Antonio de Padua María
Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón
(21 de febrero de 1794 – 21
de junio de 1876)
Fue un político y militar mexicano. Fue Presidente
de México en once ocasiones. A lo largo de su larga carrera política se unió en
distintas ocasiones a realistas, insurgentes, monárquicos, republicanos, liberales
y conservadores. Santa Anna fue también gobernador de Yucatán en 1824. Su
figura es una de las más polémicas en la historia mexicana.
Fue hijo del notario Antonio
López de Santa Anna y su esposa Manuela Pérez de Lebrón. Nació en Xalapa, Veracruz. Ambos
padres deseaban para él un porvenir tranquilo y acomodado, como correspondía a
un joven de ascendencia española. Sin embargo, por su carácter aventurero y sus
deseos de sobresalir, consiguió ingresar en el Ejército Real de la Nueva España
a los dieciséis años, el 6 de julio de 1810 como simple cadete en el Regimiento de Infantería
Fijo de Veracruz. En 1811
su regimiento fue convocado para sofocar el movimiento insurgente iniciado un
año antes por el cura Miguel Hidalgo y Costilla pero, debido a
la derrota de Hidalgo en la Batalla de Puente de Calderón, fue
enviado hacia el norte
Su
carrera política empezó en 1821, fecha en el que el Plan
de Iguala de Iturbide consagró la independencia de la Nueva España,
siendo su instructor Joaquín de Arredondo.
Iniciaría entonces una larga serie de imprevisibles adhesiones ideológicas.
Enviado por el gobierno colonial a dar auxilio a la ciudad de Orizaba que
estaba sitiada por los rebeldes, los derrotó y fue condecorado por el virrey y
ascendido a teniente coronel. Fue nombrado comandante del puerto de Veracruz pero
horas después se levantó en armas contra el gobierno realista, uniéndose a los
insurgentes gracias a la persuasión de José Joaquín de Herrera. Fue derrotado en
esa plaza pero se hizo fuerte en Córdoba.
Bajo
su mandato en Veracruz, logró obligar a los españoles a retroceder hasta el
fuerte de San Juan de Ulúa, último reducto de éstos.
La transformacion de Nueva
España a México no iba a ser fácil. España desconoció hasta 1836 la independencia
de su colonia y esto hizo que aumentara el fervor de libertad en las
principales ciudades. Luego de firmar Iturbide los Tratados de Córdoba, en los
que México se declaró independiente, empezó la polarización de políticos y
militares mexicanos. Había en el recién nombrado congreso constituyente
representantes monárquicos o borbonistas, republicanos e iturbidistas.
Durante los primeros años
del México independiente, los acontecimientos ayudaron a Santa Anna en su
imparable ascenso. Los levantamientos de 1827 le dieron la
posibilidad de ponerse del lado del gobierno de forma sorprendente, puesto que
la participación de su hermano Manuel del lado rebelde, hacía suponer que Santa
Anna se retiraría de su hacienda en Veracruz para
apoyarlo. La suerte de los dos hermanos fue muy distinta a raíz de este
acontecimiento: mientras Manuel era desterrado, Antonio obtenía el gobierno de Veracruz.
A su regreso a Veracruz, al
ser liberado por los texanos ("texans"), Santa Anna es destituido
como presidente. Cuando los ciudadanos franceses le exigieron al gobierno
mexicano una indemnización por los daños causados por las tropas de Santa Anna
años atrás en sus negocios, no hubo respuesta por parte del gobierno mexicano,
así que en 1838
mandaron una expedición que bloqueó a Veracruz y ocupó la plaza hasta que el
daño fuera pagado.
Cuando en 1843, Estados
Unidos planteó la incorporación de Texas a su territorio, Santa Anna
intentó zafarse de la escena política para no sufrir descalificaciones de la
opinión pública. Puso de pretexto la muerte de su esposa Inés García para retirarse
de la presidencia mientras pasaba el furor público por la anexión de Texas a
los Estados Unidos.
En ausencia de Santa Anna,
la situación interna en México estaba repartida entre hostilidades y caos
político. Los Estados Unidos aprovecharon la situación para enviar sus tropas
al río Bravo. Aunque el límite de Texas en ese entonces era el río
Nueces, unos kilómetros más al norte. Este movimiento ofensivo por parte de
los Estados Unidos presionó y orilló al gobierno mexicano a defender la
soberanía del territorio nacional, y dio así inicio la guerra entre estos dos
países
Tras la derrota, Santa Anna
abandonó el país después de renunciar a la presidencia que había ocupado durante
la guerra. El hambre, el descontento y las pugnas políticas hicieron caer en
crisis al país. Los conservadores fueron imponiéndose en la mayor parte de los
estados y reclamaron de nuevo el regreso de Santa Anna.
Falleció la noche del jueves
21 de junio de 1876 y fue inhumado en el viejo Panteón del Tepeyac, de la Villa
de Guadalupe-Hidalgo.
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