El acoso escolar (también conocido como hostigamiento
escolar, matonaje escolar, matoneo escolar o por su término inglés bullying) es
cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre
escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.
Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da
mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares.
Los protagonistas
de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en
la adolescencia (12-14 años), siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas
en el perfil de víctimas.
EL ACOSO ESCOLAR ES
UNA FORMA CARACTERÍSTICA Y EXTREMA DE VIOLENCIA ESCOLAR.
El acoso escolar es una especie de tortura, metódica y
sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio,
la indiferencia o la complicidad de otros compañeros.1
Este tipo de violencia escolar se caracteriza, por tanto,
por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima,
implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte
(ya sea esta fortaleza real o percibida subjetivamente) que aquella. El sujeto
maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto
maltratador, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas
(aunque estas no formen parte del diagnóstico); es común que el acosado viva
aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso,
triste y solitario en su vida cotidiana. En algunos casos, la dureza de la
situación puede acarrear pensamientos sobre el suicidio e incluso su
materialización, consecuencias propias del hostigamiento hacia las personas sin
limitación de edad.
TIPOS DE ACOSO
ESCOLAR
Los profesores Iñaki Piñuel y Zabala y Araceli Oñate han
descrito hasta 8 modalidades de acoso escolar, con la siguiente incidencia
entre las víctimas:
·
Bloqueo social (29,3%)
·
Hostigamiento (20,9%)
·
Manipulación (19,9%)
·
Coacciones (17,4%)
·
Exclusión social (16,0%)
·
Intimidación (14,2%)
·
Agresiones (13,0%)
·
Amenazas (9,1%)
CAUSAS
El agresor: características psicológicas y entorno familiar
Aunque el acosador escolar no tiene por qué padecer ninguna
enfermedad mental o trastorno de la personalidad grave, presenta normalmente
algún tipo de psicopatología. Fundamentalmente, presenta ausencia de empatía y
algún tipo de distorsión cognitiva.
La carencia de empatía explica su incapacidad para ponerse
en el lugar del acosado y ser insensible al sufrimiento de este.
La presencia de distorsiones cognitivas tienen que ver con
el hecho de que su interpretación de la realidad suele eludir la evidencia de
los hechos y suele comportar una delegación de responsabilidades en otras
personas. Así, normalmente responsabiliza de su acción acosadora a la víctima,
que le habría molestado o desafiado previamente, con lo que no refleja ningún
tipo de remordimiento respecto de su conducta (los datos indican que,
aproximadamente, un 70% de los acosadores responden a este perfil).
La psicología actual, por otra parte, identifica en los
acosadores escolares la existencia probable de una educación familiar permisiva
que les puede haber llevado a no interiorizar suficientemente bien el principio
de realidad: los derechos de uno deben armonizarse con los de los demás. La
consecuencia es la dificultad para ponerse en el lugar del otro por una
carencia de altruismo vinculada a un ego que crece a costa de los demás, meros
instrumentos a su servicio, y que tiene un umbral de frustración muy bajo.
Algunos autores denominan a este tipo de niño como niño tirano.
El niño mal educado en la familia probablemente reproducirá
en la escuela los hábitos adquiridos. Ni respetará, ni empatizará con los
profesores, ni con sus compañeros. Sus frustraciones quizá le lleven a elegir
un cabeza de turco. A menudo será aquel compañero que le haga patentes sus
limitaciones y carencias, o que, simplemente, le parezca vulnerable.3
EL ENTORNO ESCOLAR
Se puede dar el caso de que la ausencia en clase (o, en
general, en el centro educativo) de un clima adecuado de convivencia pueda
favorecer la aparición del acoso escolar. La responsabilidad al respecto oscila
entre la figura de unos profesores que no han recibido una formación específica
en cuestiones de intermediación en situaciones escolares conflictiva, y la
disminución de su perfil de autoridad dentro de la sociedad actual.
LA TELEVISIÓN
El mensaje implícito de determinados programas televisivos
de consumo frecuente entre adolescentes que exponen un modelo de proyecto vital
que busca la aspiración a todo sin renunciar a nada para conseguirlo, siempre y
cuando eso no signifique esforzarse o grandes trabajos, constituye otro factor
de riesgo para determinados individuos.
Los expertos han llegado también a la conclusión de que la
violencia en los medios de comunicación tiene efectos sobre la violencia real,
sobre todo entre niños.[cita requerida] Se discute, no obstante, el tipo de
efectos y su grado: si se da una imitación indiscriminada, si se da un efecto
insensibilizador, si se crea una imagen de la realidad en la que se hiperboliza
la incidencia de la violencia, etc.
En conclusión la televisión con alto riesgo de violencia
afecta a los niños, en el sentido de querer y tratar ser como ellos (tipos de
modelo prototipo).
PREVENCIÓN
Se estima que la intervención simultánea sobre factores
individuales, familiares y socioculturales, es la única vía posible de
prevención del acoso escolar. La prevención se puede realizar en distintos
niveles.
Una prevención primaria sería responsabilidad de los padres
(apuesta por una educación democrática y no autoritaria), de la sociedad en
conjunto y de los medios de comunicación (en forma de autorregulación respecto
de determinados contenidos).
Una prevención secundaria sería las medidas concretas sobre
la población de riesgo, esto es, los adolescentes (fundamentalmente, promover
un cambio de mentalidad respecto a la necesidad de denuncia de los casos de
acoso escolar aunque no sean víctimas de ellos), y sobre la población
directamente vinculada a esta, el profesorado (en forma de formación en
habilidades adecuadas para la prevención y resolución de conflictos escolares).
Por último, una prevención terciaria serían las medidas de
ayuda a los protagonistas de los casos de acoso escolar.
RESOLUCIÓN DE
CONFLICTOS
Pese a que la figura del acoso en general atiende a un
concepto de negación del conflicto al tratarse de un maltrato soterrado
(incluso para la víctima, pues a ella le declaran la guerra en secreto, nunca
abiertamente), tal vez podría hablarse de conflicto para simplificar el
acercamiento a la materia. Y es que el conflicto forma parte de la vida y es un
motor de progreso, pero en determinadas condiciones puede conducir a la
violencia. Para mejorar la convivencia educativa y prevenir la violencia, es preciso
enseñar a resolver conflictos de forma constructiva; es decir, pensando,
dialogando y negociando. Un posible método de resolución de conflictos se desarrolla
en los siguientes pasos:
·
Definir adecuadamente el conflicto.
·
Establecer cuáles son los objetivos y ordenarlos
según su importancia.
·
Diseñar las posibles soluciones al conflicto.
·
Elegir la solución que se considere mejor y
elaborar un plan para llevarla a cabo.
·
Llevar a la práctica la solución elegida.
·
Valorar los resultados obtenidos y, si no son
los deseados, repetir todo el procedimiento para tratar de mejorarlos.
Una buena idea puede ser la de ir escribiendo las distintas
fases del proceso, para facilitar su realización. En los programas de
prevención de la violencia escolar que se están desarrollando en los últimos
tiempos, se incluyen la mediación y la negociación como métodos de resolución
de conflictos sin violencia.
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