La vida es un libro abierto a tu lectura

jueves, 25 de octubre de 2012




¿COMO COMUNICARME MEJOR CON MIS ALUMNOS ADOLESCENTES?









 Las características de los adolescentes, con las que el profesor inevitablemente se va a encontrar: fuertes pasiones, deseos de manifestar su sexualidad, ausencia de autocontrol, mal humor, poca disposición para aceptar imposiciones, ideas exaltadas, violencia ante desacuerdos, preferencia por acciones nobles antes que útiles, culto a la diversión y al ingenio, competitividad en temas que lo afecten, formación de grupo de pares.
Cada una de estas características las relaciona con los duelos que sufren los adolescentes:
  • Duelo por el físico: los cambios son tan rápidos e importantes que, a veces, llegan a sentir que su cuerpo es ajeno.
  • Duelo por la identidad: como están perdiendo la identidad infantil para reemplazarla por una adulta, la falta de identidad los angustia.
  • Duelo por los padres: dejan de tenerlos como figuras idealizadas para aceptar sus debilidades y envejecimiento.
  • Duelo por la sexualidad: conviven el cuerpo del hombre con el del niño o de la mujer con el de la niña.
Todo lo anterior lo detalla Latorre porque cree firmemente en que la relación adolescente-profesor se basa en la buena comunicación. Por eso propone repasar sus cuatro consignas: qué voy a comunicar, conocer a quién voy a comunicar, cómo lo voy a comunicar y para qué voy a comunicar.
Sostiene este educador: "Es fácil decir que un adolescente no aprende porque no presta atención o no tiene ganas; es difícil aceptar que muchas veces no se realizó un proceso correcto de comunicación".
Sin miedo y con límites
"Los adolescentes son personas que están volviendo a nacer", afirma Catalina Correa, profesora, psicóloga y mamá de siete hijos. Conocedora de los conflictos que pueden surgir en esta etapa, Catalina habla con propiedad y propone tácticas para que los profesores enfrenten las dificultades sin desesperar.
"Para que la relación profesores-alumnos adolescentes no sea una tortura permanente para el profesor, deben implantar reglas permanentes, claras, precisas y concisas. Aunque los jóvenes se enfurezcan es, finalmente, lo que les gusta". Así lo asegura Catalina.
"Como el adolescente está concentrado mirándose a sí mismo para construir su identidad, es incapaz de mirar al otro. La disciplina le es indispensable porque, sobre ese piso seguro, puede desarrollarse hasta ver al otro. Sin límites, su ego crece junto con mucha rabia y soledad".
De ahí que a esta madre de siete hijos (varios adolescentes), le encanten los profesores que son guías: "Los profesores 'faro' impiden a estos jóvenes hundirse en el remolino y llegar así a puerto".
Catalina Correa trabaja en la Fundación Dianova. Como especialista en terapia familiar, asiste psicológicamente a los que allí llegan por problemas de drogas. En su consulta, atiende familias, parejas e individuos.
"Entre los 11 y los 22 años, más o menos, el desarrollo biológico provoca en los adolescentes una baja autoestima. Les cuesta identificarse con un cuerpo nuevo que muchas veces engorda o se llena de espinillas. Acomodarse no es fácil. El ser humano nace dos veces; la primera, en el seno materno, y la segunda, cuando no le queda más remedio que salir de sí mismo, después de conocerse y decidir quién es".
-¿Cuándo termina el proceso?
-Cuando el joven es autónomo porque desarrolló su identidad, se ha aceptado, conoce sus virtudes y defectos y sabe para dónde va. Tener identidad, ser adulto, es saber responder a la pregunta quién soy yo. Para eso, los adolescentes necesitan tanto participar como tener límites. En cuestión de educación se ha privilegiado tanto su participación, que se ha perdido la jerarquía. Ni padres ni profesores pueden ser amigos de los chicos. Como están probando, necesitan la cancha rayada.
-Para imponerse como usted lo propone ¿qué se necesita?
-Para empezar, ser coherentes. Si se les exige a los alumnos que no usen celulares, el profesor debe ser el primero en desconectarlo. Lo mismo en la casa: si el papá exige que sus hijos no tomen trago, no puede emborracharse con los amigos en el asado.
-¿Cómo deben ser las reglas?
-Entendibles para todo el mundo, posibles de cumplir y con consecuencias si no se acatan. Si una señora castiga a su hija sin ver teleseries por un año es probable que a los cinco días la regla se haya violado. Y cuando un profesor o una mamá no cumplen con el castigo, automáticamente dejan de ser creíbles.
-¿Y qué se hace cuando preguntan el por qué de la regla?
-Se contesta, por ejemplo, "si entran tarde a la sala, me distraen", "para mí, esto es una mala educación", "a mí me gustan las clases de esta manera". Si me dicen que soy mala, contesto "sí, soy muy mala".
-¿Y qué hacer con los coqueteos entre chicas y chicos?
-Conversar de sexo con ellos directamente. Mejor que sentenciar "esto es así o asá" es escuchar las distintas opiniones de los jóvenes. Conversar es lo que cambia el paradigma de la autoridad docente de antes con la de ahora. Hoy los profesores hacen pensar a los adolescentes. No imponen. Moderar la conversación es la labor del profesor que es guía, que es faro.
-¿No es probable que, de esa manera, no se llegue a inculcar valores?
-Muchos alumnos que son escuchados por sus profesores vienen de una casa con padre autoritario, que cuando no está de acuerdo con la opinión de su hijo adolescente, grita. Entonces, el hijo también grita para hacer notar su opinión. Y empieza la violencia en que nadie se escucha y, por tanto, no hay conversación, sino competencia de gritos. Esos chicos, entonces, recibirán los valores de quien los escuchó: el profesor.
-¿Cuál es la mejor manera para conseguir buena comunicación con 35 ó 40 adolescentes en la sala?
-Por ejemplo, con juegos tan simples y adaptables a cualquier materia, como poner un objeto o un gráfico al frente de todos y que cada uno lo describa, apreciando para qué sirve o qué significa. Saldrán 35 a 40 versiones distintas sin que nadie tenga toda la verdad. Se marca la diversidad y se aprende, muchas veces, más de lo que el profesor pretendía. También los adolescentes son especialistas en juegos de roles y cualquier materia se puede transformar en ellos.
-¿Y si por rebeldía alguien se resiste al método del profesor?
-Se le deja para que intervenga en otro momento y, si grita, se le pide que salga de la sala, porque no es el lugar para gritar. Cuando no ha habido límites y se empiezan a imponer, hay terremotos, pero resulta… siempre y cuando, paralelamente, las clases vayan siendo más participativas.
-¿Qué hacer con los grupos donde unos a otros se potencian?
-Nunca formar parte de ellos como otro de los amigos. Enseguida, ubicar al líder y darle labores de cooperación tomando en cuenta sus talentos. Otro detalle importante es conocer el lenguaje de las tribus y usarlo como ellos lo utilizan. Además, ser asertivo, acogedor, a disposición. Evitar la imposición, la cátedra. Hacer un círculo en la sala en vez de subirse a una tarima.
-¿Por qué a muchos profesores y padres se les ve con miedo ante la adolescencia?
-Porque profesores, padres y la sociedad toda perdemos autoridad frente a ellos y estamos atrapados en una relación simétrica, de igual a igual. Somos padres y maestros, pero no ejercemos.
-¿Es bueno sincerarse como profesor y decir hoy día estoy triste o cansada/o?
-Salvo que haya sucedido algo muy grave, no. El profesor tiene que ser contenedor de los alumnos, no son los alumnos los que tienen que contenerlo a él. Es lo mismo que esas mamás que se separan y transforman al hijo en marido. Craso error.
-Si el profesor nota problemas de depresión, droga o alcohol en algún adolescente y los papás lo niegan, ¿qué se hace?
-Efectivamente, hay muchos padres negadores. A ellos hay que decirles: "ustedes verán lo que hacen, porque mi responsabilidad termina con el hecho de contarles mis sospechas". Por supuesto, traspasar el caso a la psicóloga del colegio.
-¿Qué hacer cuando el profesor sabe menos de tecnología que los alumnos?
-Decirlo asertivamente y pedirles ayuda.
-¿Qué actitud se debe tomar con los alumnos conquistadores o con las niñas seductoras?
-De nuevo, ser asertivo. "No me vengas con conquistas, yo no estoy para eso". Poner las cosas en su lugar, sin miedo y con límites.
-¿Qué pueden hacer los profesores para que el desarrollo de los adolescentes sea el mejor?
-El profesor es responsable de lo que ocurre dentro de la sala y punto.
-¿Qué les hace mal psicológicamente de parte de los educadores?
-Que los traten sólo como amigos o sólo autoritariamente. Lo peor para un adolescente es que sus profesores o sus padres, cuando tienen que educar, no eduquen, o tener padres y profesores que sólo educan y no dan espacios de participación. Si el profesor pone su faro en los valores, en cómo enfrentar los conflictos en forma adecuada, por añadidura va a tener mejores resultados académicos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario