SEXUALIDAD Y
ADOLESCENCIA
En búsqueda de la identidad
La
adolescencia, como toda etapa de crecimiento de la vida humana, esta signada por
los cambios, las crisis y el paso a nuevos estados de vida. La sexualidad en
esta etapa no escapa a todos estos sucesos.
No hay una
sola manera de encarar la adolescencia, dependerá del criterio con que se la
mire el aspecto que se resaltará.
Desde el punto
de vista cronológico está delimitada, mas o menos, entre los doce y veinte años.
Decimos mas o menos porque como todo proceso de un ser vivo es imposible
encasillarlo en márgenes estáticos.
La pubertad,
con la menarca, (la primera menstruación) en la mujer y las primeras poluciones
nocturnas en el varón, marcan desde el punto de vista biológico el comienzo de
la adolescencia.
Con el logro
de la identidad personal (quien soy, hacia donde quiero ir, que quiero ser) está
marcado desde el criterio sicológico de abordaje, el final de este
período.
La definición
de los roles es desde el punto de vista sociológico lo que define a la
adolescencia, éstos, por supuesto dependen de la cultura en la que se vive, no
hay roles determinados de nacimiento.
Por
último hay un
criterio que en la actualidad a perdido, por lo menos en la civilización
occidental, la trascendencia que gozó en otros tiempos, el antropológico. Desde
este punto de vista el ingreso a la adolescencia está marcado por ritos
determinados por cada cultura.
Normalmente
hablamos de los adolescentes como si se tratara de un
grupo homogéneo, en realidad debemos hablar de etapas, cada una marcada por situaciones
especiales que se manifestarán también en la sexualidad.
La primera
etapa, llamada de aislamiento se da entre los 12 y 14 años. En el varón es la época de
las barras, de la
mugre y el desorden como reacción a los cambios que su cuerpo viene sufriendo.
Hay un rechazo a las niñas como forma de superar la dependencia materna. La
masturbación es la única forma de actividad sexual. La niña en cambio no
rechaza a los
varones.
Entre los 14 y
15 años se da la segunda etapa, llamada de incertidumbre. Se da mayor
importancia a los pares, dependiendo muchas veces sus decisiones personales de
las tendencias del grupo. El erotismo se da a través de chistes y
conversaciones.
En el varón se
dan encuentros homosexuales, que no marcan una futura opción homosexual, sino
que son fruto de la timidez propia de la etapa que dificulta el acercamiento a
personas del otro sexo. Comienzan los primeros enamoramientos.
En la tercera
etapa, entre los 15 y 17 años se da la apertura a la heterosexualidad. Es la
época de los grandes amores "para toda la vida", "que sin la otra persona me
muero", y a los tres días se cambio de amor, gran intensidad pero poca duración.
Hay una gran idealización de la otra persona. Se dan fantasías masturbatorias
mas intensas.
En esta etapa
se define la orientación sexual("quien me atrae, un hombre, una mujer o
ambos").
La última
etapa llamada de consolidación se da entre los 17 y 19 años. Se consolida la
identidad ( "uno sabe quien es, que quiere y a donde va").
Las relaciones
afectivas son mas estables, se logra la desidealización del ser amado sin tantos
duelos intolerables.
Recién aquí se
puede hablar de libertad y responsabilidad.
CONCLUSIÓN: la
humildad de los padres y el reconocimiento de sus carencias son puntos
importantes para lograr el reencuentro con sus hijos desde una óptica
adulta.
Un gran
problema para superar las crisis es que ni los hijos ni los padres tienen
parámetros fijos para relacionarse, el adolescente está en constante cambio, su
conducta varía entre el comportamiento infantil y el adulto.
"LOGROS A ALCANZAR: hay una serie de logros cuyo
cumplimiento son señal de una buena resolución de la crisis de la
adolescencia.
1- separación
e independencia de los padres.
2-
establecimiento de la identidad sexual.
3-
establecimiento de la orientación sexual.
4- desarrollo
de un sistema personal de valores humanos.
5- capacidad
de establecer vínculos duraderos y amor sexual y tierno a la vez con una misma
persona.
6- retorno
emocional a los padres sobre la base de una igualdad
relativa.
"
Muchas veces
podemos olvidarnos que el adolescentes es una persona en desarrollo, que si bien
debe construir su libertad, para hacerlo necesita también límites que los ayuden
a ubicarse en el mundo. Ni un marco demasiado rígido, ni la libertad total, que
siente como abandono y despreocupación por parte de los padres, ayudan al
adolescente en la búsqueda del equilibrio y la madurez.
No hay
recetas, no hay "adolescentes", sino éste adolescente, que es fruto de una
familia, con una historia determinada que influye poderosamente en la definición
de esta etapa.
Por último, y
es lo que mas cuesta a los padres acostumbrados al relacionamiento niño-adulto
con su hijo: debemos estar preparados para aceptar las definiciones de vida en
cuanto a escala de valores, opciones políticas, culturales y sexuales de
nuestros hijos. El parámetro para medir su óptimo desarrollo no es que sean lo
que siempre soñamos que fueran, sino que sean felices de la forma que ellos
elijan.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario