La educación: una obra eminentemente
humana.
Fernando
Savater (1996) dice, citando a Graham Greene, que "ser humano es también
un deber". Es decir, "nacemos humanos, pero eso no basta. Además
tenemos que llegar a serlo"; y la posibilidad de ser humano sólo se
realiza efectivamente por medio de los demás, de los semejantes, es decir,
"de aquellos a los que el niño hará todo los posible por parecerse".
Y "si, -continua Savater- como dice Jean Rostand, la cultura es lo que el
hombre añade al hombre, la educación es el acuñamiento de lo humano allí donde
sólo existe como posibilidad. Lo propio del hombre no es tanto el mero aprender
como el aprender de otros hombres, ser enseñado por ellos". Entonces
entendemos el porqué de la necesidad de la educación como acción organizada de
humanos sobre humanos. Debemos estar de acuerdo en que el aprendizaje humano,
lejos de ser idéntico al aprendizaje animal, es un proceso complejo, cargado de
un sinnúmero de variables que lo determinan y lo diferencian en el caso de cada
persona. Más aún si entendemos a la formación desde la perspectiva del sujeto,
pues dice Moya (2002:23) que ésta "concibe el formarse parte de la
historia de cada sujeto, unida e imbricada a la historia de otros. Es en esa
historia común que el sujeto inscribirá sus nuevos aprendizajes", es lo
que Bruner explica como la construcción de los conocimientos compartidos por
parte de alumnos y profesor, en donde lo conocido se plantea abierto al
escrutinio en un proceso social y no individual en el que se compara, contrasta
y discute.
Podemos
entender la complejidad del proceso de aprendizaje en las materias que se
enseñan, pero debemos asumir que no es sólo eso: aprendemos contenidos e
información, y desarrollamos habilidades y competencias; sin embargo, también
aprendemos una manera de vivir, de ver al mundo, aprehendemos una cultura, una
cosmogonía . Pero no es sólo eso: también es el aprendizaje de una serie de
signos y significaciones, un aprendizaje de relaciones simbólicas, de un
lenguaje particular, de un discurso específico que nos otorga una perspectiva
para entender lo que sabemos y lo que somos capaces de hacer, tanto a nivel de
producto tecnológico como a nivel de relaciones entre personas Es por eso que
nuestro aprendizaje como humanos sólo es posible cuando estamos en contacto con
otros seres humanos porque lo anterior sólo es posible aprenderlo de otros que
lo hayan aprendido igual que nosotros: de la cultura, que es obra eminentemente
humana.
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