Los cambios citados en los procesos de
evaluación suelen ser considerados como renovación o innovación, ya que dan más
flexibilidad al alumno y en cierta medida consiguen que los alumnos se la
jueguen a varias cartas.
El problema de esos cambios es que no
cambian la visión del examen: continúa siendo un fin no una herramienta; los
alumnos siguen preparándose para aprobar el examen, la diferencia es que antes
tenían que estar atentos en clase (o tener unos buenos apuntes) y ahora les
obligan a trabajar en grupo, a preparar un seminario, a escuchar unas
conferencias y como una vez me dijo un alumno “si para aprobar tengo que bailar
una jota, pues la bailo”.
Lo que realmente hemos hecho es poner más evaluación sumativa
y distribuirla a lo largo del curso. La evaluación sumativa es una
herramienta que se utiliza para conocer y valorar los conocimientos que ha
adquirido un alumno, en un determinado tiempo (al final del curso, o de forma
periódica si es evaluación continua). Siempre que utilicemos esta evaluación
los alumnos se prepararán para aprobar la evaluación, no para adquirir
conocimiento, habilidades y capacidades (eso se hace cuando se trabaja).
Además la evaluación sumativa es un
método ligado a los paradigmas docentes; en este tipo de paradigma el profesor
suele tener contacto con sus alumnos, pero solo para transmitirles
conocimientos, pero no para obtener conocimiento de sus alumnos. Me permito
recordar (principalmente al profesorado de asignaturas donde no aprueba
ningún alumno) que nuestro trabajo es formar, no soltar conocimiento y
valorar si lo han adquirido; tenemos que ayudar a nuestros alumnos a adquirir
conocimiento y para ello tenemos que tener información del alumno.
Usemos la evaluación diagnóstica (sirve para conocer los conocimientos
que tiene un alumno antes de comenzar un determinado proceso formativo) como
ayuda para planificarnos; usemos laevaluación formativa (sirve para conocer el progreso de un
alumno ante unos objetivos concretos) como toma de decisión para ver qué
recursos formativos utilizamos.
Pueden decir, y con razón, que la evaluación
diagnóstica y formativa son difíciles de aplicar; es cierto, pero los
paradigmas formativos centrados en el alumno requieren que se tome información
de los alumnos, requiere la toma de decisiones y requiere que se utilicen
nuevos recursos.
Además les puedo asegurar que si se
preocupa de obtener información de sus alumnos antes y durante el proceso de
formación, se conocerá más a usted mismo (profesionalmente hablando) y le
permitirá mejorar.
Los ordenadores (con capacidad para
obtener información de forma automática de las personas, procesarla, tomar
decisiones y realizar acciones), internet (con capacidad para tomar información
en cualquier lugar y momento), los materiales on-line (una gran variedad de
recursos formativos para utilizarlos con distintas estrategias formativas) y un
profesor que aplique metodologías centradas en el alumno podrá aplicar
evaluación diagnóstica y formativa.
Si desea innovar en los procesos de
evaluación, abra nuevas vías para que los alumnos puedan obtener puntos, utilice
la evaluación también para obtener información de sus alumnos y tomar
decisiones sobre los recursos a utilizar. No permita que sus alumnos se
la jueguen a una carta y más teniendo en cuenta que es usted quien les da y
elige la carta.
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