La gente, en su mayoría, cuando se topa con un niño que se aísla lo considera “raro”. Sin embargo, cada vez son más las familias que deben convivir con un trastorno que debe ser tratado por varios especialistas y que en términos globales se mantiene sin alteración por lo que conlleva un gran desgaste anímico y familiar.
Los niños con Síndrome de Asperger –autismo de alto funcionamiento-, presentan retraimiento y retardo en el desarrollo más bien por la falta de efectividad en las relaciones con los otros, lo que los lleva a sentir mucha frustración.
Manifiestan un fuerte deseo de relacionarse con otras personas, pero con mayor dificultad. Incluso a veces de manera obsesiva repiten comportamientos, se especializan en algunas tareas y se fijan en temas específicos como los dinosaurios, la computación, entre otros. Y en algunos casos no muestran ninguna reacción ante una situación emotiva ni entienden los códigos sociales, por lo que se aíslan al no conseguir aceptación de sus pares.
Su inteligencia está por sobre la media y pueden sobresalir en campos como la informática o la ciencia. Pero tienen trastornos de lenguaje y dificultad para insertarse, problemas en contacto visual, posturas, gestos, expresiones faciales y son torpes en movimientos.
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