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sábado, 2 de marzo de 2013

SER MAESTRO

Es una verdadera pena que gente valiosa no pueda vivir de una manera no solo decorosa, sino incluso holgada y bien reconocida, por el simple hecho de haber elegido una profesión u oficio que debiendo ser el más admirado y uno de los que más importancia conlleva para el ser humano, se encuentra tristemente devaluado en nuestro país.
 
 
Me refiero al magisterio, una profesión vital para el desarrollo de la humanidad y que en muchos países reviste gran importancia, sin embargo en nuestro país no está bien reconocida, ni bien remunerada, lo cual es un problema que no parece preocuparle al común denominador de la gente y en mi opinión es un factor de peso que nos arrastra como un gran lastre que no nos permite salir de nuestro subdesarrollo.
 
En México, la mayoría de la gente ve en un maestro de primaria a alguien que no fue capaz de ser otra cosa. En definitiva es poca la gente que valora el maravilloso trabajo que desarrollan estas personas y muestra de ello es el salario que perciben. No conozco a ningún maestro de primaria en nuestro país que tenga un salario mayor al de un ejecutivo y me pregunto ¿qué tiene mayor importancia, hacer negocios o formar personas?
 
 
Pero al parecer en esta posmodernidad estamos tan absortos en los temas materiales que hemos perdido de vista lo verdaderamente importante: “las personas”.
 
 
Algo tenemos que hacer para revertir esta situación desafortunadamente generalizada, tanto en el ámbito de la educación pública, como en la privada. Es claro para mí que el concepto en general está equivocado y que tiene que haber un cambio radical, el cual francamente se ve complicado de realizar.
 

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