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viernes, 8 de marzo de 2013

Consejos para los exámenes


Uno de los mayores errores que cometen los alumnos es esperar hasta un día antes del examen para comenzar a estudiar. Entonces llegan a la evaluación cansados, con los ojos irritados por la falta de sueño y con muy pocas probabilidades de salir bien librados de la prueba. Por eso es tan importante formarse el hábito de estudiar todos los días.

Si pones en práctica un método de estudio, no deberías sentir temor por ningún examen.

De todos modos, dado que los exámenes son tan inevitables como la muerte, a continuación encontrarás una serie de consejos y sugerencias que te ayudarán a mejorar tus habilidades para presentarlos:


Para que tu mente pueda rendir al máximo, duerme bien la noche anterior al examen.

Levántate temprano y llega puntual a la escuela, seguro de tus conocimientos.

No creas que tu memoria va a funcionar en un 100%. Por tanto, no te desesperes si algo se te olvida.

Asegúrate de que comprendes perfectamente el contenido de cada pregunta, antes de pretender responderla. Si tienes dudas vuelve a leerla y si aún así no te queda clara –siempre y cuando esté permitido– pregúntale al maestro la interpretación.

Planea el uso del tiempo durante el examen. Para ello lee previamente todo el examen y divide tu tiempo para que puedas terminarlo.

Si encuentras una pregunta muy difícil, será mejor que te la saltes y sigas con las demás. Después regresa y enfócate en responderla.

No copies ni des la impresión de que estás utilizando “acordeones” o algún otro instrumento fraudulento.

Concéntrate en resolver tu examen, no el de tu amigo o amiga.

No te sientas mal si otros terminan antes que tú. Tampoco quieras ser el primero en terminar; los exámenes no son carreras de caballos, así que tómate tu tiempo para resolverlo, revisar tus respuestas y, si puedes, corregir los errores que hayas cometido.

En los exámenes objetivos de opción múltiple nunca pongas lo primero que se te ocurra. No son adivinanzas. Se supone que están hechos por especialistas y sólo una de las opciones que se te presentan es la correcta.

Asegúrate de contestar todas las preguntas. Si no estás seguro de alguna respuesta y te ves en la necesidad de adivinar, hazlo inteligentemente: lee cuidadosamente todas las respuestas, descarta las que sabes que no son correctas y elige entre las restantes.

Antes de entregar tu examen, revísalo. Asegúrate de que tu hoja de respuestas esté claramente marcada con un lapicero oscuro y borra cualquier marca de más.

Recuerda que el que saca las mejores calificaciones no es el más inteligente, sino el mejor preparado.

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