Detente, sombra de mi bien
detente, sombra de
mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.
si al imán de tus
gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?
mas blasonar no
puedes, satisfecho,
de que triunfa en mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho,
que tu forma
fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.
En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
a la incompresión
mundana
en perseguirme, mundo, ¿qué interesas?
¿en qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?
yo no estimo tesoros
ni riquezas;
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.
y no estimo
hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor,
en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.
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