Por Gisela Anahi Esquivel Cabrera
El miércoles pasado los
maestros de la zona 019 de Yurécuaro tuvimos reunión sindical, y quiero
compartir con ustedes un poco sobre la preocupación que surge de uno de las cuestiones
que más nos interesa como docentes: LA EVALUACIÓN.
Se critica y censura severamente la prueba ENLACE; en el ámbito social y en el ámbito
educativo-humanista.
Respecto al primer
elemento, nos parece que todo el procedimiento es básicamente una medida
política y económica, es decir usada con fines partidistas, por y para grupos
de poder, en donde el aspecto económico es lo primordial y se deja de lado lo
académico. Se otorga primacía a los elementos que favorecen el utilitarismo, lo
económico, los procesos de producción, dejándose en sentido secundario o definitivamente
nulificado el aspecto cognitivo y el subjetivo, la persona y su reflexión.
Podrían utilizarse esos recursos en situaciones más vitales; el problema, es
que no observamos alguna opción que no esté institucionalizada y gobernada por
criterios irracionales: utilitaristas, economicistas, deshonestidad, nepotismo,
corrupción. Es una cantidad de dinero muy grande la que se utiliza en comprobar
o enmascarar algo que nosotros mismos hemos vivido y padecido: un sistema
educativo que se utiliza primordialmente para homogenizar a las personas, para
condicionarlas hacia elementos técnicos y prácticos, dejándose de lado lo
cognitivo, la reflexión, y sobre todo la actitud humanista.
Aquí, es donde entra la
segunda crítica, en el ámbito educativo-humanista.
Consideramos que pese a su
discurso oficial, ese tipo de pruebas realizan un proceso de criba, de
selección, injustificada, y nuevamente con trasfondos utilitaristas; la
nuestra, no es una interpretación aislada, de acuerdo a Coll Lebedeff, las
evaluaciones tipo ENLACE son instrumentos coercitivos y excluyentes; explica
que…
“Uno debe preguntarse seriamente si la
solución real para el país, frente al deterioro creciente, es sencillamente
evaluar para poder excluir a los “reprobados” o a los “incapaces”. El problema
de fondo es que para el gobierno esta sí parece ser la solución, una cómoda
solución, además.
El hecho parece sencillo, nadie debería
de refutarlo: una evaluación, sobre todo una evaluación “neutra y objetiva”, es
el mejor mecanismo para saber qué aptitudes, capacidades, conocimientos tiene
realmente un individuo y determinar con esta información si es apto o no para
estudiar o trabajar y realizar proyectos en determinada situación. Justamente
en la sencillez del razonamiento estriba su compleja perfidez”.
Según esta investigadora,
es injustificado que una persona o instrumento ajeno a las dinámicas
establecidas entre el profesor y los alumnos, interfiera con un producto o
criterio que desconocen el ser, pensar sentir y hacer de los involucrados,
pintándose como objetividad a ese inmiscuirse.
Además, el gobierno utilizará el proceso evaluador con vistas a
optimizar los elementos productivos de los integrantes de la sociedad.
Entonces, ENLACE aparece
como uno de tantos proyectos gubernamentales (por ejemplo Laguna Verde o
Conasupo) que si bien inicial y superfluamente aparecen como elementos que
mejoran o mejorarán la calidad de vida de los habitantes -de las clases media y
baja de esta neocolonia tercermundista llamada México-, tras una análisis más
profundo y yendo más allá de la inmediatez, se nos permite comprender que el
costo es exorbitantemente mayor que el beneficio, y aun, provoca un perjuicio,
es dañino, excluyente e injusto, posee un fin empresarial nulificando lo
epistemológico y lo humanista.
El proyecto ENLACE ES UN FRAUDE, un proceso BUROCRÁTICO,
gasto innecesario y estéril, efectuado por el aparato gubernamental pero
designado por las facciones económicas que dominan y estructuran a las
sociedades: los grandes capitales, los neocolonialistas.
Coll Lebedeff, Una
Alianza por la Calidad, o El Reiterado Fracaso y Fraude de la Evaluación, pp
40-41.
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