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viernes, 19 de octubre de 2012

Un maestro… una impronta en terreno dúctil


Les comparto este maravilloso artículo que me encontré navegando en el internet, está fantástico. 

“Sólo nos relacionamos en el plano laboral” “No suelo mezclar el trabajo con lo personal” ”Yo cumplo con lo necesario... ¡Tú sabes!... un concurso de caras”.
Existe una marcada tendencia a las relaciones impersonales; a medida que el tiempo avanza pareciera que las barreras subjetivas se agigantan tanto, que logran cubrir nuestro sentido humano. La ascendencia de una realidad que nos impele a seguir la corriente social y política, crea una ola de transformación continua donde claudican las ansias de bien y altruismo a cambio del sentido de supervivencia. Pocas personas logran expresar sus sentimientos con asertividad, ¡Claro! Esto requiere de esfuerzo, habilidad y sentido común, algo difícil de cultivar, no es heredable, ni innato; pero sí una fortaleza en aquellos que saben mirar más allá de la mera apariencia.

          Un maestro tiene el poder de la palabra, y ésta ha de ser ejercida para construir y dejar una impronta en el terreno dúctil, donde tiene mayor influencia: el corazón de sus estudiantes ¿Cuántos de nosotros recordamos un gesto bondadoso, una palabra, una sonrisa, una lágrima, que nos regaló nuestro profesor cuando más falta nos hacía? ¡Cuántos no han quedado marcados por palabras irreflexivas de un maestro con vocación de “quincena”! Es evidente que el docente ha de tener una proyección del alumno muy por encima de los patrones conductuales y el lenguaje corporal, de allí que al escuchar las palabras citadas al principio de este artículo en cualquier ámbito o profesión, puede que las mismas no tengan mayor impacto, pero no cuando se trata de un ambiente educativo.

       No hay mayor remuneración que sentir haber contribuido de alguna manera, ayudando a un alumno a ver la luz, cuando pensó que todo oscurecía; lograr que una sonrisa adorne su rostro; recibir una palabra o una confidencia de quien no era capaz de creer en nadie más que en su maestro o maestra. ¿Qué tipo de maestro eres? O ¿qué tipo de maestro quieres ser?

“Un poquito de talento, una dosis de disciplina y el resto puro amor profesional” Sebastián González


1 comentario:

  1. Una grata relación de como un maestro es erudito, por tener conocimiento, de como es inteligente, porque cuando habla tiene el poder de la palabra, aa pero como es sabio cuando sabe resolver problemas, y más cuando se involucra en el sentir de los alumnos. Estamos satisfechos.

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