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viernes, 8 de marzo de 2013

Cómo fortalecer la autoestima y facilitar el aprendizaje de los niños con deficit de atención 



Explicarle al niño/a que sus dificultades son de concentración, lo cual no significa que tenga menos capacidad intelectual o que tenga alguna “enfermedad”. Sería necesario agregar a esta explicación, la reafirmación hacia el niño/a de que todos somos diferentes.

Asimismo es importante, identificar, reconocer y validar sus intereses y fortalezas tanto en público como en privado y ofrecerle todas las oportunidades para mostrar sus habilidades frente a sus pares y a los adultos. También tener presente que, en muchas ocasiones, las conductas disruptivas los llevan a ser excluidos de actividades recreativas, culturales, que son justamente las instancias donde pueden mostrar sus habilidades, mejorar la percepción de si mismos y motivarse por participar de mejor forma en el resto de las actividades.

La organización del centro educativo, sus normativas y las actividades, deben considerar las necesidades de movimiento de los niños y niñas con hiperactividad.
El movimiento constante es una de las conductas más persistentes, y no siempre es manejable por el niño o la niña. No considerar esto en la planificación de la actividad puede ocasionar que el grupo completo pierda la concentración y el adulto, la paciencia.

Por ejemplo, si se utiliza un sistema de fichas o refuerzos por conductas, se debe considerar que las exigencias para los niños más hiperactivos deberán ser distintas. Si se utiliza como símbolo una “cara triste” cada vez que los niños o niñas no respetan su turno o se desplazan por la sala durante una actividad, los niños/as con más dificultades en este ámbito, tendrán rápidamente muchas “caritas tristes” que sólo los desmotivarán. Sería más conveniente reforzar en cambio, con una “carita alegre” cada vez que logra mantenerse
en su puesto o no deambular por la sala en un corto período, esto no sólo aumentará la motivación del niño o niña por lograr la conducta, sino también le dará la noción de lo que se espera de él/ella y de su capacidad de aportar para lograrlo.


Entonces, se torna necesario planificar alternativas que refuercen los avances y logros de los niños/as; que permitan capitalizar sus fortalezas, que consideren sus diferentes estilos de aprendizaje y que permitan flexibilizar la manera de trabajar de acuerdo con éstos diferentes estilos de aprendizaje de los aprendices: visuales, auditivos y kinestésicos.


Un niño o niña que realiza dibujos o rayas mientras la educadora relata un cuento o explica algún tema, puede estar escuchando cada palabra, la actividad motora que el dibujar le posibilita, puede ser justamente lo que le permite poner atención.

Enseñar individualmente a párvulos con necesidades educativas especiales (NEE)requiere saber acerca de cómo piensan, cómo procesan la información y que actividades les resultan motivadoras. Por lo general, los niños y niñas que presentan NEE asociadas a problemas de atención, impulsividad e hiperactividad, suelen aprender muy bien a través de estímulos visuales, en contacto con la naturaleza, a través de la computación, por esto es conveniente incorporar imágenes para trabajar ideas complejas y/o abstractas que les resulten más difíciles de comprender.

Orientar de manera explícita la atención hacia el problema o tarea que se le plantea. Resulta central acercarse al niño o niña y comprobar que comprendió la actividad solicitada. Si no tiene claridad en el punto de partida y hacia donde debe ir, no tendrá ninguna posibilidad de regular su comportamiento hacia la actividad requerida.


Ayudarle a descubrir y seleccionar la información relevante, ayudarle a organizarla y sistematizarla. Las dificultades para mantener la atención le dificultan realizar esta discriminación, por esto, se debe contar con señalamientos específicos que le permitan hacerlo. Por ejemplo, subrayar, marcar con colores diferentes, entregar imágenes, etc.


Entregarle las instrucciones en forma parcelada, marcando de alguna forma los pasos de la tarea. Esto es central, ya que como se ha visto si pierde “el camino”, dirige su atención y su conducta a cualquier otra cosa, perdiendo la motivación por la tarea. Recuerde que la motivación es un factor determinante para ellos y ellas.Establecer rutinas de trabajo claras y reforzarlas a través de juegos e imágenes.


No proponer actividades con tiempo límite dado que aumentarán su impulsividad y desorganización. Cuando se realizan actividades que requieren tranquilidad se sugiere acordar previamente con los niños y niñas los momentos en que se pueden desplazar.


Implementar estrategias de apoyo desde los primeros años para evitar “vacíos”de aprendizaje. En múltiples ocasiones y por las dificultades que tienen para procesar la información, no alcanzan a retener y apropiarse de alguna información. Es importante ayudar a compensarla con información complementaria en otro momento y/o solicitando la colaboración específica de los padres cuando esto es factible. Por ejemplo: disponer de fichas sencillas con los conceptos y aprendizajes esenciales para ser trabajados de manera
complementaria en el hogar. Acordar con los padres una ruta de trabajo didáctica, con metas a corto plazo que se vayan realizando y monitoreando de manera sistemática.

Definir las normas de manera participativa. Esto implica que hay ciertas normas o principios para comportarse que la educadora plantea como relevantes, las cuales deben ser explicitadas con ellos y ellas en un diálogo personal y luego ser comentadas, evaluadas y modificadas regularmente de acuerdo al desarrollo, avances y/o retrocesos en su comportamiento.

Recordar que las normas son un medio para propiciar un ambiente adecuado para el aprendizaje y la convivencia de todos y de todas. Cada grupo curso, cada aula, tiene características específicas que estarán dadas por el número de niños(as), sus características personales, las características de la(s) educadoras y/o educadores, los espacios disponibles, etc. Es en función de todo esto que se deben pensar las normas básicas que permitirán el aprendizaje y bienestar de todos. Una regla de conducta que en un aula puede resultar imprescindible por la falta de espacio por ejemplo, en otra aula más
espaciosa  puede no ser tan relevante.

Cualquier estrategia de apoyo que utilice, requiere que usted:

Esté realmente convencido(a)de la utilidad de la estrategia. Esté dispuesto(a) a desarrollarla de manera sistemática. Acepte que los avances son progresivos, nunca inmediatos.

Crea que es del todo necesario su apoyo para el logro de los aprendizajes esperados.
Por ejemplo: que los niños/as dejen sus mochilas colgadas a la entrada o al lado de sus sillas; que puedan realizar juegos de movimiento al interior de la sala o sólo juegos de mesa, también dependerá de las características del espacio físico, de la cantidad de niños/as, de sus características, de las posibilidades de contar con otros espacios y recursos, entre otros.

Por último, no se debe olvidar que en esta etapa evolutiva, conocida también como edad del juego, es fundamental que en las actividades e instancias de aprendizaje los niños y niñas tengan experiencias positivas de “aprender jugando” y cuenten efectivamente con mayor flexibilidad en la organización de los espacios y rutinas diarias. Recurra a la capacidad lúdica de los párvulos para educar. Aprovéchela en favor de su aprendizaje.

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