martes, 22 de enero de 2013
3. SEGUIMIENTO Y CONTROL DEL TIEMPO
La selección y organización de actividades establece el marco de actuación para el orden,
pero el control efectivo de la clase también depende de lo que el profesor hace mientras la
actividad se está desarrollando en el aula. Una actividad debe adaptarse de forma inmediata a
la circunstancias. Un profesor debe ajustar continuamente una actividad para afrontar las
condiciones cambiantes en una clase. Además, un profesor debe ser capaz de anticipar las
posibles disrupciones y reaccionar inmediatamente para prevenir el desorden.
Dos procesos íntimamente relacionados son especialmente importantes para el control de una
actividad: su seguimiento y su control del tiempo.
Seguimiento.
Para ajustar una actividad, un profesor debe recoger información sobre lo que ocurre
mientras una actividad está desarrollándose. Sin esta información, es imposible tomar en el
acto las decisiones necesarias para manejar una actividad.
Atención selectiva. Un seguimiento efectivo requiere que el profesor mire; la clase debe ser
"escaneada" visualmente a intervalos periódicos. Recordando que "escanear" puede ser
especialmente difícil cuando un profesor está ofreciendo ayuda individual a un alumno o está
concentrándose para la presentación de una información. Un profesor debe también ser capaz
de ver. Las barreras visuales en la clase pueden evitar que un profesor vea lo que está
pasando. La organización de los pupitres, en forma de "u" o en círculos, pueden forzar a que
la atención del profesor se localice sólo en una parte del grupo. Muchos profesores aumentan
la calidad de su seguimiento moviéndose alrededor de la clase frecuentemente.
El seguimiento eficaz es más que una simple mirada. Un profesor debe saber cuándo mirar y
qué mirar. Las clases son medios complejos y deben ser monitorizadas de forma selectiva.
Los profesores que saben lo que probablemente ocurrirá en una clase son capaces de
anticipar los acontecimientos y ver signos que indican la dirección que una actividad está
tomando. Un profesor que es consciente de que un alumno determinado se distrae fácilmente
de las tareas, por ejemplo, puede observar al alumno cuidadosamente siempre que ocurra
una interrupción.
La mayor parte del seguimiento se hace a nivel de toda la clase. Los profesores observan una
actividad en funcionamiento. Cuando "escanean" un grupo, los profesores son especialmente
sensibles a los comportamientos de los alumnos que señalan una posible ruptura de la
actividad. Por ejemplo, los profesores experimentados notan enseguida ocultamientos de los
alumnos: ponerse una mano sobre la boca, esconderse detrás de un libro, o echar miradas
furtivas al profesor mientras se gira en una silla. La atención del profesor es estimulada por la
discrepancias de la conducta esperada y especialmente por aquéllas que pueden conducir al
desorden.
Seguimiento de diferentes actividades. Ciertamente algunas actividades son más difíciles de
seguir que otras. El número de acontecimientos simultáneos en una actividad complicará
obviamente el medio ambiente que debe ser observado. Por ejemplo, partir la clase en
pequeños grupos, para que cada uno trabaje en diferentes contenidos, genera una
complicada situación para su seguimiento.
Además, el papel que el profesor debe jugar en una actividad afectará a su seguimiento. Las
actividades en las que el profesor es el elemento clave de la participación -por ejemplo,
lecturas o debates de toda la clase- requieren que éste divida su atención entre el
seguimiento de la actividad y estar atento a su propia intervención.
En estos ejemplos, un profesor debe jugar (hacer malabarismos) con distintos tipos de
información a la vez. Por el contrario, las actividades simples en las que el profesor no tiene
un papel activo, tales como el trabajo de mesa individual con una tarea uniforme para todos,
reduce la información que tiene que procesar el profesor. En las actividades más simples el
profesor puede pararse a observar sin que por ello la actividad se interrumpa. Los problemas
de información manejable en actividades complejas puede explicar por qué el trabajo de
pupitre es utilizado en los dos tercios del tiempo de la clase por término medio. Aunque la
implicación del alumno en el trabajo de mesa es más bajo, el seguimiento de la actividad es
más manejable.
Se continuará con el 4;)
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