VIOLENCIA
ESCOLAR
PROF. DR. HECTOR S. BASILE
Silvia De los Santos Esquivel
Lengua y Literatura Española 3B
Nuestras escuelas siguen siendo uno de los más
seguros lugares de convivencia social, eso no significa que la violencia en las
escuelas sea un fenómeno aislado, un accidente imprevisible. Tampoco se puede
hablar de un clima generalizado de violencia y agresiones.
La seguridad en las escuelas es un tema que
interesa, incumbe y responsabiliza a todos los que están relacionados con la
educación, los responsables políticos, los maestros, los alumnos, los padres,
los consejeros escolares, los pedagogos, los psicólogos, los psiquiatras
infanto-juveniles, las colectividades locales y otras organizaciones públicas o
privadas.
Los fenómenos ligados a la violencia en las
escuelas están adquiriendo una creciente importancia. Los sucesos trágicos
constituyen formas extremas de esa violencia y cada vez son menos raros.
Pero
la violencia no sólo se presenta en esta forma., hay actos que atentan contra
la integridad psíquica, moral y/o física de las personas (alumnos, educadores,
terceras personas, bienes e instituciones). Son especialmente las violencias
verbales y físicas, las amenazas e intimidaciones a alumnos o educadores, la
indisciplina, las degradaciones de bienes escolares, etc., las que confieren un
clima de inseguridad a la vida escolar.
La violencia escolar es sólo la “punta de un
témpano de hielo” de un problema mayor, el de la sociedad.
Se trata de un problema que tiene toda la
sociedad, en la que la familia, la justicia y el sistema educativo deben
implicarse.
El
ámbito educativo no genera un tipo de violencia específico y en muchos casos
amortigua y ayuda a elaborar la externa (familiar, vecinal, social).
La
violencia escolar no se genera preponderantemente
en la escuela, sino que ésta la recibe fundamentalmente del ambiente
social y familiar, y degenera en vandalismo y agresiones hacia los docentes y
los alumnos.
Las
causas de la violencia son las mismas, ya sea que ésta se manifieste en la
comunidad o en las escuelas. Está vinculada con familias alteradas, barrios carecientes
y desorganizados, adolescentes involucrados con las drogas y el alcohol, entre
otras causas (1).
2
Se deben diagnosticar las situaciones
socioeconómicas, familiares y personales generadoras de “pre-violencia”.
Cuando un niño es rechazado por sus compañeros se
siente intimidado, maltratado, violentado, su autoestima se resiente, tiene
dificultades de concentración, se torna inseguro y tiene temor de ir a la
escuela.
Los efectos psicológicos de ser víctima o agresor
pueden ser muy negativos, tanto para el desarrollo psicosocial de los
protagonistas como para el de los que son involuntarios testigos de esas
circunstancias, quienes se acostumbran a vivir en situaciones interpersonales
que están signadas por el abuso y la intimidación.
Hay que prestar atención a los observadores pasivos
de la violencia escolar, que pueden sentir inseguridad, y culpabilizar a la
víctima, además de desarrollar una doble moral, que les permite justificar la
violencia, ya que piensan que si queda impune, no debe ser tan mala.
El maltrato entre iguales, se oculta ante los
adultos porque produce vergüenza en la víctima.
Hay muchos casos de intimidaciones que no se
denuncian por temor a las represalias.
Algunos niños, que no se integran bien a la vida
social escolar (no necesariamente por dificultades personales), pueden ser
objeto de burlas, insultos, actitudes peyorativas, agresiones físicas y/o
psicológicas por parte de otros niños o jóvenes que abusan de su fuerza o de su
popularidad. Estos tampoco son individuos bien integrados, en general son
inseguros que buscan por medio del abuso de la fuerza ser respetados. Si la
situación no se controla a tiempo, pueden transferir ese modelo de
comportamiento a otros ámbitos y a otras relaciones sociales (19).
Escuela
no es solamente la comunidad educativa, también lo son el edificio, su
mobiliario, sus instalaciones, que son imprescindibles para desarrollar la
tarea educativa. También suelen ser objeto de maltrato y abandono.
Al
maltrato del entorno escolar no se le suele dar importancia. Es menester
reconocerlo, diagnosticarlo.
En una consulta a 92 directores de escuelas del
conurbano de la Ciudad de Buenos Aires llevada a cabo por Poder Ciudadano (ONG)
(12), el 84,7 % de los mismos señaló que la violencia había aumentado en
relación con el período lectivo del año anterior. El 68 % refirió un incremento
de los hechos de violencia protagonizado por los alumnos; señalando que es más
frecuente en los establecimientos ubicados al sur de la Avenida Rivadavia, lo
que coincide con un mayor empobrecimiento de la población en esas áreas, como
se visualiza en un gráfico adjunto.
CAUSAS
QUE INFLUYEN EN EL FENÓMENO DE LA VIOLENCIA ESCOLAR,
Se reconocen las siguientes:
1-Empobrecimiento de la situación económica (el 68 %
de los directores
la mencionan como causa principal)
2-La crisis de valores de la sociedad.
3-El consumo de drogas entre los jóvenes.
4-La crisis de autoridad de los padres y docentes.
5-Fomento de la violencia por los medios masivos de
comunicación. (TV en especial).
CONCEPTOS:
Antes
de proseguir con el estudio de la violencia escolar definamos algunos
conceptos
que nos serán necesarios para la acabada comprensión del
fenómeno.
VIOLENCIA:
SITUACIÓN DE ACOSO, INTIMIDACIÓN O VICTIMIZACIÓN:
VARIABLES QUE INFLUYEN
EN ELCOMPORTAMIENTO VIOLENTO Y ANTISOCIAL
EN LAS ESCUELAS:
1- EVOLUTIVAS: proceso de desarrollo
emocional y socio ético en relación
con
el tipo de relaciones que los estudiantes desarrollan con sus iguales.
2- PSICOSOCIALES: implica las
relaciones interpersonales, la dinámica socio
afectiva
de las comunidades y los grupos dentro del os que viven los
alumnos,
las complejidades propias del proceso de socialización de los niños
y
jóvenes.
3- EDUCATIVAS: son las variables internas
al propio colegio, relacionadas con
La
mayor o menor aparición de comportamientos antisociales. Incluye:
Al
haber soslayado esos aspectos (se refiere a los enunciados en el cuadro
anterior), junto con el gran aumento de la población escolar debida a la
extensión del período de años de escolaridad obligatoria, lo que condiciona la
concurrencia de alumnos que no tienen conciencia de la trascendencia del
estudio para su futuro, la escuela secundaria tiene ahora dificultades para
articular una respuesta educativa ante la violencia y el comportamiento
antisocial de esos jóvenes.
Durante
el quinquenio 1955-2000 en la Provincia de Buenos Aires creció la matrícula en
todos los niveles de enseñanza (Indec). Se ha producido un incremento del 20 %
en el total, que actualmente alcanza a 3.943.215 alumnos; a pesar de lo cual el
14,3 % de los adolescentes de entre 13 y 18 años, es decir 175.000, no completa
la enseñanza media (24).
Se plantea el problema de la calidad de la educación impartida,
puesto que la mayor concurrencia de alumnos, tiene que ir acompañada de una más
alta calidad de formación, ya que en tiempos de violencia, como los que
vivimos, se torna necesario replantear los objetivos de convivencia
interpersonal, institucional y social.
El ambiente en la escuela estaría reproduciendo el sistema
de normas y valores de la comunidad en la que está inserta (barrio, villa,
pueblo, ciudad) y de la sociedad en general. Los estudiantes estarían siendo,
en ese sentido, socializados en “ANTIVALORES”, como la injusticia, el
desamor, la insolidaridad, el rechazo a los débiles y a los pobres, el maltrato
físico y psíquico, en síntesis, el modelo de relaciones interpersonales basado
en el desprecio y la intolerancia ante las diferencias personales.
Esta situación revela un deterioro profundo de la
convivencia en el área educativa; por lo que es necesario revisar el régimen de
convivencia escolar” (23).
Por una parte educando para la convivencia, la no
violencia y el respeto por los derechos de todos y cada uno.
Se debe entrenar a los actores de la educación
(alumnos, docente, padres, instituciones en “técnicas de negociación” para
la solución pacífica y consensuada de los conflictos.
Pero al mismo tiempo señalar educativamente los “límites”
con firmeza y convicción, recordando la máxima ética por excelencia: “sólo
somos libres si somos esclavos de la ley”, pero no de una ley hueca de sentido,
sino de leyes de convivencia que tengan sentido profundo por estar motivadas en
el bien común y los valores válidos para la cultura social.
MANIFESTACIONES
Introducción
Vandalismo:
El
desarrollo de nuestro trabajo se basará en tratar de explicar como el
adolescente en este período de la vida, el cual, por lo general, se vive como
conflictivo, tanto por los padres como por el mismo, podría llegar caer en el
vandalismo.
Es
en esto que se basará nuestro trabajo, en el cómo y no en las conductas
vandálicas.
Para
esto, empezaremos explicando la crisis de identidad que se sufre en la
adolescencia y como afecta ésta a los jóvenes. Debido a los cambios corporales,
las exigencias de sus padres y el medio social, para el adolescente los cambios
son vividos con una gran carga de angustia.
Dichos
cambios los llevaran al joven a refugiarse en el grupo de pares, como mecanismo
de defensa, en busca
de
homogeneidad que le de cierta seguridad. La barra le sirve para encontrar una
identidad momentánea
mediante
la sobre identificación y así sentirse bien consigo mismo. Esta identidad va a
estar basada en figuras
idolatradas
por el grupo o la sociedad, no importa si ésta es una identificación negativa,
lo que importa es
conseguir
una lo antes posible.
En
caso que sé de la identificación con la figura negativa, y que el joven no
pueda controlar sus impulsos, ya
sea
por una mala relación con los padres, acompañada de falta de comunicación en
general y la falta de límites
impuestos
a su hijo; esto podría derivar en el vandalismo. Todo esto será detallado a
continuación.
Adolescencia
Con
la aparición de los caracteres sexuales primarios, que son: el crecimiento de
los órganos genitales y la
aparición
de la Menarca, primera menstruación en la niña, y el comienzo de la eyaculación
en el niño; junto
con
la presencia más tarde de los caracteres sexuales secundarios, que son: el
crecimiento de masa muscular,
el
cambio de voz, la aparición de vello en la cara del hombre. También del vello
en el pubis de ambos sexos,
el
ensanchamiento de las caderas y el crecimiento del busto en la mujer, etc., es
que comienza la pubertad.
Esta
es platafcaca de despegue para la adolescencia.
Desde
ya, vale remarcar que adolescencia y pubertad no son sinónimos. La pubertad se
refiere sólo a cambios
Vandalismo:
El
desarrollo de nuestro trabajo se basará en tratar de explicar como el
adolescente en este período de la vida,
el
cual, por lo general, se vive como conflictivo, tanto por los padres como por
el mismo, podría llegar caer en
el
vandalismo. Es en esto que se basará nuestro trabajo, en el cómo y no en las
conductas vandálicas.
Para
esto, empezaremos explicando la crisis de identidad que se sufre en la
adolescencia y como afecta ésta a los jóvenes.
Debido
a los cambios corporales, las exigencias de sus padres y el medio social, para
el adolescente los cambios son vividos con una gran carga de angustia.
Dichos
cambios los llevaran al joven a refugiarse en el grupo de pares, como mecanismo
de defensa, en busca de homogeneidad que le de cierta seguridad. La barra le
sirve para encontrar una identidad momentánea mediante la sobre identificación
y así sentirse bien consigo mismo. Esta identidad va a estar basada en figuras idolatradas
por el grupo o la sociedad, no importa si ésta es una identificación negativa,
lo que importa es conseguir una lo antes posible.
En
caso que sé de la identificación con la figura negativa, y que el joven no
pueda controlar sus impulsos, ya sea por una mala relación con los padres,
acompañada de falta de comunicación en general y la falta de límites impuestos
a su hijo; esto podría derivar en el vandalismo. Todo esto será detallado a
continuación.
Adolescencia
Con
la aparición de los caracteres sexuales primarios, que son: el crecimiento de
los órganos genitales y la aparición de la Menarca, primera menstruación en la
niña, y el comienzo de la eyaculación en el niño; junto con la presencia más
tarde de los caracteres sexuales secundarios, que son: el crecimiento de masa
muscular, el cambio de voz, la aparición de vello en la cara del hombre.
También del vello en el pubis de ambos sexos, el ensanchamiento de las caderas
y el crecimiento del busto en la mujer, etc., es que comienza la pubertad.
Esta
es platicada de despegue para la adolescencia.
Desde
ya, vale remarcar que adolescencia y pubertad no son sinónimos. La pubertad se
refiere sólo a cambios
físicos,
corporales; en cambio la adolescencia, también a los cambios psicológicos que
estos acarrean. Es por eso que la pubertad se encuentra dentro de la
adolescencia.
La
adolescencia es según Aberastury y Knobel,La etapa de la vida en la cual el
individuo busca establecer su identidad adulta, apoyándose en las primeras
relaciones objetales−parentales internalizadas y verificadas en la realidad que
el medio social le ofrece, mediante elementos biofísicos en desarrollo a su
disposición y que a su vez tienden a la estabilidad de la personalidad en un
plano genital, lo que sólo es posible si se hace el duelo por la identidad
infantil.
Esta
etapa es muy conflictiva, tanto para el adolescente como para sus padres, en su
relación con el mundo externo. Esto se debe a que el niño, en un momento de su
vida en el que sentía cómodo consigo mismo, con su relación de dependencia y
sin ninguna responsabilidad; en un corto tiempo, se despierta con su cuerpo
diferente
y con un montón de responsabilidades, expectativas nuevas de sus padres
respecto a éste y su comportamiento. Ya no se siente el mismo, ha perdido su
identidad.
La
identidad es según Erikson La capacidad que tiene el yo de mantener una
mismidad y continuidad frente al
destino
cambiante.
Para
Sorensen es La creación de un sentimiento interno de mismidad y continuidad,
una unidad de la personalidad sentida
por el individuo y reconocida por otro. Sería algo así como un sentimiento de
pertenencia de sí mismo y de continuidad en el tiempo. Esto incluye un sentimiento
de orgullo; un proceso de reflexión y observación de sí mismo en todos los
niveles del funcionamiento mental y por medio del cual el individuo se juzga
así mismo a la luz de lo que advierte cómo los otros lo juzgan a él.
Durante
la infancia, el niño vive en un mundo de fantasía y de despreocupación total.
Esto va acompañado de una relación de dependencia hacia los padres, en la cual
vive muy cómodamente. Dicha identidad de niño dependiente y sin preocupaciones
que tiene en la infancia, entra en crisis con la aparición de los caracteres sexuales
secundarios. De pronto todo cambia, su comportamiento debe corregirse porque le
dicen que ya no es un niño, pero el se siente igual que ayer, cuando dicho
comportamiento estaba bien visto. Pero ahora, en un cambio en la actitud de los
padres que se da en un período breve de tiempo, pues el cuerpo madura rápidamente,
se lo critica. Esto se debe a que los padres no se dan cuenta, que lo que
maduro de forma muy rápida fue sólo su cuerpo, y que éste no madura de igual
manera que la mente del niño. Es ahí que se produce
un
de fasaje entre el Yo psicológico y el Yo corporal. Es aquí cuando entra en
crisis.
La
crisis de Identidad es según Erikson: ...conflictos graves, cuya sensación de
confusión es más bien debida a una guerra dentro de ellos mismos, así como los
rebeldes confusos y delincuentes se hallan en guerra con su sociedad.
El
adolescente pierde su identidad infantil o más bien ésta entra en crisis,
cuando su cuerpo infantil pasa a convertirse en uno de adulto, por los cambios
que trae aparejados la pubertad.
Con
estos cambios que se dan en lo físico, también vienen dados los cambios
psicológicos de pérdida de identidad.
El
adolescente debe adaptarse ahora a su cuerpo nuevo y buscar una nueva
identidad. Éste debe modificar su estructura psíquica, para adaptarla,
necesariamente a este nuevo esquema corporal. Ésta se alcanza mediante una
disociación, proyección e introyección que permiten el conocimiento del self y
a su mundo externo, o sea de su mundo interno y externo.
El
self es un auto−concepto al que Sherif y Sherif denomina como: el yo
psicológico.
Cuando
encuentre el equilibrio entre lo psíquico y lo corporal, hallará una nueva
identidad.
Para
lograrlo tendrá que pasar por tres duelos básicos, según Aberastury y Knobel, y
un cuarto duelo por la bisexualidad infantil.
Estos
son: el duelo por el cuerpo infantil, el duelo por el rol y la identidad
infantil, y el duelo por los padres de la infancia. Los duelos afectan tanto a
los padres como a los hijos, son vividos por los dos. Knobel dice que es una
ambivalencia dual. Por ejemplo, esto se ve, en la angustia de los hijos por los
padres de la infancia, y la
angustia
que sienten luego los padres por los hijos de la infancia; por miedo de estos a
envejecer y a enfrentarse a una muerte próxima. Es tal vez por esto que se hace
tan conflictiva esta etapa.
El
duelo por el cuerpo infantil consiste en ir aceptando las modificaciones
biológicas, ante las cuales siente impotencia, ya que no puede hacer nada para
frenar estos cambios. Esto se refleja en cierta rebeldía en la esfera del
pensamiento. Así siente un fenómeno de despersonificación, se halla incómodo
con su cuerpo, como torpe, tira y rompe todo. Los movimientos que antes hacía
para alcanzar las cosas no dan los mismos resultados, y sus padres le reprochan
constantemente, le dicen que tira todo. ¿Qué te pasa, que antes eras tan
cuidadoso?
Como consecuencia de dichos reproches, trata de negar la perdida de su
identidad y su cuerpo infantil, para retener los logros que tubo de chico. Esto
lo hace mediante la intelectualización y el pensamiento omnipotente, manejando
el tiempo como si este fuera un objeto.
Las
fluctuaciones constantes de la realidad, que lo ponen en una nueva situación
frente a sus padres, familia y mundo externo, lo impulsa a elaborar esa
pérdida, a ir conformando su nueva personalidad, y esto lo llevará al próximo
duelo que es por la identidad y rol infantil.
El
niño en su infancia, acepta su relativa impotencia, necesita de otras personas
que cumplan sus funciones yoicas, y su yo, mediante la proyección e
introyección configura su identificación.
En la adolescencia, sufre un fracaso de
personificación. No se da cuenta de cómo debe actuar, ya que no es un niño pero
tampoco un adulto. Es lo suficientemente grande para ser un niño y por tanto no
puede mantener la dependencia infantil
aunque
quisiera. Esto es debido a la actitud de sus padres que ahora tienen para con
él. Pero tampoco puede
asumir
la independencia adulta. Sufre una confusión de roles, recurre al mecanismo de
defensa esquizoide de
delegar
toda responsabilidad y obligaciones en el grupo de pares (barra), quedando así
por fuera del proceso
de
pensamiento; forma parte de las actividades del grupo, pero no se hace cargo de
sus consecuencias. Tiene
un
manejo omnipotente de la irresponsabilidad, y son otros lo que se hacen cargo
por él del principio de
realidad.
Ya que éste no se hace cargo de sus actos y las consecuencias de ellos.
En
este período hace posible un tipo de pensamiento en el que despersonaliza a los
seres humanos,
utilizándolos
como objetos, como medios para sus satisfacciones. Este manejo de las personas
demuestra una
clara
inestabilidad afectiva e indiferencia hacia los demás.
Pero
mediante la barra, que cumple el rol de mecanismo de defensa esquizoide, como ya
explicamos
anteriormente,
es que se siente seguro en esa uniformidad que el grupo le da. Más tarde irá
adoptando roles
cambiantes
y participando activamente en el grupo, y es así, que de a poco toma las
responsabilidades y las
culpas
grupales. Mediante estas proyecciones e introyecciones es que va asimilando y
desechando
identificaciones
hasta llegar a formar una propia.
Aberastury
y Knobel dicen que: La exageración o fijación de este proceso por no elaborar
el duelo por la
identidad
y por el rol infantil explica las conductas psicópatas tratando a las personas
como objetos, para así
lograr
sus objetivos. También se ve en el desafecto y crueldad con el objeto
Normalmente
el adolescente va aceptando las pérdidas de su cuerpo infantil y su rol
infantil; al mismo tiempo
que
va cambiando la imagen de sus padres infantiles, sustituyéndolas por la de los
padres actuales, en el
próximo
duelo.
El tercer duelo que es por los padres de la
infancia, es un momento crucial en el que poco a poco, el
adolescente empieza a separarse de sus padres. Lo
que marcará el fin de la relación de dependencia que
mantenía con ellos. Es más que obvio que sigue
dependiendo de ellos, no sólo económicamente, sino
sentimentalmente, ya que necesitan de la comprensión
y la aprobación de éstos (sentirse aceptado).
Además tiene la necesidad de una identidad fuera de
la familia, aunque inconscientemente, también se
siente parte de ella. Es una contradicción más de
las muchas que caracterizan esta etapa.
La
búsqueda de un nuevo estatus, que le es transferido a este por su cuerpo,
mediante los cambios corporales,
lo
llevan a una nueva búsqueda de identidad y un nuevo rol por el infantil ya
superado. La independencia de la
que
hablamos es relativa, ya que si le dieran una verdadera libertad e independencia,
este la sentiría como
abandono.
Es menester, que el pasaje de la relación infantil que tenía con los padres a
la adolescencia (de una
dependencia
total a una pseudo−independencia), sea lento. Esto facilitará su independencia
en un futuro, y
hará
menos traumático el duelo.
Esta pseudo−independencia se ve claramente en la
necesidad de pedir prestado el auto a sus padres, en
el momento de pedir para llegar más tarde de la hora
que estaba pactada antes, ante la necesidad de
pedirles dinero, etc. Lo hacen, porque sienten la
necesidad de aparentar una cierta independencia
económica frente a sus compañeros de grupo, de
sentirse casi un adulto. Este proceso de independencia
y pérdida, es sentido tanto por el adolescente como
por los padres, ya que estos se dan cuenta de que sus
hijos están creciendo y con esto les viene a la
mente la idea próxima, en algún momento, de la muerte.
La idea de esto les produce la necesidad de retener
la relación de padres infantiles que mantenían con
su hijo de la infancia. Esto lo hacen a través de la
dependencia económica, no permitiéndoles ciertos
gustos o salidas. Volvemos a recalcar que estos
duelos son vividos de igual forma tanto por los padres
como por los hijos.
Los
cambios biológicos que se dan en la pubertad, le imponen la sexualidad genital
e intensifican el duelo por
el
cuerpo infantil y el sexo opuesto perdido. Durante la infancia el niño se
masturbaba constantemente para
negar
la perdida del sexo opuesto, aunque también a manera de exploración. En cambio
en la pubertad, se da
primero
a manera de exploración y después como búsqueda de placer debido a fantasías
eróticas. Esto lo hace
en
soledad, por la carga de culpa emocional que le proporciona el súper−yo, con
todo el peso que le impone la
sociedad.
La
definición de su capacidad pro−creativa y su rol en la pareja, (el duelo por la
bisexualidad) se debe a la
resolución
nuevamente del complejo de Edipo, el cual lo llevará a buscar pareja fuera del
núcleo familiar. La
aparición
de los caracteres sexuales primarios (como ya explicamos arriba), lo llevarán a
la definición sobre
su
rol en la relación de procreación.
Por
último el cuarto duelo es por la bisexualidad, que es el pasaje del
auto−erotismo a la heterosexualidad,
pasando
por estados de homosexualidad. Esto parece obvio, pero le choca mucho a la
gente, ya que el
adolescente
primero se mira así mismo y se explora (auto erotismo), luego debe fijarse en
el mismo sexo para
compararse
(homosexualidad), lo hace mediante el juego y el toqueteo. Cuando hablamos de
homosexualidad,
no
tenemos que caer en el simplismo de tomarlo en el sentido de genitalidad,
aunque podría llegar a darse, no
es
lo normal. En los hombres se ve en los juegos de mano, y en la mujer en ese ir
constantemente del brazo
con
la amiga, en el baile entre ellas, etc. Es bastante coherente que se fije
primero en el mismo sexo, y recién
ahí
tender a buscar una relación en el sexo opuesto. No puede darse un corte tan
grande en el pasaje del
autoerotismo
a la heterosexualidad.
La
necesidad de elaborar los duelos lo obligan ha recurrir normalmente a manejos
psicopáticos que identifican
sus
conductas. Estos pueden ser la necesidad de delegar toda responsabilidad en el
grupo, la necesidad de
manejar
el tiempo a manera de objeto, etc.
Se
produce un cortocircuito en el pensamiento, donde se observa la exclusión de lo
conceptual lógico
mediante
la expresión a través de la acción, lo que diferencia al adolescente normal del
psicopático, que
persiste
en este modo de conducta.
Aberastury y Knobel dicen que estos comportamientos
son normales en la adolescencia, y que sería
anormal una estabilidad en ésta. La inestabilidad
constante, acompañada de los comportamientos
psicopáticos es denominado por Knobel a manera de
una entidad semi−patológica o síndrome normal
de la adolescencia por las características que tiene
esta etapa.
La
duración de la adolescencia, dice Sobrado, depende de la sociedad y la cultura
en la que este se encuentre.
Por
eso no debe estudiársele al adolescente igual que a un ciudadano arquetípico,
porque dependiendo del
sector
sociocultural y económico en que se encuentre, hay variantes en las vivencias
de estas edades que no
puede
hacer menos que plantear desde otros ángulos. Ejemplo: no es lo mismo un
adolescente de las zonas
rurales,
del urbano. En los primeros es más fácil el ingreso a las tareas, de forma
graduada y claramente
especificadas,
lo que los ayuda a madurar más rápido. En cambio, los segundos no tiene acceso
gradual a los
modos
de producción, esto le causa cierta frustración e inseguridad. Aparte a la hora
de buscar trabajo se les
dificulta
mucho por la falta de experiencia, quedando así relegado a ser mano de obra
barata dentro de los
medio
de producción, o peor aún un desocupado. De esta manera, se provoca en él, un
sentimiento de angustia
e
inferioridad por no poder conseguir un buen trabajo.
Pero
todos los autores están de acuerdo en que empieza con los cambios puberales y
los caracteres sexuales
secundarios
que se dan en la pubertad, y que termina con la aceptación de la nueva
identidad adulta.
Las
causas, el porqué la crisis de identidad se da en este período, son que el
individuo no puede desarrollar los
requisitos
de desarrollo fisiológico, maduración mental y responsabilidad social adecuada,
acompasadamente;
para
experimentar y atravesar esta etapa de su vida. No se puede hablar de superar
una crisis, sin que la
identidad
haya encontrado una forma determinada para la vida ulterior de un modo más
decisivo. Para
lograrlo,
debe enfrentarse al mundo de los adultos, algo para lo que no esta preparado
aun; pues debe
desprenderse
de su mundo infantil.
En
resumen, el adolescente debe alcanzar un equilibrio entre el yo psicológico y
el yo corporal; debe tener un
grado
de madurez como para aceptar una genitalidad adulta. Esto consiste en la
capacidad para procrear y
hacerse
cargo de ella, con sus respectivas responsabilidades.
Cuando
sea capaz de resolver en forma satisfactoria los tres duelos, más el duelo por
la bisexualidad infantil y
conseguir
la independencia económica; allí será el fin de su adolescencia.
La influencia del medio
Tendencia
grupal y vandalismo
Desde
tiempos remotos, el ser humano se ha reunido en grupos, en donde ha establecido
vínculos y relaciones
en
búsqueda de satisfacciones; las cuáles pueden ser: económicas, emocionales,
circunstanciales y, para el
adolescente
en nuestro caso, en la búsqueda de homogeneidad como mecanismo de defensa.
El
primer vínculo del que forma parte en los primeros años de vida, es el que se
da con la familia. En dicho
vínculo,
mediante los padres, va adquiriendo los primeros valores y con esto la creación
del súper−yo. Éste es
básicamente,
una internalización de las figuras parentales (cuando comienza a no ser
necesaria la presencia
física
de éstos), reflejada en un enriquecimiento del yo aumentando su mecanismo
defensivo, pero sobre todo
en
un buen estructuramiento del súper−yo cuando los valores son positivos;
cuestión muy importante para la
correcta
adaptación al medio social.
Este
vínculo permanece casi inalterable hasta la aparición de los primeros cambios
corporales que se dan en la
pubertad,
la que provoca un cambio en la relación padre−hijo (lo cuál ya explicamos),
aquí comienzan los
primeros
problemas de comunicación. Hay muchos padres que no se dan cuenta que escuchar
es el camino
para
entender a sus hijos, que ya no quieren escuchar consejos sobre cómo y cuales
deben ser sus
experiencias,
o sea que no quieren ser controlados en su proceso de independencia, en su
crecimiento. Dicho
proceso
es muy dinámico, pasan constantemente de la dependencia a la independencia,
rápidamente. La
mayoría
de los padres no se adaptan a esta situación (ellos también deben hacer el
duelo por el rol de los
padres
infantiles), pues toman la actitud de refuerzo de la autoridad, cuando lo mejor
sería tomar una posición
de
espectadores activos. Este actuar debería darse en los momentos en que el
adolescente lo necesite; habría
que
darle una libertad con límites, ya que éste aún exige contención.
Para
que lo dicho anteriormente sea viable, el diálogo entre padres e hijos tiene
que darse cuando estos
últimos
son pequeños, porque no se puede crear, implantar de la nada, en la
adolescencia.
Conjugar
todas estas condiciones es muy importante, para que en este período de vida no
se entre en
conflictos
graves consigo mismo, el ambiente y la sociedad.
Esto
lo lleva, como otro mecanismo de defensa, a la tendencia grupal con sus pares;
pues con éstos se siente
más
cómodo e identificado, lo cuál facilita la comunicación. Gracias a esta sobre−identificación
el
adolescente
fortalece los lazos de tal forma que es casi imposible separarlo del grupo,
llegando a considerar
este
grupo como más importante que a la familia misma. No puede apartarse de la
barra ni de sus caprichos o
ideales,
tendiendo también a seguir sus gustos y modas. Los grupos juveniles que han
decidido utilizar más
activamente
su potencia de sociabilidad son los que se vuelcan hacia agrupamientos de tipo
tribal. Lo hacen
en
forma no convencional, dejándose llevar por lo pasional y la tensión habitual
que le produce su sociedad.
Parte
de la sociedad esta sub−dividida en tribus urbanas, entendemos por tribus
urbanas al agrupamiento de
personas
que poseen determinado esquema de actitudes, comportamientos y modos de vestir,
con un sentido
de
pertenencia existencial, por el cual buscan salir del anonimato.
La
constitución de este tipo de grupos es ancestral. Consiste en el
establecimiento de un círculo claramente
marcado,
que junta a los que están dentro y separan los que están fuera de él. Creándose
así dos identidades, la
propia
y la ajena, la de dentro del grupo con determinado idiosincrasia o manera de
pensar y actuar, y los que
están
por fuera con otro modo de actuar, pensar.
Con
la globalización se produjo un vaciamiento cultural del lugar, con lo que se
pierde uno de los elementos
tradicionales
de constitución de la identidad: lo propio del lugar y sus costumbres.
A
tal punto que lo cercano, lo propio del lugar se nos hace extraño y a veces
incluso ajeno, debilitándose así el
modo
tradicional de construir la identidad. Además, el ser humano se ha ido mediatizando
a tal punto de
actuar
según lo que los medios de comunicación le muestran. Actúa como una esponja de
estos, hasta el hecho
de
considerar lo que esta bien o mal, lo que es feo o lindo, dejándose llevar por
los dictámenes de los medios.
Ya
sean: costumbres, modas, comportamientos, etc.
La
sociedad occidental moderna, con su estilo de vida acelerado en el cual solo
importa lo material, ha
empujado
con fuerza los valores del individualismo, favoreciendo el aislamiento del
individuo. Este
aislamiento
es tanto físico como mental; es sentido como una privación y un daño a la
innata tendencia
comunitaria
de la persona.
Esto
genera mucha angustia en los jóvenes, ya que por lo general son más pasibles de
agruparse y sociabilizar
que
los adultos, esto se debe a que los primeros tienen menos reprimida la
tendencia grupal. Por eso son más
afectados
llevándolos a distintos tipos de comportamientos, dependiendo del grado de
angustia generado en la
persona.
Como siempre pasa, surge un movimiento que se opone a lo anterior; en este caso
resurgen las tribus
urbanas,
las cuales aparecen en clara oposición al individualismo y lo material. De esta
forma las tribus
urbanas
se identifican con lo expresivo, lo sentimental, y lo antimaterial.
Dichas
tribus que resurgen por lo ya explicado, se ven potenciadas por la influencia
de los medios de
comunicación,
que son poderosos generadores de realidades sociales, al hablar acerca de las
tribus urbanas,
sus
características y modo de pensar, actuar, y del desarrollo de algunos de estos
grupos y sus tendencias.
Los
expertos en el estudio de las tribus, están en desacuerdo con la definición que
se le da de tribus a estos
grupos
de jóvenes, por la falta de muchas características de las tribus primitivas.
Sin embargo, los medios de
comunicación
han quedado seducidos por el poder evocador del término, llevando así
periódicamente a los
medios
y al estrellato a cualquier grupo emergente.
Los
grupos juveniles tienen como rasgo más sobresaliente lo tensivo−pasional,
confiriendo a su existencia
mayor
tensión en la sociedad, y un grado de pasión excesivo, tratando de buscar
polémica. Y lo hacen allí
donde
más se nota de la sociedad, en el campo de las representaciones públicas de la
identidad: en el estilo, la
moda
y lo material de ésta. Mediante la moda, buscan diferenciarse del resto e
identificarse (más allá de los
atributos
negativos asociados al grupo) con sus pares del grupo juvenil o tribu. Lo hacen
en busca de cierta
autenticidad.
Para ellos la moda es un modus vivendi, no algo simplemente comercial.
Su moda o manera de
vestir
viene de la mano de cierto tipo de conducta, que los diferencia de los demás.
Todo lo que esta fuera de
su
círculo (tribu), se considera potencialmente enemigo, y el estar juntos se debe
a la necesidad de la tribu de
actuar
con cierta cohesión grupal, que les da homogeneidad y seguridad en el grupo.
Los lazos que se forman
entre
ellos son muy fuertes y pasionales, a tal punto de sentir más la pertenencia al
grupo que a la familia.
Las
tribus urbanas tienen incorporado el sentimiento de anomia en ellas,
dicho sentimiento lo expresan
mediante
manifestaciones de desorden que reflejan crisis de valores.
En
la actualidad, en lo que se manifiestan una oferta variada de bienes materiales
y culturales, que generan
fácilmente
irritación y frustración en las personas por falta de medios económicos, la
reacción llega a ser de
tipo
anómico, llevándolos a actos de vandalismo.
Otra
característica importante de estos grupos es el gamberrismo, el cual es
un tipo de actuación de
destrucción
de objetos pertenecientes a lo público en una sociedad que ejerce el culto al
objeto. Una lucha
compulsiva
y de tipo agresivo contra el consumismo. Un ejemplo claro de esto, lo presenta
el libro Tribus
Urbanas,
en el cual el rayar un auto o romper un espejo de éste, por el simple hecho de
satisfacción que le
genera
la destrucción de lo público. Y entre más nuevo y caro sea el auto mejor, ya
que la persona a la que se
lo
hizo es de un poder económico importante. No queremos entrar en ejemplos
específicos de vandalismo,
sino
en las causas que mueven a estos jóvenes hacía este tipo de comportamiento.
Esto último ligado a la tendencia grupal, hacen que
aparezca la modalidad denominada vandalismo.
La característica de este movimiento es que va
contra el orden social, como una actitud de rebeldía ante
las normas impuestas por la sociedad, como manera de
expresión.
El
adolescente, por sus rasgos de inestabilidad y contradicción que lo
caracterizan, es muy propenso a ser
influenciado
por los aspectos más negativos de la sociedad y tomarlos como propios. Es por
esto, que dicha
sociedad
lo responsabiliza de la delincuencia, la prostitución, etc.; dándose así un
proceso de agravamiento de
la
situación, una especie de círculo vicioso (mecanismo esquizoide).
La
brecha entre las dos generaciones se acentúa, generando ciertas conductas
anormales, que pueden devenir
en
una marginación de la sociedad e incluso llevar al adolescente a la psicopatía
o a la delincuencia. Será muy
probable,
que si éste tuvo problemas en la formación de la identidad infantil, sea más
proclive a este
comportamiento;
y a una identificación con modelos negativos, dadas la escasez de figuras
positivas que
brinda
la sociedad.
Conclusiones
La
mayoría de los padres no se dan cuenta de la influencia que tienen sobre sus
hijos, ya sea en la niñez o la
adolescencia,
en la formación de la identidad y sus comportamientos futuros de estos. Dicha
influencia se ve
claramente
en el comportamiento y las ideas que tienen algunos adolescentes a los cuales
denominamos
vándalos,
los cuales tiene como forma de expresión la agresión de la propiedad pública o
privada.
Por
lo general la manera de llegar a este tipo de comportamiento son varios, pero
los más importantes a
nuestro
entender son:
1−La
insuficiente interiorización de la figura paterna, la que impide al niño
aceptar una disciplina y reprimir
los
impulsos. O sea, el Yo es dominado por el principio de placer.
2−La
dificultad tanto de la familia como de la Escuela para transferir a los niños y
jóvenes los valores de
tolerancia,
convivencia, respeto por los demás y el sentimiento de cooperación. Estos
valores son los que ha
perdido
la sociedad o mejor dicho ha cambiado por otros como el individualismo y el
materialismo, en el cual
una
persona es juzgada en una especie de tanto tienes tanto vales.
3−La
tendencia grupal, la que es alcanzada debido al fracaso familiar en el rol de
continente de éste y lo lleva
a
instalarse en el grupo por su falta de equilibrio en la identidad. Este grupo
la transfiere seguridad. Deposita
en
la barra sus ansiedades y es capaz de proyectar en el grupo sus aspectos más
conflictivos y rechazados de la
personalidad.
A
continuación plantearemos en que tendría que trabajarse sobre niños y jóvenes a
la hora de tratar de evitar
este
tipo de comportamiento.
Se
les debe facilitar la percepción de que todos estamos dentro de una sociedad y
por lo tanto necesitamos
entendernos
con los demás(relaciones sociales) y debe asumirse que es necesario el
acatamiento de las normas
impuestas
por la sociedad. Para así poder moverse libremente y expresarse dentro de lo
establecido por la
sociedad.
Hay que hablarle y tratar de inculcarle que cada persona debe hacerse
enteramente cargo de sus
actos,
sin delegar responsabilidad en otros y sin excusas.
Y
por último pero no menos importante la comunicación con estos por parte de la
Escuela y los padres en la
forma
de expresión. Es muy importante enseñar a expresarse mediante el uso de la
palabra sin la necesidad de
llegar
a la acción o de por lo menos atrasarla lo más.
Muchas
de nuestras conclusiones de cómo se llega al vandalismo y la manera en como
podría llegar a influirse
en
los adolescentes son para evitar a que lleguen a este tipo de comportamiento.
Bibliografía
Libros
·
ABERASTURY, A.; KNOBEL, M. La adolescencia normal (1990) Editorial
Paidós. Buenos Aires
·
ERIKSON, Identidad, juventud y Crisis
·
OBIOLS, Posmodernidad, Adolescencia y Escuela Secundaria Buenos Aires
·
Enciclopedias
·
GRSPET, C. GAY, J. Diccionario Enciclopédico Ilustrado (2000) Editorial
Océano. Barcelona
·
Enciclopedia® Microsoft® Encarta 2001. © 1993−2000 Microsoft Corporation.
8
Páginas
Web
·
http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Vandalismo
·
http://revista.consumer.es/web/es/20000401
Anexo
ENTREVISTA
Tema: Vandalismo en la
Adolescencia
Materia: Psicología Evolutiva
Nombre:
.
Profesión:
...
¿En
donde trabaja? .
Preguntas
·
¿Detecta usted cambios de conducta, entre la infancia y la adolescencia?
En
caso de responder afirmativo ¿cuáles?
·
¿Qué entiende usted por vandalismo?
·
¿Qué diferencias percibe usted entre el vándalo y el adolescente normal?
·
Para usted ¿Cuáles son las principales causas del vandalismo?
·
¿Cómo se podría influir sobre estas conductas, para anularlas lo más posible?
Resultados:
Entrevistado
1:
Nombre: Susana Nasabay de Curti
Profesión: Maestra
Lugar de trabajo: Escuela Nº 37. Santa
Catalina (Dpto. Soriano) Uruguay
Respuestas:
Si
hay cambios notorios entre la conducta infantil y la adolescente. Son
observables esos cambios entre los
años
escolares desde que ingresan a 4 años hasta llegar al 6° año escolar y luego
continúan cuando egresan,
vayan
ó no a enseñanza media. Son cambios para peor. Hay aumento de los juegos
violentos, agresión
contra
su propio cuerpo, contra la humanidad del otro, contra los bienes y propiedades
del otro ó del
entorno.
Ya sea al tirar piedras, revolver billeteras, romper útiles, carteras, vidrios,
flores de jardín, ramas
de
árboles, etc., etc. Se agreden de hecho y de palabra, insultan a sus mayores
incluidos padres, maestros.
etc.
·
Vandalismo,
entiendo yo, es todo lo que conlleva en sí el deseo de destruir, de no respetar
nada; todo acto
violento,
a veces extremadamente violento, que procura destruir sin mirar que ó a quien;
rotura de vidrios,
etc.
a pedradas o con palos, arrancar butacas o asientos en un local, estadio, etc.;
dañar jardines,
·
9
monumentos,
edificios públicos o privados, ataque a comercios, incendios o quema de
automóviles,
destrucción
de todo tipo, etc., etc. Son manifestaciones concretas, observables en la
sociedad de hoy.
El
adolescente normal, según creo, pertenece al grupo que se ve más tranquilo,
oyendo música en las
esquinas,
etc.,. pero con onda tranqui, con vino o cerveza de por medio, indiferente pero
no provocativo,
pendientes
de sus cosas, gritando, bailando, etc., pero sin provocar ó sin ánimo de atacar
a otros, etc.
·
El
vándalo, sólo o en grupo, casi muestra una actitud provocativa, muchas veces
con elementos contundentes
en
sus manos, golpeándolos, empinándose la botella a ojos vistas, gritando a otros
(pares o mayores). Se la
toman
con los que tienen algo ó más, con los tranquilos, los estudiosos, etc. La
mayoría de las veces concretan
además
ataques verbales y otras veces ataques violentos concretos.
Pienso
que tras ellos hay algo concretado con excesos de alcohol, drogas, etc.
·
Las causas son múltiples, pienso yo.
· La
sociedad violenta en la que vivimos
Televisión,
cine, Internet, etc. Son vehículos por los cuales se recibe violencia y en
ellos se puede
aprender
todo tipo de actitudes, elementos, formas de violencia.
·
Padres,
madres, familias que no
contienen, que no educan, que no apoyan a sus hijos, que no los
aman
y por lo tanto no los forman como miembros positivos de una comunidad, porque
no lo son
ellos
mismos muchas veces.
·
Desatención
del niño, adolescente ó joven por cuestiones de tiempo, económicas, de
educación, etc.,
todas
ellas encadenadas.
·
·
Falta de controles adecuados por autoridades, etc.
·
Alcohol, drogas, falta de trabajo, exceso de tiempo ocioso, etc.
·
Periodismo, programas televisivos, etc., que incitan a la violencia.
· Otros
Para
combatir estas causas creo que hay que realizar cambios profundos en educación,
familia, sociedad,
estado,
periodismo, televisión, etc. Los educadores, comunicadores, autoridades, todos
los actores sociales
deben
involucrarse. Habría que educar más y mejor a los niños, adolescentes,
familias. Debería haber más
oportunidades
de trabajo, mejores salarios, etc. Quizá el respeto, la promoción humana,
industrial y grupal,
deberían
atenderse en forma principal.
·
Entrevistado
2:
Nombre: Liliana Curti de Castro
Profesión: Profesora de Idioma
Español
Lugar de trabajo: Liceo Prof. Dr. Justo P.
Rodríguez. Cardona (Dpto. Soriano) Uruguay
Respuestas:
Creo
que las conductas consideradas propias de la adolescencia, se visualizan en los
niños, cada vez de más
temprana
edad. En un sentido general, creo que no hay diferencias significativas.
·
·
Entiendo como vandalismo las acciones realizadas con maldad, para destruir, sin
respeto alguno.
En
realidad, en el medio en general en que trabajo no he tenido contacto directo
con esta problemática; tal
vez
algún episodio aislado, que es probable que en otro contexto no sea tan
resonante. Probablemente en el
imaginario
colectivo se identifique con aquel alumno desalineado y/o de bajas
calificaciones y problemas
de
conducta; pero también un adolescente común, estudiante correcto y demás, un
grupo pueda llegar
conectar
actos de ese estilo.
·
10
Yo
creo que la base de la formación de la personalidad del individuo continúa
siendo la familia, por lo tanto
las
identifico con las familias.
·
Trabajando
con la familia principalmente, no se si donde las Instituciones educativas, ya
que este tipo de
medidas
recaen posiblemente en ellas.
·
Entrevistado
3:
Alicia Chiessa
Profesora de historia en el San Francisco de Asís
1−Absolutamente.
El niño esta pendiente de divertirse y por lo general es obediente, esta es una
etapa de
calma.
En
la adolescencia se trastoca todo, hay como una ebullición en contra de todo lo
que te dicen tus padres. No
aceptan
las pautas y normas de conducta especificadas por sus padres, y depende de la
familia el como actuar
frente
a esta.
La
adolescencia dura mucho tiempo en nuestro país, esto se debe a que en nuestra
sociedad los padres están
trabajando
casi todo el día, tanto que por lo general tratan de evitar conflictos con sus
hijos, a veces
soportamos
más de lo que haríamos si estuviéramos menos exigidos con el trabajo, diríamos
basta a estos
comportamientos.
También se debe a la idea que la sociedad quiere dar acerca de la juventud, en
vez de ver
que
cada etapa tiene su aspecto positivo.
De
la clase media nuestra para arriba, la adolescencia dura mucho más que en las
clases bajas o en le gente del
campo.
En estos últimos dura menos por la necesidad temprana que tienen de trabajar,
por eso maduran antes.
Otra
causa relacionada con esta, es que los ancianos trabajan hasta muy tarde y no
dejan entrar a los jóvenes,
sin
dar lugar a que estos hagan sus aportes.
2−El
vandalismo lo defino como el ataque físico a la propiedad privada, aduciendo
causas políticas,
religiosas,
deportivas, etc. , que en verdad más que defender una idea, es una necesidad de
expresarse.
El
vandalismo es algo absolutamente inútil, es una descarga de quien arremete con
un pretexto y por lo
general
provoca lo contrario a lo buscado .Tienen una visión distorsionada de la
realidad y tal vez inmadura
por
no saber como funcionan las cosas.
Los
jóvenes vandálicos muchas veces se transforman en viejos yupis, dándose cuenta
que lo que querían en
realidad
era desahogarse.
3−El
adolescente normal se revela con pulsiones negativas fuertes, pero no siente la
necesidad de romper las
cosas,
tiene menos angustia que un vándalo.
El
vándalo esta peleado con toda la sociedad, en cambio el adolescente normal
nunca agrediría a sus amigos o
pares.
4−La
rebeldía de los vándalos es canalizada en actos de agresión hacia otros. Los
impulsos que están en las
personas
son potenciados por el grupo, con los cuales tienen un sentido de pertenencia
que incluso a la
familia.(vale
la pena aclarar que la entrevistada es hija y hermana de psicóloga por los
términos usados a
veces).
Un
joven normal no va a sumarse a ello, ya que como dice el dichouno elige las
amistades.
11
5−Son
multi−causales como ya hablamos.
Se
precisa un acercamiento colectivo de diálogo con personas preparadas y el medio
familiar donde se
encuentra
para que todo el contorno pueda arreglarse. Es algo afectivo no intelectual.
Hay
que generar actividades para canalizar las energías negativas. Esto podría ser
mediante deportes de
contacto
físico, el cual se base también en principios de amistad y en el que toda esa
bronca queda sólo en la
cancha.
Y
por último, lo pedagógico. Es fundamental , ya sea desde la enseñanza de tipos
de conductas y valores ,
como
en la puesta de límites por parte de sus padres lo antes `posible sin llegar a
la represión. Darle una
seguridad
afectiva que le de una vida placentera.
Muchas
veces la culpa es de lo padres, ya que por motivos de ausencia o cosas que no
se hicieron (puesta de
límites)
y a la sobre protección ,termina por ser perjudicial para esta vida feliz.
DATOS
Los autores de esta obra son estudiantes de la
carrera Profesorado de Física en el IPA (Instituto de
Profsores Artigas).
Estan cursando el Primer año, y el trabajo fue
presentado para la materia Psicología evolutiva
(también llamada Psicologìa I).
LUGAR
Montevideo, Uruguay
FECHA
13/12/2008
El
esquema corporal es una representación mental que el individuo tiene de su
cuerpo, la cual se adquiere
mediante
la experiencia en la vida y el intercambio con la realidad
Viene
del latín a−nomos: ausencia de reglas, normas
Se
entiende por esto al conjunto de individuos que cometen acciones o procesan
doctrinas propias de gente
inculta
y desalmada (RAE. 2006)
17
12
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