Como decíamos al principio, en la
introducción, los problemas ortográficos no afectan sólo a las letras y a la
puntuación, también afectan a las palabras; lo hemos comprobado al tratar la
acentuación. Vamos a ver ahora otro problema ortográfico que también afecta a
la palabra: las mayúsculas.
Las letras mayúsculas se diferencian en
el uso de las minúsculas por su empleo más restringido a ciertos casos, para
destacar determinadas palabras. En otras épocas se ha abusado de las mayúsculas
empleadas por su valor enfático para dar realce (contrasta este uso con el
valor gramátical que pueden tener en otras lenguas como el alemán, donde, por
ejemplo, los sustantivos se escriben con mayúscula); actualmente, en cambio, se
tiende a limitar su empleo y a sustituirlas por minúsculas en los casos en que
las reglas académicas no son muy precias. En general, no se escriben
enteramente en mayúsculas los textos extensos, palabras o frases completas,
sino en determinadas ocasiones: anuncios publicitarios, siglas y acrónimos
(ONU, UNI, PRI, E.U.A., C.E.E.), inscripciones monumentales, datación en
números romanos (XXVIII-XII-MDCCCLXXII), diálogos de las viñetas de cómics y
tebeos, título y nombre del autor (la colección, la editorial en la portada de
libros (discos, casetes, videos), cabecera de diarios y revistas (EL PAIS, LA
VANGUARDIA, ABC, EL MUNDO), etc. De todos estos casos, en el de las siglas y en
el de los números romanos tienen las mayúsculas carácter obligatorio; en los
demás bastaría escribirlas sólo cuando lo exigen las reglas generales.
No faltan tampoco ejemplos,
especialmente en literatura, en que las mayúsculas se emplean con valor
expresivo, para sugerir intensidad o elevación de la voz: <<Tú lo has
querido. ¡AHÍ VA ¡ ¡AGÁRRATE!>> (JOSÉ ÁNGEL MAÑAS, Historia del Kronen).
Ni otras en que –como en parte d ela prensa de Hispanoamérica- se escriben con
letra inicial mayúscula las palabras más significativas de los titulares con el
propósito de atraer la atención del lector. Lo más común, no obstante, es
reservar el empleo de las mayúsculas para la letra inicial de las palabras que
tengan que llevarla por razón de su posición en el texto (primera palabra de un
escrito y la que va después del punto), de su condición de nombre propio o en
virtud de otras circunstancias que se reglamentan en las páginas siguientes.
(Hay que advertir que como las reglas son muy heterogéneas y no siempre se
aplican con unanimidad, las que son más orientadas que obligatorias se marcan
con alguna fórmula del tipo <<se suelen…>> o <<se tiende a…>>.)
Finalmente, debe recordarse que las
mayúsculas como las minúsculas tienen que llevar tilde cuando así lo exijan las
reglas de acentuación (FERNÁNDEZ, SÁEZ, etc.) y qué en las palabras que
empiezan con una combinación de dos letras para representar un sonido –ii, ch,
gu, qu-, si tuviera que llevar minúscula, sólo se escribirá como mayúscula la
letra inicial: Llosa, Chapí, Guerrero, Quijano.
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