Tradicionalmente, en
la educación ha primado un pensamiento simple que se manifiestan en los hechos
que se describen en seguida:
a) Tendencia a fragmentar la formación desde el currículo mediante
asignaturas que parcelan el conocimiento por partes, sin relación entre sí.
b) Énfasis en lo disciplinar y no en la relación de las
disciplinas a través de la multidisciplinariedad, interdisciplinariedad y transdisciplinariedad.
Por ello, en la educación tradicional tiende a haber dificultad para abordar los
problemas reales desde el entrelazamiento de múltiples saberes.
c) Tendencia a centrarse en saberes particulares y no en su
articulación y movilización, lo que es esencial para abordar los problemas de
la realidad en forma pertinente.
d) Se le da mucho énfasis a la apropiación de conocimientos,
pero poco se tiene en cuenta el proceso de aprender a conocer y tomar
conciencia de los procesos implicados en la construcción del conocimiento y su
empleo en el abordaje de problemas reales del contexto.
e) Demasiado énfasis en responder en forma implícita o
explícita a las demandas del contexto, y poca consideración en torno a formar a
las personas para que recreen dicho contexto, aprendiendo a emprender en las
diversas áreas de la vida. Por todo lo anterior, se hace necesario que el
educador reflexione, investigue su forma de proceder tradicional y ponga en
marcha acciones concretas que la hagan más pertinente ante los retos de los cambios
actuales y futuros en las diversas áreas. Para ello, es preciso que la
educación se oriente desde un pensamiento complejo, que debe ser poseído por
todos los actores del sistema, y ser la esencia de la formación de los
estudiantes en las diversas situaciones cotidianas. Con el lo tendríamos una
educación con las características siguientes:
1. Programas de estudios enfocados en que las personas aprendan
a emprender en los diferentes contextos, para que la educación no sea
simplemente recibir conocimientos y aplicarlos en torno a las demandas
sociales, sino que haya secuencia didáctica tal como fue formulada por cierto
autor, si no de que las estrategias se adapten al problema, a las competencias,
a la asignatura o módulo y al tipo de estudiantes. En el cuadro 3.5 se describen
algunas estrategias didácticas pertinentes.
Desde luego, hay muchas más estrategias didácticas que se
pueden emplear en las secuencias didácticas. Es fundamental que dichas estrategias
se adapten, articulen y complementen para resolver el problema del contexto y
promover el aprendizaje de las competencias, y no al contrario.
Es decir, el problema y las competencias no deben estar
sujetos a la estrategia didáctica que mejor domina el docente. El compromiso
del mentor en un modelo por competencias es estudiar diversas estrategias y
tener opciones metodológicas para mediar el aprendizaje de sus estudiantes.
Por último, es necesario aclarar lo relativo a las
actividades de aprendizaje con el docente y las actividades de aprendizaje
autónomo de los estudiantes:
a)
Actividades de aprendizaje con el docente. Son
las actividades que los estudiantes realizan con el apoyo directo del docente,
sea en clase presencial o mediante teléfono, chat, audio conferencia,
videoconferencia, etcétera.
b)
c)
Actividades de aprendizaje autónomo de los estudiantes.
Son las actividades que los alumnos deben realizar por su propia cuenta, fuera
de las sesiones de apoyo directo con el docente. En todos los niveles
educativos hay actividades de este tipo, incluso en las instituciones
educativas de jornada completa. Esto es de especial importancia en la educación
superior, en la cual el trabajo por créditos obliga a implementar este tipo de
actividades y a asignarles un tiempo determinado.
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