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sábado, 23 de febrero de 2013

CIENCIA DE LA LITERATURA


El término ciencia de la literatura es la denominación que algunos estudiosos le dan a los «estudios literarios», entendiendo estos como el enfoque multidisciplinario o la unión o la integración entre la Teoría de la literatura,1 2 la Crítica literaria,3 4 la Historia de la literatura,5 y la Literatura comparada.6 7
La pretensión de conferirle el estatuto de ciencia al estudio de la literatura surge tras el positivismo, al pasarse de la fe ciega en los hechos y en las descripciones, a modelos de investigación holísticos en que se cuenta con hipótesis o principios insertos en el marco de una teoría. La posible aparición de la ciencia en el campo de las humanidades, se vio como la posibilidad de hacer surgir el orden y el sistema allí donde no había sino datos e intuición, al mismo tiempo que protegería el carácter específico de ese campo frente a las invasiones externas.
El objeto de esa hipotética pero posible ciencia de la literatura sería buscar regularidades y extraer sus principios de la propia literatura, y no de fuera de ella; debería fundamentarse en una teoría acerca de la naturaleza de la literatura y pasar después a una fase de conceptualización que permita crear enunciados verificables.
La base metodológica de esta nueva disciplina es, pues, el estudio inmanente de la literatura, utilizando como herramienta principal un preciso metalenguaje, con el fin de llegar a compartir unos principios comunes y evitar en los estudios literarios las vaguedades, el atomismo monográfico, la ordenación histórica esencialmente extrínseca, la inconexión entre las investigaciones realizadas y el carácter meramente acumulativo e inorgánico de los saberes.
Los problemas que siempre se han objetado a la aspiración científica de los estudios literarios son, primero, el de cómo superar la relación entre el objeto estudiado y el sujeto que investiga; y, segundo, qué se hace con la relación entre el texto y el mundo: la semiótica y la pragmática, entre otras, han recordado que un análisis inmanente es, por definión, parcial, al dejar fuera de su estudios numerosos aspectos consustanciales a una obra literaria.
El estudio lingüístico de las obras literarias es una de las renovaciones metodológicas más importantes del siglo XX.
La lingüística pasó de su interés casi absoluto por la diacronía a romper con el positivismo y el historicismo, haciéndose con una terminología y unos útiles cuya aplicación a los textos literarios permitía resultados sólidos y contrastables.
En 1958, Román Jakobson dictó una conferencia fundamental titulada "Lingüística y poética" 8 que inauguró el estudio científico de la literatura desde una perspectiva lingüística, gracias a la cual, hacia mediados de los años sesenta, la lingüística se había consolidado como ciencia piloto de las ciencias humanas, inspirando a investigadores como las deLevi-Strauss, Greimas, Tódorov, Samuel R. Levin, etc.
La base teórica de esta perspectiva es que la literatura debe estudiarse como una construcción cuyos mecanismos pueden ser clasificados y analizados como los objetos de cualquier ciencia. La literatura, en este sentido, no es más que una forma de usar el lenguaje, y por tanto las obras literarias tienen leyes propias que esperan por ser descubiertas y que deben estudiarse en sí mismas: no son ni vehículos ideológicos ni reflejo de verdades trascendentales o de realidades sociales. La literatura es un hecho material cuyo funcionamiento puede estudiarse como se estudian otros fenómenos.

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