CONSTRUCTIVISMO
Y EVALUACIÓN PSICOEDUCATIVA
1. La
importancia de la evaluación educativa
Nadie puede negar que la evaluación educativa es
una actividad compleja, pero al mismo tiempo constituye una tarea necesaria y
fundamental para la labor docente… la
actividad de evaluación es ante todo una actividad de comprensión y reflexión sobre la enseñanza, en la cual el profesor
debe ser considerado el protagonista y responsable principal (Rosales, 1990;
Santos, 1992).
Cualquier docente debe tener una cierta concepción
explícita de cómo se aprende y cómo se enseña y también necesita tener una
cierta concepción coherente con las anteriores, sobre cómo, cuándo, por qué y
para qué evaluar, para con ello poder asegurarse que las experiencias
educativas que vaya proponiendo en el acto
de instrucción produzcan datos positivos.
El profesor debe poseer un cierto conocimiento
teórico y práctico más o menos preciso, de todo un nutrido arsenal de
instrumentos y técnicas para evaluar los aprendizajes de los alumnos en los
momentos pertinentes en que se decida hacerlo, sea porque él lo considere así o
porque la institución o el currículo se lo demanden.
La evaluación es parte integral de una buena
enseñanza, de hecho no es posible concebir adecuadamente a la enseñanza sin la
evaluación. Es una tarea necesaria que aporta al profesor un mecanismo de
autocontrol que regula y le permite conocer las causas de los problemas u
obstáculos que se suscitan. Sin la información que nos proporciona la
evaluación no tendríamos argumentos suficientes para proponer correcciones y
mejoras.
2.
¿Qué es evaluar?
El concepto de
evaluación lo asociamos a la tarea de realizar mediciones sobre la importancia
de las características de un objeto, hecho o situación. Sin duda la evaluación
incluye actividades de estimación cualitativa o cuantitativa, las cuales se
consideran imprenscindibles, pero al mismo tiempo, involucra otras cuestiones
que van más allá y que en cierto modo la definen. Evaluar implica seis aspectos
centrales (Miras y Solé, 1990; Santos, 1993: Wolf, 1988):
1.
La demarcación del objeto, situación,
o nivel de referencia a ser evaluado.
2.
El uso de criterios para la
realización de la evaluación, estos criterios deben tomar como fuente
principal, las intenciones educativas predefinidas.
3.
Una
cierta sistematización mínima necesaria para la obtención de la
información, a través de la aplicación de las diversas técnicas, procedimientos
e instrumentos evaluativos.
4.
Con base en la obtención de la
información la elaboración de una representación lo más fidedigna posible del
objeto de evaluación. Esta comprensión será más rica si se toma en cuenta una
mayor cantidad de elementos y fuentes para construirla.
5.
La emisión de juicios de naturaleza
esencialmente cualitativa sobre lo que hemos evaluado con base en los criterios
predefinidos y la construcción de la
comprensión lograda.
6.
La toma de decisiones para producir
retroalimentaciones, ajustes y mejoras necesarias y sustantivas de la situación
de aprendizaje y/o de la instrucción.
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