Estate quieto!, ¡pon atención!, ¡no te distraigas!, ¡salte del salón!.... Como estas, son muchas las expresiones que frecuentemente se escuchan cuando uno o más alumnos son distraídos en el aula.
Pero, realmente, ¿quién es un alumno distraído?, ¿cuáles pueden ser las causas?, ¿cómo afecta el rendimiento escolar?, ¿cuál es la responsabilidad de los padres?, ¿qué actitud debe tomar el docente y qué estrategias didácticas debe aplicar para captar la atención del alumno distraído?
Estas son algunas interrogantes:
Alumno distraído
Se considera alumnos distraídos a los estudiantes que en un salón de clases, muestran dificultades en la consecución y conclusión de metas.
Causas
Son múltiples, diversas y complejas; es decir, las causas son específicas y únicas, por ejemplo: Si las ubicamos en el sujeto singular, en el alumno, pueden existir causas neurológicas, neuropsicológicas, cognitivas, emocionales, nutricionales, hábitos, habilidades y metahabilidades. Si lo ubicamos en el sujeto grupal, las causas pueden ubicarse en los dinamismos propios de los procesos grupales.
Dificultades en la interacción con el maestro.
Pobre relevancia del contendido temático
Lo inadecuado de las metodologías de enseñanza.
Estas variables pueden dar cuenta, en cada caso, del tipo y calidad de los procesos atencionales, tanto de los suficientes como de los insuficientes. Lo anterior puede ayudarnos a concebir e implementar estrategias de intervención en las modalidades tanto correctivas como preventivas según el caso lo requiera.
¿Cómo afecta al resto del grupo el que existan alumnos distraídos?
Partiendo de la idea y de la experiencia de que ningún alumno es siempre totalmente distraído ni tampoco invariablemente atento. Todos los alumnos son momentáneos y circunstancialmente atentos o desatentos, y dado los dinamismos propios de los procesos grupales, podemos asumir que los alumnos se afectan de alguna manera y en importante medida entre sí.
Es conveniente tomar en cuenta que el grado, la intensidad y la magnitud, hacen la diferencia. Por las dinámicas propias de los procesos grupales, la distracción de un alumno sí incide en los demás. El reto actual en educación no es elegir entre el estudiante o el grupo. El reto está con los estudiantes distraidos en el grupo. La idea de la manzana que puede descomponer al resto es muy cuestionable en términos de interacciones humanas y de procesos de desarrollo. No se trata de dejarle toda la responsabilidad al maestro de grupo, solo no puede, sino que es necesario construir redes de apoyo, de contención y de intervención para que sea abordada esta problemática en beneficio de los alumnos.
Responsabilidad de los padres
Ante un hijo distraído, los padres deben comprenderlo, atenderlo, pedir ayuda profesional, cuidarlo, quererlo y aceptarlo. Es necesario comprender la problemática y a quien es distraído; deben entender que pueden existir factores tanto neurológicos como emocionales que definitivamente no dependen de la voluntad o decisión del estudiante. De ahí que resulte importante convocar a todo un equipo interdisciplinario de intervención que aborde la problemática desde una perspectiva integral, en algunos casos se requiere la participación organizada de neurólogos, psicólogos, terapeutas, maestros y padres de familia.
Se debe aceptar y querer al chico, no obstante sus dificultades, ayudar a no complicar un problema que en el origen pudo haber sido un tanto más sencillo. Un niño que por ejemplo su problemática de atención tiene componentes predominantemente neurológicos, los cuestionamientos repetitivos, agresivos y muchas veces altisonantes, respecto de su incapacidad, lo pueden llevar a desarrollar sentimientos de inseguridad y minusvalía importantes que no le permitan estar seguros de si mismos, ni interesados y comprometidos con su proceso de aprendizaje y desarrollo.
Aprovechamiento escolar y distracción del alumno
Existe relación entre aprovechamiento escolar y distracción. Los procesos atencionales son en las aulas una especie de puente entre los procesos de aprendizaje y los procesos de enseñanza.
¿La distracción forma parte de la personalidad o existen etapas?
De alguna manera los procesos atencionales de los alumnos se ven permeados en relación con las estructuras de la personalidad de los estudiantes o con algunos rasgos de su personalidad.
Edad y distracción
En la medida que el niño avanza en su proceso de desarrollo, cuando no hay dificultades de fondo que así lo impidan, va logrando periodos de atención más amplios y de calidad. El niño vive procesos de maduración, aprendizaje y desarrollo que lo posibilitan para que sus procesos atencionales, tanto cuantitativa como cualitativamente hablando sean cada vez más superiores.
Actitud que debe tomar el docente con el alumno distraído
Comunicarlo a la comunidad educativa incluyendo por supuesto a los padres, para que cada quien aporte en beneficio del estudiante.
No estigmatizar al niño.
No ridiculizarlo.
Designarle actividades o responsabilidades extras que si puede cumplir.
Reconocerle logros, incluso si son extraescolares.
Retroalimentarle positivamente cuando está distraído.
Reconocer cuando su atención mejora.
Recordarle en privado si lleva todos sus útiles a casa. También puede poner un letrero a la salida del salón de clases tipo “llevas todos sus útiles a casa”
No ocupen los lugares de atrás del salón.
Mirarles a los ojos.
Diversificar las experiencias de aprendizaje.
Estrategias didácticas que debe aplicar el maestro para captar la atención del alumno.
Diversificar las experiencias de aprendizaje.
Modular el tono de la voz.
Mirarlos a los ojos, nunca perderlos del campo visual.
Las instrucciones deben ser claras, breves, concisas y precisas.
Trabajar el contenido temático acorde con los intereses y edad del alumno.
Delimitar con suma precisión los tiempos de trabajo, pues periodos prolongados cansan.
No confundir ni traslapar la desatención con la indisciplina.
Tolerar los periodos de desatención que ocurren entre una actividad y otras, son parte del desarrollo del proceso.
Explicitar claramente el producto esperado.
Mantener un clima agradable dentro del salón de clases.
Nombrar por su nombre al alumno.
Sugerencias para los alumnos distraídos
Tener un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar.
Ocupar los primeros lugares de las filas.
Automonitoreiar las actitudes.
Pedir ayuda a algún compañero que le indique cuando está desatento.
Ensayar continuamente periodos de atención cada vez más prolongados, “Hoy un poco más”
Consideraciones.
El asunto de la atención es un asunto complejo frente al cual lo último recomendable es prestar odios sordos. Hay un importante debate teórico en torno a eso; se dice que la distracción es un estado inferencial por naturaleza, una función lógica, un aspecto que está en todos los procesos mentales y de pensamiento, es el punto de partida y de llegada de todo aprendizaje, una habilidad que se construye socio culturalmente, etcétera. Sin adentrarnos en este momento al debate, lo que si es cierto es que al docente estrictamente no le importa o no le debE importar que su alumno sea atento o desatento, lo que le incumbe es que el estudiante esté atento en su clase. Esta precisión nos permitiría ubicar que los docentes tenemos que hacer mucho en relación a la atención de nuestros alumnos.
Me gusta, buena aportación compañero =)
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