La hiperactividad
es un trastorno de la conducta de
los niños, descrito por primera vez en 1902, por Still. Se trata de niños que
desarrollan una intensa actividad motora, que se mueven continuamente, sin que
toda esta actividad tenga un propósito. Van de un lado para otro, pudiendo
comenzar alguna tarea, pero que abandonan rápidamente para comenzar otra, que a
su vez, vuelven a dejar inacabada. Esta hiperactividad aumenta cuando están en
presencia de otras personas, especialmente con las que no mantienen relaciones
frecuentes. Por el contrario, disminuye la actividad cuando están solos.
Perfil de un niño
hiperactivo
Según Still, estos niños son especialmente
problemáticos, poseen un espíritu destructivo, son insensibles a los castigos, inquietos y
nerviosos. También son niños difíciles de educar, ya que pocas veces pueden
mantener durante mucho tiempo la atención puesta en algo, con lo que suelen
tener problemas de rendimiento escolar a pesar de tener un cociente intelectual
normal.
Son muy impulsivos y desobedientes, no suelen hacer
lo que sus padres o maestros les indican, o incluso hacen lo contrario de lo
que se les dice. Son muy tercos y obstinados, a la vez que tienen un umbral muy
bajo de tolerancia a las frustraciones, con lo que insisten mucho hasta lograr
lo que desean. Esto unido a sus estados de ánimos bruscos e intensos y a su
temperamento impulsivo y fácilmente excitable, hace que creen frecuentes
tensiones en casa o en el colegio. En general, son niños incapaces de estarse
quietos en los momentos que es necesario que lo estén. Un niño, que se mueva
mucho a la hora del recreo y en momentos de juego, es normal. A
estos niños, lo que les ocurre es que no se están quietos en clase o en otras
tareas concretas.
Causas de la
hiperactividad infantil
La hiperactividad infantil es bastante frecuente.
Se calcula que afecta aproximadamente a un 3 por ciento de los niños menores de
siete años y es más común en niños que en niñas (se da en 4 niños por cada
niña). En el año 1914, el doctor Tredgold argumentó que las causas se deben a
una disfunción cerebral mínima, una encefalitis letárgica en la cual queda
afectada el área del comportamiento, de ahí la consecuente hipercinesia
compensatoria; explosividad en la actividad voluntaria, impulsividad orgánica e
incapacidad de estarse quietos. Posteriormente, en 1937, C. Bradley descubre
los efectos terapéuticos de las anfetaminas en los niños hiperactivos.
Basándose en la teoría anterior, les administraba medicaciones estimulantes del
cerebro (como la benzedrina), observándose una notable mejoría de los síntomas.
Los indicadores de
hiperactividad según la edad del niño
·
De 0 a 2 años
. Descargas clónicas durante el sueño,
problemas en el ritmo del sueño y durante la comida, períodos cortos de sueño y
despertar sobresaltado, resistencia a los cuidados habituales, reactividad
elevada a los estímulos auditivos e irritabilidad.
·
De 2 a 3 años
. Inmadurez en el lenguaje
expresivo, actividad motora excesiva, escasa conciencia de peligro y propensión
a sufrir numerosos accidentes.
·
De 4 a 5 años. Problemas de adaptación social,
desobediencia y dificultades en el seguimiento de normas.
·
A partir de 6 años
. Impulsividad,
déficit de atención, fracaso escolar,
comportamientos antisociales y problemas de adaptación social.
El tratamiento depende de cada caso individual. El
tratamiento farmacológico más utilizado son los estimulantes, que sirven para
ayudar a que el niño pueda concentrarse mejor, y los sedantes en el caso de que
el niño muestre rasgos psicóticos. El tratamiento
psicoterapéutico está destinado a mejorar el ambiente familiar y escolar,
favoreciendo una mejor integración del niño a la vez, que se le aplican
técnicas de modificación de conducta.
El tratamiento cognitivo se basa en el
planteamiento de la realización de tareas, donde el niño aprende a planificar
sus actos y mejora su lenguaje interno. A partir de los 7 años, el lenguaje
interno asume un papel de autorregulación, que estos niños no tienen tan
desarrollado. Para la realización de cualquier tarea se le enseña a valorar
primero todas las posibilidades de la misma, a concentrarse y a comprobar los
resultados parciales y globales una vez finalizada.
Síntomas en un niño
hiperactivo
Los síntomas pueden ser clasificados según el
déficit de atención, hiperactividad e impulsividad:
·
Dificultad para resistir a la distracción.
·
Dificultad para mantener la atención en una tarea larga.
·
Dificultad para atender selectivamente.
·
Dificultad para explorar estímulos complejos de una manera ordenada.
·
Actividad motora excesiva o inapropiada.
·
Dificultad para acabar tareas ya empezadas.
·
Dificultad para mantenerse sentados y/o quietos en una silla.
·
Presencia de conductas disruptivas (con carácter destructivo).
·
Incapacidad para inhibir conductas: dicen siempre lo que piensan, no se
reprimen.
·
Incapacidad para aplazar las cosas gratificantes: no pueden dejar de
hacer las cosas que les gusta en primer lugar y aplazan todo lo que pueden los deberes
y obligaciones. Siempre acaban haciendo primero aquello que quieren.
·
Impulsividad cognitiva: precipitación, incluso a nivel de pensamiento.
En los juegos es fácil ganarles por este motivo, pues no piensan las cosas dos
veces antes de actuar, no prevén, e incluso contestan a las preguntas antes de
que se formulen.
Consecuencias en la
familia con un niño hiperactivo
Los padres suelen definir a un hijo hiperactivo como inmaduro,
maleducado y gamberro. Sus comportamientos generan conflictos en la familia,
desaprobación y rechazo. Son irritantes y frustrantes en cuanto al éxito
educativo de los padres, y algunos niños tienden al aislamiento social. Este
trastorno ya se detecta antes de los 7 años y unos tienen síntomas más graves
que otros. Una cosa que hay que tener en cuenta, es que si los padres riñen
exageradamente al niño hiperactivo, pueden estar fomentando un déficit de autoestima
por su parte (sobretodo si lo critican por todo lo que hace) y realimentan el
trastorno, ya que el pequeño acabará por no esforzarse por portarse bien, pues
verá que siempre acaban regañándole haga lo que haga.
Buenísimo tu tema!!! fijate que tengo un niño con esa avería jejej!!!
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