Técnicas de Estudio
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"Estudiar es situarse adecuadamente ante unos contenidos,
interpretarlos, asimilarlos, retenerlos, para después poder expresarlos en
una situación de examen o utilizarlos en la vida práctica".
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Introducción
A algunos pudiera sorprenderle el hecho de
que hay que aprender a estudiar pero en realidad eso es lo que hay que hacer
en muchos casos. Probablemente el error se encuentra en la propia definición
de "estudiar", sinónimo para muchos de empollar, es decir,
memorizar sin comprender. Sin embargo, esto no es estudiar. Estudiar es un
trabajo profesional por un lado y por otro, un arte. Un arte entendido como
el dominio de una serie de destrezas, habilidades y técnicas, que se aprenden
con el ejercicio y que permiten la consecución del objetivo propuesto, en
este caso del estudio.
Dos son los objetivos esenciales que se
pretenden con las líneas que siguen. Por una parte, la aceptación de la
responsabilidad que supone el ser hoy un estudiante que se prepara para ser
un buen profesional y, por otro lado y dependiendo de lo anterior, comprender
la necesidad de dominar las técnicas antes mencionadas para alcanzar calidad
en nuestro trabajo en menos tiempo.
El estudio persigue dos objetivos
fundamentales:
1.
La adquisición de conocimientos.
2.
La puesta en práctica de estos
conocimientos.
Desde el punto de vista del desarrollo
cultural y humano, el fin esencial del estudio es la formación integral de la
persona, capacitándola para llevar una vida con plenitud, tanto a nivel
individual como colectivo, una existencia activa, consciente. Esta
perspectiva resume la idea de que los actos de la vida no se encuentran en
compartimentos cerrados sino que se relacionan unos con otros abiertamente.
Por ello estudiar no puede desligarse del continuo vital y sí involucrarse en
la filosofía personal, colaborando en conseguir el bienestar físico y
psicológico al que tenemos derecho. Para obtenerlo, no obstante, es necesario
responsabilizarse frente a esta tarea.
Así, no se trata únicamente de ofrecer una metodología de trabajo sino que es preciso dotarla de calidad humana, de creatividad e incorporarla a la dinámica de nuestra vida. Estudiar, visto bajo esta perspectiva, no puede ser atiborrar de datos a nuestro cerebro, sino adquirir una buena formación mental que nos posibilite aprehender el mundo e interpretar la realidad. Esta habilidad mental podría definirse con las siguientes características: flexibilidad, agilidad, capacidad crítica, creatividad, curiosidad y sensibilidad intelectuales, capacidad para el análisis y síntesis y facilidad de lectura y expresión. Estas características pueden potenciarse y organizarse de modo que nuestro objetivo, estudiar, se cumpla plenamente.
De lo dicho hasta aquí podemos concluir que
lo importante no es la cantidad de estudio, sino la calidad del mismo. Saber
estudiar significa saber cómo hay que pensar, observar, concentrarse,
organizar y analizar, en suma ser mentalmente eficiente.
Condiciones ambientales del estudio
Las personas que conviven con el estudiante
ejercerán influencia porque le presionarán más o menos, según sus propias
expectativas y deseos de éxito. Por otro lado, la tónica general de la
armonía familiar va a propiciar o no el mayor rendimiento en el estudio.
Los compañeros y los profesores también
ejercen su influjo que aumentará o no el deseo de aprender más, de comunicar
esos nuevos conocimientos.
El ambiente personal también hay que tenerlo
en cuenta, es decir, las condiciones internas de la persona que incluirían:
nivel de motivación hacia el estudio, objetivo final al que se quiere llegar
y por qué, la capacidad para afrontar los problemas y solucionarlos, el
convencimiento de que el estudio es una verdadera profesión y tiene sus
dificultades.
Y finalmente el ambiente físico, es decir
nuestras condiciones físicas y el lugar de estudio.
Hay que procurar que el cuerpo esté bien al ponerse a estudiar, por ejemplo, no estudiar después de una comida fuerte, una emoción, beber alcohol, fumar mucho o tomar mucho café. Tampoco es adecuado después de dormir mucho o demasiado poco. En suma, hay que mantener el cuerpo en forma haciendo ejercicio y practicando una buena respiración, siguiendo una dieta sana, durmiendo lo necesario y no abusando de las drogas mal llamadas "blandas". El sitio donde se desarrolla la verdadera tarea del estudiante es frente a su mesa de trabajo. Es allí dónde, si ha conseguido crear las condiciones de silencio, buena luz, muebles cómodos, material al alcance de la mano, y le ha dado ese toque personal, cálido, podrá realmente concentrarse y olvidando, precisamente esas condiciones físicas, dedicarse a su labor intelectual. Además si toma el hábito de estudiar en el mismo lugar, el proceso de concentración será más rápido y eficaz.
Organización y planificación del estudio
Disponer de la planificación de nuestro
trabajo es el primer paso a realizar. Las razones que justifican la
existencia de un horario son:
Para realizar nuestro horario personal
debemos tener en cuenta los siguientes elementos:
Existen dos causas principales que hacen
fracasar el horario:
1.
La distracción, que puede ser
interna (pensamientos) o externa (ruidos, familia, amigos,...)
2.
El hecho de no valorar como
importante el horario, lo que conduce a su incumplimiento.
Las estrategias que podemos llevar a cabo
para facilitar el cumplimiento horario son:
Estudiar de forma adecuada fatiga y existen
unas técnicas que ayudan al descanso del trabajo intelectual y al mismo
tiempo favorecen la concentración. Hay dos momentos en los que conviene
reposar del trabajo:
1.
Cuando paramos el trabajo y
hacemos los descansos correspondientes, hay tres niveles progresivos: cambio
de trabajo intelectual, cambio mental completo y cambio de ocupación total.
Asimismo existen una serie de ejercicios de relajación que pueden
practicarse: Relajación física de los sentidos (por ejemplo,
20" mirando a alguna cosa a una distancia de dos o más metros. Con
tranquilidad, pasivamente, con el pensamiento centrado en lo que se mira como
si fuera visto por primera vez). Relajación de los músculos de la
cabeza (por ejemplo, mover los músculos de la frente varias veces
hasta cansarlos, dejarlos ir y sentirlos relajarse). Cambios de
postura física para movilizar los músculos inactivos durante el estudio y
ejercicios respiratorios.
2.
Cuando nos sentimos cansados para
el trabajo intelectual: Si piensas que estás fatigado te cansarás más, por lo
tanto hay que distraerse del cansancio, hay que observar si hay
tensiones internas que nos restan energía, hay que observar si
estamos aplicando bien las técnicas de lectura y relajar la vista.
Si aún así no podemos seguir trabajando, hay que posponerlo 15 o 20 minutos,
durante los cuales realizaremos actividades completamente distintas de
estudiar.
Factores preliminares al estudio activo
Ya hemos analizado nuestras circunstancias
personales y los ambientes en que nos encontramos; hemos organizado nuestro
tiempo , hemos observado cuánto y cómo nos distraemos y estamos preparados
para abordar activamente el estudio. Sin embargo existen aún algunos
elementos que debemos conocer y dominar para acometer con éxito la tarea.
Estos elementos son, la atención y concentración, el aprendizaje y la
memoria.
Atención y
Concentración
Podemos definir la atención como la aplicación de la mente a un objeto de manera exclusiva y durante un tiempo determinado. Su objetivo es entender, conocer a fondo y grabar en la memoria los conocimientos adquiridos. Existen dos tipos de atención:
1.
Involuntaria, es decir aquella
en la que no ponemos intención. Por ejemplo, un sonido fuerte, una voz
conocida, una luz.
2.
Voluntaria, que requiere una
elección y como tal un esfuerzo para salvar el conflicto de atracción que
ejercen otros estímulos en diverso sentido. Este tipo de atención es
indispensable para obtener rendimiento al estudiar.
La concentración es el
mantenimiento prolongado de la atención.
Para aumentar la capacidad de atención hay que trabajar sobre cinco puntos:
1.
Ejercitar la voluntad y el
interés por el estudio, esto es, estar motivado hacia él. Una persona está
motivada cuando su acción viene iniciada y sostenida desde dentro y la ayuda
exterior sólo es un incentivo momentáneo. Así: pensar a menudo porqué
estudias, buscar la utilidad concreta que pueda tener lo que estás haciendo
ahora, volver siempre a la tarea sin nervios y auto reforzarse.
2.
Tratar adecuadamente los asuntos
personales, de dos modos: anotarlos y posponer su atención para después del
estudio o bien, si es una cuestión importante o irritante, darse un tiempo de
15 minutos para pensar en ella y luego volver al estudio.
3.
Entusiasmarse uno mismo con lo
que está haciendo, teniendo en cuenta el poder que tienen los pensamientos,
de modo que éstos deben ser positivos respecto a la tarea para que podamos
sentirnos a gusto.
4.
Procurar mantenerse físicamente
en forma y sin tensiones a la hora de estudiar.
5.
Hacer ejercicios específicos
para mejorar la atención. Por ejemplo: Contar todas las "a" de una
página de un libro teniendo en cuenta el tiempo que tardas en hacerlo.
Observar un objeto cualquiera durante un minuto intentando recordarlo en el
mínimo detalle. Dibujarlo sin el modelo intentando buscar la exactitud de los
detalles.
El aprendizaje
Es un cambio en las disposiciones y capacidades humanas, con relativa permanencia, y que no se puede atribuir sólo al proceso de desarrollo de la persona. Depende de las circunstancias personales y el momento evolutivo en que se encuentre.
Hay cuatro condiciones básicas para tener un
aprendizaje óptimo:
Además de estas condiciones básicas, hace
falta conocer una serie de funcionamientos del aprendizaje:
Así, cuanto más relacionemos lo que
aprendemos con estas leyes más lo retendremos.
Las integraciones significativas son un paso más de las leyes anteriores y consisten en combinar, integrar y extraer de los datos, el carácter fundamental, que es independiente de los primeros datos. Es la labor de síntesis.
De esto, surgen unas leyes mentales, que es
necesario poner en práctica al estudiar y son:
1.
Ley del Efecto: procurar asociar
sentimientos agradables a todo lo referente al estudio, ya que se recordará
mejor.
2.
Ley del Ejercicio: la repetición
continuada y el repaso hace muy fuerte la conexión entre los elementos
estudiados, reduciendo mucho el olvido.
3.
Ley de la Predisposición o del
Fin: una vez aceptada una meta, el camino hacia ella se hace agradable, por
tanto hemos de clarificar cuanto sea posible nuestras metas en el estudio.
La memoria
La memoria es un conjunto de procesos destinados a retener, evocar y reconocer los hechos pasados. Está en estrecha relación con el interés y la atención, así como con la adecuada operatividad del cerebro. Es imprescindible para la vida, ya que sin ella la existencia se desarrollaría en un presente vacío de significados. La memoria se sirve de los sentidos para recoger los hechos y datos que luego serán nuevamente elaborados por la mente. La eficacia de la memoria depende de los siguientes factores:
Para facilitar el proceso de la memorización
efectiva podemos utilizar lo siguiente:
a.
Asociación
de ideas: Organizar los datos en unidades con
sentido, agrupados de acuerdo a un principio básico general, ya que así una
idea evocará a otra.
b.
Recodificar
el material: Imponer nuestra propia estructura
al material, cuidando que esa estructura sea adecuada al contenido y utilizar
nuestras capacidades sensoriales de modo interrelacionado.
c.
Fragmentar
el material: El material a memorizar debe ser
fragmentado en unidades con sentido que memorizaremos una a una. Cuando
hayamos terminado, realizaremos una globalización de lo fragmentado.
d.
Utilizar
el interés del estímulo: La curiosidad y el
verdadero interés, una buena concentración, la ausencia de nervios y el súper
aprendizaje, ayudarán al proceso de memorizar.
e.
Repetición
regular: Este es el mejor medio para garantizar
la fortaleza del estímulo.
f.
Características
personales: Es necesaria la intención de
aprender y la voluntad de asimilar, de modo que es conveniente que nuestros
estudios coincidan con nuestros gustos personales.
g.
Existen una serie de reglas
mnemotécnicas (método simbólico) que son aplicables a volúmenes o materiales
muy concretos y no evitan el hecho esencial de la memoria que es la
comprensión.
Gloria
Marsellach Umbert - Psicólogo
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