La sociedad actual demanda con urgencia individuos capaces de
expresar con claridad sus opiniones frente a cambios y alternativas necesarias
para el progreso y bienestar del mundo en que viven.
La habilidad para comunicarse oralmente no puede considerarse
en estos momentos como un don o un privilegio: ya es una necesidad imperiosa en
todos los ámbitos de la vida socialmente organizada.
Todos los individuos pertenecientes a una sociedad deberían
preocuparse por mejorara su capacidad para la comunicación oral y muy
especialmente quienes trabajan dentro del mundo
educativo, pues ellos son los propulsores y formadores de las nuevas
generaciones que en un futuro dirigirán el desarrollo de nuestra sociedad.
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