LA LITERATURA
La importancia de la
literatura se basa en que nos ayuda a comunicarnos, a expresar nuestros
sentimientos y nuestros pensamientos. Como consecuencia debemos saber que la
literatura y la lengua castellana nos ayudan en nuestra vida, en nuestro
aprendizaje y a comunicarnos con las demás personas.
En el siglo XVII, lo que
hoy denominamos «literatura» se designaba como poesía o elocuencia. Durante el Siglo de Oro español, por poesía se entendía cualquier invención literaria, perteneciente a cualquier
género y no necesariamente en verso. A comienzos del siglo XVIII se comenzó a emplear la palabra «literatura» para referirse a un
conjunto de actividades que utilizaban la escritura como medio de expresión. A
mediados de la misma centuria Lessing, publica Briefe die neueste
Literatur betreffend, donde se utiliza «literatura» para referirse a un conjunto de obras
literarias. A finales del siglo XVIII, el significado del término literatura se
especializa, restringiéndose a las obras literarias de reconocida calidad
estética. Este concepto se puede encontrar en la obra de Marmontel, Eléments de littérature (1787), y en la obra de Mme. De Staël, De la littérature considéré dans se rapports avec les institutions
sociales. En Inglaterra, en el
siglo XVIII, la palabra «literatura» no se refería solamente a los escritos de
carácter creativo e imaginativo, sino que abarcaba el conjunto de escritos
producidos por las clases instruidas: cabían en ella desde la filosofía a los
ensayos, pasando por las cartas y la poesía. Se trataba de una sociedad en la
que la novela tenía mala
reputación, y se cuestionaba si debía pertenecer a la literatura. Por eso Eagleton sugiere que los criterios para definir el corpus literario en la Inglaterra del siglo XVIII eran ideológicos,
circunscritos a los valores y a los gustos de una clase instruida. No se
admitían las baladas callejeras ni los
romances, ni las obras dramáticas.1 En las últimas décadas del siglo XVIII apareció una nueva demarcación
del discurso de la sociedad inglesa. Eagleton nos cuenta que surge la palabra
«poesía» como un producto de la creatividad humana en oposición a la ideología
utilitaria del inicio de la era industrial. Tal definición la encontramos en la
obra Defensa of poetry (1821) de Shelley.
En la Inglaterra del Romanticismo, el
término «literato» era sinónimo de «visionario» o «creativo». Pero no dejaba de
tener tintes ideológicos, como en el caso de Blake y Shelley, para
quienes se transformó en ideario político, cuya misión era transformar la
sociedad mediante los valores que encarnaban en el arte. En cuanto a los
escritos en prosa, no tenían la fuerza o el arraigo de la poesía; la sociedad
los consideraba como una producción vulgar carente de inspiración.
La literatura se define por su literalidad.
En la búsqueda de la
definición precisa de los conceptos «literatura» y «literario», surgió la
disciplina de la Teoría de la Literatura, que empieza por delimitar su
objeto de estudio: la literatura. A comienzos del siglo XX, el Formalismo
ruso se interesa por el fenómeno literario,
e indaga sobre los rasgos que definen y caracterizan dichos textos literarios,
i. e., sobre la literaturidad de la obra. Roman Jakobson plantea que la literatura, entendida como mensaje literario, tiene
particularidades de tal forma que la hacen diferente a otros discursos; ese
interés especial por la forma es lo que Jakobson llama Funciones del lenguaje/función poética, por la que la atención del emisor
recae sobre la forma del mensaje (o, lo que es lo mismo, hay una "voluntad
de estilo" por parte del escritor). En efecto, hay determinadas
producciones lingüísticas cuya función primordial es proporcionar placer
literario, un deleite de naturaleza estético, en relación con el pensamiento
aristotélico. El lenguaje combinaría redundancias y desvíos de la norma, para
alejarse del lenguaje común, causar extrañeza, renovarse, impresionar la
imaginación y la memoria y llamar la atención sobre su peculiar forma
expresiva.
El lenguaje literario sería un lenguaje estilizado y con una trascendencia particular, destinado
a la perdurabilidad; muy diferente a las expresiones de la lengua de uso común;
destinada a su consumo inmediato. La literatura, por otra parte, exige por
tradición un respaldo sustentable: "El Ingenioso Caballero de la Figura
Hidalga" no habría podido escribirse si no hubieran existido antes los
Libros de Caballerías. Un texto literario no puede estimarse de forma inmanente
y autónoma, sino como consecuencia de otros textos: intertextualidad.
Wolfgang Kayser, a mediados del siglo XX,
planea cambiar el término «Literatura» por el de «Belles Lettres», diferenciándolas
del habla y de los textos no literarios, en el sentido de que los textos
literario–poéticos son un conjunto estructurado de frases portadoras de un
conjunto estructurado de significados, donde los significados se refieren a
realidades independientes al que habla, creándose así una objetividad y unidad
propia.
El término literatura
y sus adjetivos
Castagnino,
en su libro ¿Qué es la literatura?, indaga sobre qué es
literatura y cómo el concepto se extiende a realidades como la escritura, la
historia, la didáctica, la oratoria y la crítica. Según Castagnino,
la palabra literatura adquiere a veces el valor de nombre colectivo cuando
denomina el conjunto de producciones de una nación, época o corriente; o bien
es una teoría o una reflexión sobre la obra literaria; o es la suma de
conocimientos adquiridos mediante el estudio de las producciones literarias.
Otros conceptos, como el de Verlaine, apuntan a la literatura como algo
superfluo y acartonado, necesario para la creación estética pura.
Posteriormente, Claude Mauriac propuso el término
"aliteratura" en contraposición a «literatura» en el sentido
despectivo que le daba Verlaine. Todas estas especificaciones hacen de la
literatura una propuesta que depende de la perspectiva desde la que se enfoque.
Así, Castagnino concluye que los intentos de delimitar el significado de «literatura»,
más que una definición, constituyen una suma de adjetivaciones limitadoras y
específicas.
Si se considera la
literatura de acuerdo con su extensión y su contenido, la literatura
podría ser universal, si abarca la obra de todos los tiempos y lugares; si se
limita a las obras literarias de una nación en particular, es Literatura
nacional. Las producciones, generalmente escritas, de un autor individual, que
por tener conciencia de autor, de creador de un texto literario, suele firmar
su obra, forman parte de la literatura culta, mientras que las producciones
anónimas fruto de la colectividad y de transmisión oral, en ocasiones recogidas
posteriormente por escrito, conforman el corpus de la literatura popular o
tradicional.
Según el objeto, la literatura será preceptiva si busca normas y principios generales; histórico–crítica si el enfoque de su estudio es
genealógico; comparada, si se atiende
simultáneamente al examen de obras de diferentes autores, épocas, temáticas o
contextos históricos, geográficos y culturales; comprometida si adopta posiciones militantes frente a la sociedad o el estado; pura si sólo se propone como un objeto
estético; ancilar, si su finalidad no
es el placer estético sino que está al servicio de intereses extraliterarios.
Según los medios expresivos y procedimientos, Castagnino propone que la literatura tiene como formas de expresión el verso y la
prosa y sus realizaciones se manifiestan engéneros
literarios, universales que se encuentran, más o menos
desarrollados, en cualquier cultura; lírico, épico y dramático. Manifestaciones Líricas son aquellas que expresan sentimientos personales; Épicas, las que se
constituyen en expresión de un sentimiento colectivo manifestado mediante modos
narrativos, y Dramáticas, las que objetivan los sentimientos
y los problemas individuales comunicándolos a través de un diálogo directo. A
estos géneros
literarios clásicos habría que añadir además el género didáctico. El
fenómeno literario ha estado siempre en constante evolución y transformación,
de tal modo que el criterio de pertenencia o no de una obra a la literatura
puede variar a lo largo de la historia, al variar el concepto de “arte
literario
Barthes: la literatura como práctica de escritura
Para Barthes la literatura no es un corpus de obras, ni tampoco una categoría
intelectual, sino una práctica de escritura. Como escritura o como texto, la
literatura se encuentra fuera del poder porque en ella se está produciendo un
desplazamiento de la lengua, en la cual surten efecto tres potencias: Mathesis, Mímesis, Semiosis.2 Como la literatura es una suma de saberes, cada saber tiene un lugar
indirecto que hace posible un diálogo con su tiempo. Como en la ciencia, en
cuyos intersticios trabaja la literatura, siempre retrasada o adelantada con
respecto a ella: “La ciencia es vasta, la vida es sutil,
y para corregir esta distancia es que nos interesa la literatura.” Por otra parte el
saber que moviliza la literatura no es completo ni final. La literatura sólo
dice que sabe de algo, es la gran argamasa del lenguaje, donde se reproduce la
diversidad de sociolectos constituyendo un lenguaje límite o grado cero, logrando de la
literatura, del ejercicio de escritura, una reflexibilidad infinita, un actuar
de signos.
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