrantes venidos de todas partes del mundo. Este interés por investigar el fenómeno social urbano a partir de la observación participante del investigador, totalmente involucrado con el medio social donde se genera, va a ejercer una influencia significativa en el progreso de algunos métodos originales de investigación que la sociología contemporánea va a desarrollar. La Escuela de Chicago, promueve la utilización de procedimientos con fines científicos, como la utilización de documentos personales, la explotación de fuentes documentales diversas y el trabajo de campo sistemático como instrumentos para la interpretación de aspectos de la realidad social en la búsqueda de la aproximación científica. Cuando en la actualidad nos acercamos al paradigma interpretativo que orienta la perspectiva de investigación cualitativa, siempre es conveniente indagar donde están los orígenes de estas proposiciones epistemológicas. Es evidente que en la medida en se conozca mejor sus puntos de apoyo filosóficos e históricos, los métodos adquieren un sentido diferente sobre una base más sólida. Es por eso que al aproximarnos a algunos fundamentos ideológicos que influyeron en la Escuela de Chicago, como: El Pragmatismo (Dewey) y el Interaccionismo Simbólico (Mead y Blumer). El análisis de sus preceptos fundamentales sirve para hacernos comprender mejor las tendencias actuales que orientan la Etnosociología.
Morgan hacia 1850, realiza un estudio sobre los indios iroqueses en Estados Unidos. El interés por el estudio de estas sociedades, va a motorizar muchas iniciativas que impulsan el desarrollo de nuevas expectativas y visiones, sobre cómo enfrentar las interrogantes que presenta la interacción del investigador con el objeto de la investigación. Es importante destacar en este instante, que al hablar de etnología nos referimos al estudio sistemático de los hechos tal y como aparecen. Se trata de la búsqueda del fenómeno social para describirlo, interpretarlo y comprenderlo. Por otra parte la etnografía trata de percibir como los seres humanos interactúan en diferentes situaciones, ¿Por qué actúan? ¿Cómo lo hacen? La aproximación etnográfica, por ejemplo, permite estudiar de una manera cualitativa la forma como los seres humanos interactúan para construir la realidad. Esto a partir de etnométodos, los cuales se apoyan en el principio de considerar que los hechos sociales no son una realidad objetiva externa a nosotros. Ellos son realizaciones prácticas, construidas localmente y constituyen el producto de la actividad continua de los hombres, que ponen de manifiesto su forma de hacer las cosas, sus procedimientos, sus reglas de conducta y otras manifestaciones cotidianas. Es decir el individuo utiliza “etnométodos” gracias a los cuales organiza (construye) el cuadro social de sus acciones. Para el antropólogo Adam Kuper, (1988), la noción de Sociedad Primitiva que aparece entre los años 1860-1870, constituye en esos momentos, el objeto de estudio por excelencia de la antropología. La investigación sobre los orígenes físicos, lo material y lo cultural va a conducir al investigador de esa época a calificar de primitivo al hombre que vive en el arcaísmo tecnológico o cultural. Morgan (evolucionista) se ocupa de la reconstrucción hipotética y evolucionista de la sociedad primitiva como antítesis de la sociedad moderna.
Franz Boas, (1858-1942), junto con sus alumnos: (M. Mead, 1901-1978; R. Benedict 1887-1948; A. Kroeber, 1876-1960; R. Lowie, 1883-1957) proponen acentuar su visión antropológica sobre la base de una totalidad cultural, de una manera diferente a los británicos que orientan sus estudios desde una perspectiva social e institucional.
 A partir de este tipo de práctica metodológica, el investigador social comienza promover sistemáticamente su inmersión en la población estudiada. Su acción como observador participante le ubica en el centro del objeto de estudio y le aleja de las visiones omniscientes, proporcionándole una visión multidimensional de la realidad. Progresivamente el diario de la investigación, sus cuadernos de notas y las observaciones informales se convierten en elementos esenciales para el desarrollo de su trabajo. En un artículo sobre la ciudad, publicado en 1915 por Robert Ezra Park, citado por para entonces profesor de sociología en la Universidad de Chicago, escribía: Hasta aquí la antropología, la ciencia del hombre, se ha consagrado al estudio de los pueblos primitivos. Sin embargo, el hombre civilizado es un objeto de estudio también interesante, sin contar que es más fácil de observar y estudiar. Los métodos de observación utilizados por antropólogos como Boas y Lowie para estudiar la vida y las costumbres de los indios de América del Norte pueden ser aplicados de una manera aun más fructífera en los estudios de las costumbres, las creencias, las prácticas sociales y las concepciones generales de la vida que reina en los barrios de la Pequeña Italia o en los barrios bajos del lado norte de Chicago.

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