Equidad de género en la
educación: Renovando compromisos
Por más de tres décadas el término género ha
circulado internacionalmente en diversos ámbitos. No existe una única
definición y aún hoy continúa siendo objeto de debates sobre su significado,
capacidad explicativa e implicancias políticas. Sin embargo, cualquiera sea la
definición que se adopte, todas aluden a cuatro cuestiones fundamentales:
1.
No hay ninguna razón biológica o "natural" que determine las
diferencias sociales, económicas, culturales y de poder entre varones y
mujeres. Las características subjetivas y los roles que se le atribuyen a cada
uno son el resultado de un complejo proceso de ordenamiento social que tiene
expresiones particulares según las épocas, culturas y grupos.
2.
Género no es sinónimo de mujer, aunque la mayoría de los estudios o
políticas se hayan concentrado en ellas. Se refiere a las maneras en que se
construye y manifiesta tanto la condición social de las mujeres como la de los
varones, así como las relaciones entre ambos en cada contexto.
3.
Las relaciones de género interactúan con otras relaciones sociales
como las de clase, etnia, edad, etc.; todas ellas fundantes de la estructura y
dinámica de las sociedades. Por ello, los análisis de género deben dar cuenta
de esta complejidad.
4.
Ninguna sociedad ha asignado igual valor a las características
atribuidas a las mujeres o lo femenino que a las asociadas con los varones o
con lo masculino, de ahí que las diferencias entre ambos se expresen en un
orden jerárquico de predominio masculino.
Por todo ello quienes utilizan el concepto de
género como categoría de análisis y /o como principio ético-político asumen que
las desigualdades entre varones y mujeres deben ser transformadas para alcanzar
una sociedad plenamente democrática y justa. Esta convicción ha impulsado
numerosas iniciativas, generado instituciones y transformado normas y valores
culturales.
Cuando se debaten cuestiones relacionadas con
las desigualdades de género, nadie duda en afirmar que la educación es la
estrategia prioritaria para transformar profunda y sostenidamente los modelos,
valores y vínculos que continúan reproduciendo relaciones inequitativas.
Históricamente el primer paso ha sido
estimular y asegurar el acceso de ambos géneros a todos los niveles educativos
y campos de conocimiento, meta que ya se está cumpliendo en algunos países. Sin
embargo la evidencia indica que esta igualdad formal no es suficiente si
simultáneamente no se producen transformaciones sustantivas en los contenidos
curriculares, las prácticas pedagógicas, los mensajes que se trasmiten en los
libros escolares y, en general, en la vida cotidiana escolar o en lo que se ha
denominado el currículum oculto.
Se necesita crear una educación que cuestione
estereotipos y prejuicios sexistas, que brinde las oportunidades y condiciones
para que niños y niñas descubran y desarrollen plenamente sus intereses y
capacidades, que transmita saberes representativos del conjunto de la
experiencia humana y que incentive el placer en la solidaridad y el respeto
mutuo entre los géneros.
Producir estos cambios no es una tarea
sencilla como lo demuestran diversas políticas y programas que se vienen
ejecutando tanto en países desarrollados como en desarrollo.
No obstante, se sabe que una clave primordial
es la formación de docentes consientes, informados y motivados a emprender
experiencias formativas que algunos llaman no sexistas, otros coeducativas, o
de igualdad de oportunidades.
Muchos/as docentes perciben la insatisfacción
y el empobrecimiento personal y social que implica para las nuevas generaciones
ajustarse a patrones de género restrictivos y desean contribuir para ampliar
sus horizontes y para generar un mundo más justo y solidario.
Algunos ya están poniendo en práctica modelos
educativos con estos fines y desearían compartir sus experiencias. Otros
desearían capacitarse y recibir apoyo para emprender estos cambios. Responder a
esta necesidad y ampliar la sensibilidad de la comunidad educativa en este tema
es un compromiso impostergable si deseamos dar pasos concretos hacia una
convivencia más productiva, cooperativa y gozosa entre varones y mujeres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario