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viernes, 26 de octubre de 2012

EL AUTISMO


Autismo
El niño autista dentro del área escolar
Probablemente alguno de nosotros, muy pocos quizá, hemos tratado, convivido, incluso tengamos a una personita con este síndrome en nuestra familia o en el menor de los casos conocido a un niño con autismo, tal vez dentro de la escuela o independiente de ella, cualquiera que sea el caso es interesante conocer un poco de estos niños, conocer su complejidad,  para que como personas y mayor aun como maestros, que nos pudiésemos encontrar frente a un caso como este, tengamos conocimiento, las bases  y podamos de alguna manera ayudarlos y comprenderlos…
 
 
El autismo es un trastorno infantil que suele darse con mayor frecuencia en niños que en niñas. Las habilidades de un niño autista pueden ser altas o bajas dependiendo tanto del nivel de coeficiente intelectual como de la capacidad de comunicación verbal.
 
Es un síndrome que estadísticamente afecta a 4 de cada 1,000 niños; a la fecha las causas son desconocidas, aún y cuando desde hace muchos años se le reconoce como un trastorno del desarrollo.  Salvo contadas excepciones, el autismo es congénito (se tiene de nacimiento) y se manifiesta en los niños regularmente entre los 18 meses y 3 años de edad.   Los primeros síntomas suelen ser: el niño pierde el habla, no ve a los ojos, pareciese que fuese sordo, tiene obsesión por los objetos o muestra total desinterés en las relaciones sociales con los demás.   En algunas ocasiones puede llegar a confundirse con esquizofrenia infantil.
 
Existen múltiples estudios genéticos que relacionan los cromosomas 5 y 15 con el autismo así como otros que buscan vincularlo con cuestiones biológicas como vacunas e intoxicación de metales.   A la fecha, ninguno de estos estudios ha logrado sustentar su teoría y por lo mismo, no se puede precisar el origen mismo del síndrome.
 
Una definición sencilla podría ser:
 
 El autismo es un síndrome que afecta la comunicación y las relaciones sociales y afectivas del individuo”.
 
En ocasiones, estos niños, además de ser autistas, tienen algún otro trastorno del desarrollo (retraso mental, motriz, Síndrome   de Down, etc.) o bien, pueden ser lo que se conoce como el autista clásico o puro.   Existe otro síndrome llamado Asperger, la diferencia principal entre autismo y este síndrome es el nivel de inteligencia, así como su comunicación. A diferencia de los mitos que las novelas y películas recientes nos han hecho creer, solo un pequeño segmento de los autistas llega a mostrar alto grado de inteligencia y aunque no es válido decir que tienen un retraso mental, su falta de aprendizaje se hace evidente, debido precisamente, a su pobre o nula comunicación.   Una analogía sería la de Mowgli (del “Libro de la selva”) en el que el niño crece sin contacto con los demás y por lo mismo es instintivo y sus conocimientos de la vida son nulos (esto, por supuesto, en el peor de los casos).
 
¿Cuáles son las causas del autismo?
 
Las causas del autismo aún son desconocidas. Pero existen algunas teorías:
  1. Las relaciones del niño autista y su entorno y medio social. Se dice que el autista es así porque no ha recibido afectividad cuando era pequeño. Que ha tenido padres distantes, fríos, demasiado intelectuales.
  2. Deficiencias y anormalidades cognitivas. Parece existir alguna base neurológica aunque no está demostrada.
  3. Ciertos procesos bioquímicos básicos. Se ha encontrado un exceso de secreción de Serotonina en las plaquetas de los autistas.
Perfil de un niño autista
 
Un niño autista tiene una mirada que no mira pero que traspasa. En el lactante se suele observar un balbuceo monótono del sonido, balbuceo tardío, y una falta de contacto con su entorno, así como de un lenguaje gestual. No sigue a la madre y puede entretenerse con un objeto sin saber para qué sirve.
 
En la etapa preescolar el niño se muestra extraño, no habla. Le cuesta asumir el yo e identificar a los demás. No muestra contacto de ninguna forma. Pueden presentar conductas agresivas incluso a sí mismo. Otra característica del autismo es la tendencia a llevar a cabo actividades de poco alcance de manera repetitiva. El niño autista puede dar vueltas como un trompo, llevar a cabo movimientos rítmicos con su cuerpo tal como aletear con sus brazos.
 
Los autistas con alto nivel funcional pueden repetir los comerciales de la televisión o llevar a cabo rituales complejos al acostarse a dormir. En la adolescencia se dice que 1/3 de los autistas suelen sufrir ataques epilépticos lo cual hace pensar en una causa nerviosa.
 
Un resumen de los síntomas que pueden indicar que el niño sea autista:
 
  • Acentuada falta de reconocimiento de la existencia o de los sentimientos de los demás.
  • Ausencia de búsqueda de consuelo en momentos de aflicción.
  • Ausencia de capacidad de imitación.
  • Ausencia de juego social.
  • Ausencia de vías de comunicación adecuadas.
  • Marcada anormalidad en la comunicación no verbal.
  • Ausencia de actividad imaginativa, como jugar a ser adulto.
  • Marcada anomalía en la emisión del lenguaje con afectación.
  • Anomalía en la forma y contenido del lenguaje.
  • Movimientos corporales estereotipados.
  • Preocupación persistente por parte de objetos.
  • Intensa aflicción por cambios en aspectos insignificantes del entorno.
  • Insistencia irrazonable en seguir rutinas con todos sus detalles.
  • Limitación marcada de intereses, con concentración en un interés particular.
 
¿Existe tratamiento?
 
La educación especial es el tratamiento fundamental y puede darse en la escuela específica o bien en dedicación muy individualizada ("Maternage"). Se puede recurrir a la psicoterapia aunque los resultados son escasos debido a que el déficit cognitivo y del lenguaje dificultan la terapéutica. El apoyo familiar es de gran utilidad. Los padres deben saber que la alteración autista no es un trastorno relacional afectivo de crianza. Es recomendable buscar y mantener contactos con asociaciones para padres de niños autistas.
 
Hay considerar también el tratamiento farmacológico, que deberá estar indicado por un médico especialista.
 
¿Se puede curar el autismo?
 
El autismo no tiene curación. Es un síndrome que definió en 1943 un psiquiatra de origen austriaco llamado Leo Kanner. Hoy en día, 50 años después, aún no se conocen las causas que originan esa grave dificultad para relacionarse.
 
 
Lo que deben hacer los padres
 
Los padres que sospechan que su niño puede ser autista, deben consultar al pediatra para que los refiera a un psiquiatra de niños y adolescentes, quien puede diagnosticar con certeza el autismo, su nivel de severidad y determinar las medidas educacionales apropiadas. El autismo es una enfermedad y los niños autistas pueden tener una incapacidad seria para toda la vida. Sin embargo, con el tratamiento adecuado algunos niños autistas pueden desarrollar ciertos aspectos de independencia en sus vidas.
 
Los padres deben de alentar a sus niños autistas para que desarrollen esas destrezas que hacen uso de sus puntos fuertes de manera que se sientan bien consigo mismos. El psiquiatra, además de tratar al niño, puede ayudar a la familia a resolver el estrés; por ejemplo, puede ayudar a los hermanitos, que se sienten ignorados por el cuidado que requiere el niño autista, o que se sienten abochornados si traen a sus amiguitos a la casa. El psiquiatra de niños y adolescentes puede ayudar a los padres a resolver los problemas emocionales que surgen como resultado de vivir con un niño autista y orientarlos de manera que puedan crear un ambiente favorable para el desarrollo y la enseñanza del niño.
 
 
En niño autista en la escuela
 
Según Bandura (1.987) los niños con "autismo severo presentan grandes dificultades para aprender porque suelen dirigir su atención solo hacia algunas de las muchas señales disponibles en el medio y con frecuencia atienden a los detalles más pequeños e irrelevantes". El autor antes citado, plantea que ante los estímulos multidimensionales (con señales auditivas, visuales y táctiles), los autistas a diferencia de los niños normales se fijan típicamente en una de las 3 formas de información, siendo incapaces de aprender de las otras formas. La mayor dificultad la presentan para hacer giros atencionales.
 
No es raro que un autista no muestre interés en aprender. El aprende de acuerdo con sus intereses, pero la educación es la primera opción que se debe tener presente en los niños autistas. El niño autista puede y deber ser educado.
 
La escolarización adecuada de niños en sesiones individuales de tratamiento y ayuda psicológica y médica, contribuyen en el aprendizaje de niños autistas. Para ser eficaz, la educación debe ser personalizada y realizada por personas con un alto grado de especialización y sobre todo de comprensión y entrega. Es necesario que los educadores del niño autista, posean un conocimiento profundo de técnicas y procedimientos, capaces de desarrollar y ayudar a estos niños.
 
¿Qué enseñar?
 
Conductas o estrategias que permitan al niño autista interactuar con las demás personas y obtener un conocimiento social del medio que les rodea.
 
¿Qué metodología emplear?
 
-  Lo primero que debe hacer el especialista, es adquirir una preparación teórica y práctica que le permita realizar su trabajo adecuadamente.
 
-  Se debe realizar una evaluación inicial que proporcione información clara sobre el niño en todas las áreas de desarrollo: motriz, cognitiva, social, comunicativa, etc.
 
-  Desglosar los objetivos en pasos muy pequeños y formularlos en términos concretos de manera de observar los avances que se logren.
 
-  Hacer evaluaciones continuas de la evolución del niño para obtener información sobre el estado del proceso educativo.
 
-  Crear un ambiente estructurado en donde el especialista marca las pautas y les ayuda a no sentirse perdidos. El especialista deberá preparar sesiones de trabajo donde se establezcan normas claras para que el niño se guíe. De esta manera, se utilizan métodos visuales, se recomiendan tableros con palabras, dibujos y letras.
 
-  El especialista debe asegurarse de que el niño comprende, para ello se debe utilizar un lenguaje adecuado, ofreciendo la información suficiente pero no excesiva, seleccionando información que esté dentro de la capacidad de asimilación del niño.
 
-  Utilizar el aprendizaje sin error, es decir partir de lo que el niño domina y añadir a la tarea, elementos desconocidos en los que se ofrecerá toda la ayuda al niño para que pueda finalizarla con éxito. La ayuda, se irá retirando o disminuyendo a medida que el niño adquiera la destreza.
 
-  El niño autista como cualquier niño, requiere de refuerzos positivos, es por ello que se le deben suministrar continuamente en todas las actividades que el niño realice. El refuerzo debe ser inmediato, se debe dar nada mas realizar la conducta que se desea.
 
¿A través de qué estrategias se puede lograr el aprendizaje?
 
Ofreciendo al niño autista:
  • Actividades rutinarias y estructuradas que lo ayuden a enfrentar problemas y a aprender de ellos.
  • Oportunidades frecuentes para practicar y ensayar.
  • Una planificación a través de información visual que pueda regular el comportamiento.
  • Oportunidad para hacer elecciones.
  • El aprendizaje de habilidades de comunicación para la interacción social.
¿Qué programas utilizar?
 
Existe una carencia de programas diseñados para atender a los niños autistas. Uno de estos programas es el método de Teacch, del grupo de investigadores de Carolina del Norte, donde los objetivos surgen de manera individual, de la observación de esa persona, en contextos diferentes y de determinadas categorías sociales. Este programa ha sido reconocido nacional e internacionalmente, ya que ha servido de modelo para el establecimiento de programas similares.
 
El objetivo principal del método Teacch consiste en preparar a la gente con autismo para vivir y trabajar más efectivamente en el hogar, en la escuela y en la comunidad. Se preparan planes individuales para ayudar a las personas autistas y sus familias a vivir juntos en forma afectiva, reduciendo o removiendo los comportamientos autistas.
 
El establecimiento de los objetivos, individualizados consta de cuatro fases: 1) evaluación de las habilidades sociales, 2) entrevistas con los padres para determinar su punto de vista sobre las habilidades sociales del niño y sus prioridades para el cambio, 3) establecer prioridades y expresarlas en la forma de objetivos escritos, 4) elaborar un diseño individualizado para el entrenamiento de habilidades sociales.
 
¿Qué técnicas utilizar?
 
Se consideran apropiados los tableros con palabras, dibujos y letras. La comunicación verbal se fomenta con la práctica de guiones sociales y la interacción social se logra a través de trabajos de grupo y juegos didácticos donde puedan participar varios niños y de esa manera interactúen entre sí.
 
¿Cómo evaluar?
 
Uno de los instrumentos de evaluación más utilizados en los niños autistas es el Perfil PsicoEducacional (PEP) (Schopler y Reichler 1979) el cual fue creado dentro del Programa de División TEACCH con el fin de evaluar determinadas áreas del desarrollo autista. La prueba permite evaluar en la escala de desarrollo y la escala patológica.
 
¿Cómo puede ser tratado el autismo?
 
- Las terapias o intervenciones son diseñadas para remediar síntomas específicos en cada individuo, a través de ellas se logra mejoras en la conducta de las personas que lo padecen.
 
- Las terapias de educación-conducta, enfatizan entrenamiento muy estructurado para desarrollar destrezas sociales y del lenguaje.
 
- Terapias de grupo, se realizan con un grupo de niños y terapeutas que interactúan entre sí para lograr habilidades que ayudarán al autista a lograr la autosuficiencia. Estas deberán realizarse en sesiones de tres o cuatro horas diarias.
 
- Terapias individuales, se establecen en sesiones de una hora diaria y se realizan de manera personalizada permitiendo la terapeuta observar la evolución del niño.
 
- Terapias sociales, se realizan en un ambiente estructurado con alto grado de coherencia donde se realizan actividades que pretenden lograr la interacción social. A través de estas terapias, se logran enseñanzas de reglas básicas de conducta (comportamiento en público), rutinas sociales (saludos, despedidas), enseñanzas de juegos (reglas a seguir), ayudas al compañero, etc.
 
- Terapias comunicativas y del lenguaje, las cuales emplean tarjetas visuales donde se presentan dibujos de objetos y el terapeuta repite con frecuencia el nombre del objeto presentando, haciendo que el niño también lo repita, logrando de esa manera que se pueda establecer una comunicación terapeuta-niño.
 
-  El horario, la frecuencia de las sesiones y los períodos de vacaciones deben quedar clarificados desde el inicio de las terapias.
 
-  Usualmente están presentes materiales de tipo variado: papeles, lápices, pinturas, plastilinas y juguetes, etc. También se pueden añadir otros materiales que el terapeuta considere propicio para desarrollar ciertas habilidades en los niños.
 
El papel del docente en la educación de un niño autista
 
La educación de un niño autista es, probablemente una de las experiencias más conmovedoras que puede tener un profesor. La relación con niños autistas obliga a cuestionar en qué consiste ser “normal” y a preguntar por qué y cómo hay ciertas personas que se alejan tan profundamente de lo que entendemos habitual­mente por normalidad. Además esa relación pone a prueba, nuestros recursos y nuestro ingenio: ¿cómo ayudar a los autistas a acercarse al mundo de significados y de relacionarse de manera significativa con otros niños? ¿Qué medios podemos emplear para ayudarles a comunicarse, para atraer su atención o interés por un mun­do de las personas, para sacarlas de su mundo ritualizado, inflexible, cerrado en sí mismo?.
 Con frecuencia la primera relación educativa es bastante inarticulada y se acompaña en el profesor de sentimientos de perplejidad, estupor e impotencia. Basta con imaginar las enormes diferencias que existen entre un recreo de niños normales y otro de autistas para poder entenderlos. Los sentimientos de estupor e incompetencia que tienen los profesores en estas situaciones no son negativos, al contrario pueden constituir un primer paso que genere la necesidad de compren­der a los autistas y ayudarles a través de la educación. Para conocer a los autistas no basta con y aplicar unas determinadas técnicas, sino que es necesario tratar de comprender en qué consiste ser autista.
Frecuentemente los procesos de apren­dizaje de los niños autistas son tan lentos y están tan alterados, que la aplicación rutinaria de técnicas educativas termina en la frustración si no se acompaña de una actitud de indagación activa, de exploración creativa de lo que le sucede a la persona que educamos.
Cuando se acompaña de esa actitud, la relación educativa con niños autistas se convierte en una tarea apasionante y que puede enriquecer enormemente tanto al profesor como al niño.
 
 
 

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