Término muchas veces confundido con hiperactividad, y ésta a
su vez, confundida con energía, actividad normal de la infancia. Los mismos
profesores tienen tendencia a decir que algunos de sus alumnos son
hiperactivos, esto como sinónimo de mucha actividad. Se ha manoseado demasiado
el término, y muchos maestros confunden los términos, o los usan de escudo y pretexto
tras de un alumno que no tenga nada de ello y sí quizá algún desorden emocional
o una necesidad educativa diferente. No se vale confundir la gimnasia con la
magnesia. O decir que existen los niños “índigos” o “cristal” sin ninguna base
o prueba científica. Estos niños llamados de manera romántica índigos, tienen
características típicas de déficit de atención.
Es importante comprender que puede haber dos tipos
diferentes de hiperactividad, uno ocasionado por una situación particular,
puede terminarse cuando la situación cambia o el niño aprende a manejar la
tensión. El otro es ocasionado por diferencias neurológicas en el cerebro del
niño. Y es por ello que requieren medicamento, siempre dirigido y vigilado por
un especialista. El desbalance químico cerebral sí existe (aunque Tom Cruise
con su cienciología lo niegue).
La distracción en la hiperactividad es muy común, pero no
aquella como resultado de actividades tediosas, aburridas. Puede ser algo muy
interesante o divertido, pero el niño con déficit de atención filtra cada uno
de los sonidos o vistazos de su alrededor, de manera que no enfoque la
actividad central en la que se esté desempeñando.
Y también existe la hiperactividad con déficit de atención.
Encontré algunas de sus características:
1. Casi siempre nervioso, moviendo sus manos o pies o
retorciéndose en la silla.
2. Tiene dificultad de permanecer sentado cuando es
requerido a hacerlo.
3. Siempre se distrae por estímulos extraños.
4. Tiene dificultad de esperar turnos en juegos o
situaciones de grupo.
5. Siempre deja escapar respuestas antes de que la pregunta
haya sido terminada.
6. Tiene dificultad para seguir instrucciones de otros.
7. Tiene dificultad en poner atención a tareas o actividades
de juego.
8. Siempre pasa de una actividad a otra sin terminar
ninguna.
9. Tiene dificultad para jugar en silencio.
10. Siempre interrumpe y se mete con otros.
11. Siempre habla demasiado
12. Casi nunca escucha lo que se le dice.
13. Casi siempre pierde cosas que son necesarias para tareas
o actividades de la casa o escuela.
14. Siempre se encuentra en actividades físicas peligrosas
sin considerar las posibles consecuencias.
¿Han leído algo respecto a los niños índigo? ¿Se parecen o
no las características? Claro que se parecen.
Y existen opiniones encontradas
acerca de si medicar o no. Yo no soy médico ni mucho menos psiquiatra, es por
ello que debemos dejar en manos de especialistas preparados y serios esta
decisión. Y como maestros debemos de tomar más en serio estas palabras:
hiperactividad y déficit de atención, no aplican a todos los casos. Y tampoco
estamos capacitados para diagnosticarlo, sin embargo, tenemos la obligación de
observar a los alumnos y ante la sospecha bien fundamentada de alguno de estos
casos, dar aviso a los padres para que su hijo pueda ser canalizado a la
instancia donde puedan darle la atención que necesite. Y a veces quienes
requieren mayor ayuda son los padres de familia que no aceptan que su hijo
pueda no ser “perfecto”.
Cabe señalar una diferencia con la palabra hiperquinesia,
también conocida como TDA, que pareciera ser casi lo mismo que la
hiperactividad con déficit de atención. Un niño hiperquinético tiene las
siguientes características:
Suelen ser descuidados e impulsivos, propensos a accidentes
y pueden tener problemas de disciplina por no seguir normas, pero no lo hacen
por desafiar a la autoridad sino por una falta de premeditación.
Su relación
social con los adultos suelen ser desinhibidas, imprudentes y sin reservas. Son
impopulares con otros niños y pueden llegar a convertirse en niños aislados. Es
frecuente la presencia de un déficit cognoscitivo y son extraordinariamente
frecuentes los retrasos específicos en el desarrollo motor y del lenguaje.
Son complicaciones secundarias un comportamiento antisocial
y una baja autoestima. Los trastornos hiperquinéticos se presentan en varones
con una frecuencia varias veces superior a la que se presentan en el sexo
femenino. Es frecuente que se acompañe de problemas de lectura o del
aprendizaje.
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