By on 22 agosto 2007
La
respuesta parece evidente: APROBAR
¿Pero
únicamente aprobar? La respuesta es NO.
Los
alumnos quieren aprobar y además saber para qué sirven los conocimientos que
impartimos; dicho de otra forma, los alumnos quieren aprobar y que los
conocimientos impartidos sirvan para aplicarlos “al mundo real”.
Sin
embargo, si alguien me pregunta para qué innovo, mi respuesta no suele ser para
que mis alumnos aprueben o conozcan cómo aplicar los conocimientos; todo esto
se presupone que lo hago sin necesidad de innovar, todo el profesorado
cree que su asignatura es importante (incluso la más importante) y que el
alumno, si “estudia” aprueba. Otra cosa distinta es que el alumnado perciba
estas cosas.
Cuando
realizo innovación educativa la hago para que el alumno que trabaje apruebe,
además de realizar actividades similares a las que se tendría que realizar en
el “mundo real”.
Tardo de distinguir entre “estudiar” y “trabajar”. Durante mucho tiempo tuve que estudiar
(nosotros lo llamábamos “empollar”) y eso no me garantizaba el aprobado; sin
embargo, había asignaturas que si le dedicabas un esfuerzo concreto aprobabas
(en ese esfuerzo también se incluía memorizar algunos datos).
La
innovación educativa debe hacernos avanzar hacia la disminución de las pruebas
en las que se requiera la memorización de datos y cambiarlas por otras
más acordes con lo que sería la aplicación de nuestras asignaturas en el mundo
real, de esta forma conseguiremos que los alumnos capten dos ideas importantes:
§ Que si trabaja, aprobará.
§ Que la asignatura tiene aplicación en el
“mundo real”.
Al
fin y al cabo, estas dos cosas son las que quieren los alumnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario