Autismo
El niño autista dentro del área escolar
Probablemente alguno de nosotros, muy pocos
quizá, hemos tratado, convivido, incluso tengamos a una personita con este
síndrome en nuestra familia o en el menor de los casos conocido a un niño con
autismo, tal vez dentro de la escuela o independiente de ella, cualquiera que
sea el caso es interesante conocer un poco de estos niños, conocer su
complejidad, para que como personas y
mayor aun como maestros, que nos pudiésemos encontrar frente a un caso como
este, tengamos conocimiento, las bases y
podamos de alguna manera ayudarlos y comprenderlos…
El autismo es un trastorno infantil que suele darse con mayor frecuencia en niños que en
niñas. Las habilidades de un niño autista pueden ser altas o bajas dependiendo
tanto del nivel de coeficiente intelectual como de la capacidad de comunicación
verbal.
Es un síndrome
que estadísticamente afecta a 4 de cada 1,000 niños; a la fecha las causas son
desconocidas, aún y cuando desde hace muchos años se le reconoce como un
trastorno del desarrollo. Salvo contadas
excepciones, el autismo
es congénito (se tiene de nacimiento) y se manifiesta en los niños regularmente
entre los 18 meses y 3 años de edad.
Los primeros síntomas suelen ser: el niño pierde el habla, no ve a los
ojos, pareciese que fuese sordo, tiene obsesión
por los objetos o muestra
total desinterés en las relaciones sociales con los demás. En algunas ocasiones puede llegar
a confundirse con esquizofrenia
infantil.
Existen múltiples estudios genéticos que relacionan los cromosomas 5 y
15 con el autismo así como otros que buscan vincularlo con cuestiones biológicas como
vacunas e intoxicación de metales. A la fecha, ninguno de estos estudios ha logrado sustentar su teoría y por lo mismo, no se puede precisar el
origen mismo del síndrome.
Una definición sencilla podría ser:
“El autismo es un síndrome que afecta la comunicación y las relaciones sociales y afectivas del
individuo”.
En ocasiones, estos niños, además de ser autistas, tienen algún otro
trastorno del desarrollo (retraso mental, motriz, Síndrome de Down, etc.) o bien, pueden ser lo que se conoce como el autista clásico o puro. Existe otro síndrome
llamado Asperger, la diferencia principal entre autismo y este síndrome es el nivel de inteligencia, así como su
comunicación. A diferencia
de los mitos que las novelas y películas recientes nos han hecho creer, solo un
pequeño segmento de los autistas llega a mostrar alto grado de inteligencia y aunque no es válido decir que tienen un retraso mental, su falta de
aprendizaje se hace evidente, debido precisamente, a su pobre o nula
comunicación. Una analogía sería la de
Mowgli (del “Libro de la selva”) en el que el niño crece sin contacto con los demás y por lo mismo es instintivo y sus conocimientos de la vida son nulos
(esto, por supuesto, en el peor de los casos).
¿Cuáles son las causas del autismo?
Las
causas del autismo aún son desconocidas. Pero existen algunas teorías:
- Las relaciones del niño autista y su entorno y medio social. Se dice que el autista es así porque no ha recibido afectividad cuando era pequeño. Que ha tenido padres distantes, fríos, demasiado intelectuales.
- Deficiencias y anormalidades cognitivas. Parece existir alguna base neurológica aunque no está demostrada.
- Ciertos procesos bioquímicos básicos. Se ha encontrado un exceso de secreción de Serotonina en las plaquetas de los autistas.
Perfil de un niño autista
Un
niño autista tiene una mirada que no mira pero que traspasa. En el lactante se
suele observar un balbuceo monótono del sonido, balbuceo tardío, y una falta de
contacto con su entorno, así como de un lenguaje gestual. No sigue a la madre y
puede entretenerse con un objeto sin saber para qué sirve.
En
la etapa preescolar el niño se muestra extraño, no habla. Le cuesta asumir el
yo e identificar a los demás. No muestra contacto de ninguna forma. Pueden presentar
conductas agresivas incluso a sí mismo. Otra característica del autismo es la
tendencia a llevar a cabo actividades de poco alcance de manera repetitiva. El
niño autista puede dar vueltas como un trompo, llevar a cabo movimientos
rítmicos con su cuerpo tal como aletear con sus brazos.
Los
autistas con alto nivel funcional pueden repetir los comerciales de la
televisión o llevar a cabo rituales complejos al acostarse a dormir. En la
adolescencia se dice que 1/3 de los autistas suelen sufrir ataques epilépticos
lo cual hace pensar en una causa nerviosa.
Un
resumen de los síntomas que pueden indicar que el niño sea autista:
- Acentuada falta de reconocimiento de la existencia o de los sentimientos de los demás.
- Ausencia de búsqueda de consuelo en momentos de aflicción.
- Ausencia de capacidad de imitación.
- Ausencia de juego social.
- Ausencia de vías de comunicación adecuadas.
- Marcada anormalidad en la comunicación no verbal.
- Ausencia de actividad imaginativa, como jugar a ser adulto.
- Marcada anomalía en la emisión del lenguaje con afectación.
- Anomalía en la forma y contenido del lenguaje.
- Movimientos corporales estereotipados.
- Preocupación persistente por parte de objetos.
- Intensa aflicción por cambios en aspectos insignificantes del entorno.
- Insistencia irrazonable en seguir rutinas con todos sus detalles.
- Limitación marcada de intereses, con concentración en un interés particular.
¿Existe tratamiento?
La
educación especial es el tratamiento fundamental y puede darse en la escuela
específica o bien en dedicación muy individualizada ("Maternage"). Se
puede recurrir a la psicoterapia aunque los resultados son escasos debido a que el déficit cognitivo y del
lenguaje dificultan la terapéutica. El apoyo familiar es de gran utilidad. Los
padres deben saber que la alteración autista no es un trastorno relacional
afectivo de crianza. Es recomendable buscar y mantener contactos con
asociaciones para padres de niños autistas.
Hay
considerar también el tratamiento farmacológico, que deberá estar indicado por un médico especialista.
¿Se puede curar el autismo?
El
autismo no tiene curación. Es un síndrome que definió en 1943 un psiquiatra de
origen austriaco llamado Leo Kanner. Hoy en día, 50 años después, aún no se
conocen las causas que originan esa grave dificultad para relacionarse.
Lo que deben hacer los padres
Los
padres que sospechan que su niño puede ser autista, deben consultar al pediatra
para que los refiera a un psiquiatra de niños y adolescentes, quien puede
diagnosticar con certeza el autismo, su nivel de severidad y determinar las
medidas educacionales apropiadas. El autismo es una enfermedad y los niños
autistas pueden tener una incapacidad seria para toda la vida. Sin embargo, con
el tratamiento adecuado algunos niños autistas pueden desarrollar ciertos
aspectos de independencia en sus vidas.
Los
padres deben de alentar a sus niños autistas para que desarrollen esas
destrezas que hacen uso de sus puntos fuertes de manera que se sientan bien
consigo mismos. El psiquiatra, además de tratar al niño, puede ayudar a la
familia a resolver el estrés; por ejemplo, puede ayudar a los hermanitos, que
se sienten ignorados por el cuidado que requiere el niño autista, o que se
sienten abochornados si traen a sus amiguitos a la casa. El psiquiatra de niños
y adolescentes puede ayudar a los padres a resolver los problemas emocionales
que surgen como resultado de vivir con un niño autista y orientarlos de manera
que puedan crear un ambiente favorable para el desarrollo y la enseñanza del
niño.
En niño autista en la escuela
Según
Bandura (1.987) los niños con "autismo severo presentan grandes
dificultades para aprender porque suelen dirigir su atención solo hacia algunas
de las muchas señales disponibles en el medio y con frecuencia atienden a los
detalles más pequeños e irrelevantes". El autor antes citado, plantea que
ante los estímulos multidimensionales (con señales auditivas, visuales y
táctiles), los autistas a diferencia de los niños normales se fijan típicamente
en una de las 3 formas de información, siendo incapaces de aprender de las
otras formas. La mayor dificultad la presentan para hacer giros atencionales.
No
es raro que un autista no muestre interés en aprender. El aprende de acuerdo
con sus intereses, pero la educación es la primera opción que se debe tener
presente en los niños autistas. El niño autista puede y deber ser educado.
La
escolarización adecuada de niños en sesiones individuales de tratamiento y
ayuda psicológica y médica, contribuyen en el aprendizaje de niños autistas.
Para ser eficaz, la educación debe ser personalizada y realizada por personas
con un alto grado de especialización y sobre todo de comprensión y entrega. Es
necesario que los educadores del niño autista, posean un conocimiento profundo
de técnicas y procedimientos, capaces de desarrollar y ayudar a estos niños.
¿Qué enseñar?
Conductas
o estrategias que permitan al niño autista interactuar con las demás personas y
obtener un conocimiento social del medio que les rodea.
¿Qué metodología emplear?
- Lo
primero que debe hacer el especialista, es adquirir una preparación teórica y
práctica que le permita realizar su trabajo adecuadamente.
- Se
debe realizar una evaluación inicial que proporcione información clara sobre el
niño en todas las áreas de desarrollo: motriz, cognitiva, social, comunicativa,
etc.
- Desglosar
los objetivos en pasos muy pequeños y formularlos en términos concretos de
manera de observar los avances que se logren.
- Hacer
evaluaciones continuas de la evolución del niño para obtener información sobre
el estado del proceso educativo.
- Crear
un ambiente estructurado en donde el especialista marca las pautas y les ayuda
a no sentirse perdidos. El especialista deberá preparar sesiones de trabajo
donde se establezcan normas claras para que el niño se guíe. De esta manera, se
utilizan métodos visuales, se recomiendan tableros con palabras, dibujos y
letras.
- El
especialista debe asegurarse de que el niño comprende, para ello se debe
utilizar un lenguaje adecuado, ofreciendo la información suficiente pero no
excesiva, seleccionando información que esté dentro de la capacidad de
asimilación del niño.
- Utilizar
el aprendizaje sin error, es decir partir de lo que el niño domina y añadir a
la tarea, elementos desconocidos en los que se ofrecerá toda la ayuda al niño
para que pueda finalizarla con éxito. La ayuda, se irá retirando o disminuyendo
a medida que el niño adquiera la destreza.
- El
niño autista como cualquier niño, requiere de refuerzos positivos, es por ello
que se le deben suministrar continuamente en todas las actividades que el niño
realice. El refuerzo debe ser inmediato, se debe dar nada mas realizar la conducta
que se desea.
¿A través de qué estrategias se puede lograr el
aprendizaje?
Ofreciendo
al niño autista:
- Actividades rutinarias y estructuradas que lo ayuden a enfrentar problemas y a aprender de ellos.
- Oportunidades frecuentes para practicar y ensayar.
- Una planificación a través de información visual que pueda regular el comportamiento.
- Oportunidad para hacer elecciones.
- El aprendizaje de habilidades de comunicación para la interacción social.
¿Qué programas utilizar?
Existe
una carencia de programas diseñados para atender a los niños autistas. Uno de
estos programas es el método de Teacch, del grupo de investigadores de Carolina
del Norte, donde los objetivos surgen de manera individual, de la observación
de esa persona, en contextos diferentes y de determinadas categorías sociales.
Este programa ha sido reconocido nacional e internacionalmente, ya que ha
servido de modelo para el establecimiento de programas similares.
El
objetivo principal del método Teacch consiste en preparar a la gente con autismo
para vivir y trabajar más efectivamente en el hogar, en la escuela y en la
comunidad. Se preparan planes individuales para ayudar a las personas autistas
y sus familias a vivir juntos en forma afectiva, reduciendo o removiendo los
comportamientos autistas.
El
establecimiento de los objetivos, individualizados consta de cuatro fases: 1)
evaluación de las habilidades sociales, 2) entrevistas con los padres para
determinar su punto de vista sobre las habilidades sociales del niño y sus
prioridades para el cambio, 3) establecer prioridades y expresarlas en la forma
de objetivos escritos, 4) elaborar un diseño individualizado para el
entrenamiento de habilidades sociales.
¿Qué técnicas utilizar?
Se
consideran apropiados los tableros con palabras, dibujos y letras. La
comunicación verbal se fomenta con la práctica de guiones sociales y la
interacción social se logra a través de trabajos de grupo y juegos didácticos
donde puedan participar varios niños y de esa manera interactúen entre sí.
¿Cómo evaluar?
Uno
de los instrumentos de evaluación más utilizados en los niños autistas es el
Perfil PsicoEducacional (PEP) (Schopler y Reichler 1979) el cual fue creado
dentro del Programa de División TEACCH con el fin de evaluar determinadas áreas
del desarrollo autista. La prueba permite evaluar en la escala de desarrollo y
la escala patológica.
¿Cómo puede ser tratado el autismo?
- Las
terapias o intervenciones son diseñadas para remediar síntomas específicos en
cada individuo, a través de ellas se logra mejoras en la conducta de las
personas que lo padecen.
- Las
terapias de educación-conducta, enfatizan entrenamiento muy estructurado para
desarrollar destrezas sociales y del lenguaje.
- Terapias
de grupo, se realizan con un grupo de niños y terapeutas que interactúan entre
sí para lograr habilidades que ayudarán al autista a lograr la autosuficiencia.
Estas deberán realizarse en sesiones de tres o cuatro horas diarias.
- Terapias
individuales, se establecen en sesiones de una hora diaria y se realizan de
manera personalizada permitiendo la terapeuta observar la evolución del niño.
- Terapias
sociales, se realizan en un ambiente estructurado con alto grado de coherencia
donde se realizan actividades que pretenden lograr la interacción social. A
través de estas terapias, se logran enseñanzas de reglas básicas de conducta
(comportamiento en público), rutinas sociales (saludos, despedidas), enseñanzas
de juegos (reglas a seguir), ayudas al compañero, etc.
- Terapias
comunicativas y del lenguaje, las cuales emplean tarjetas visuales donde se
presentan dibujos de objetos y el terapeuta repite con frecuencia el nombre del
objeto presentando, haciendo que el niño también lo repita, logrando de esa
manera que se pueda establecer una comunicación terapeuta-niño.
- El
horario, la frecuencia de las sesiones y los períodos de vacaciones deben
quedar clarificados desde el inicio de las terapias.
- Usualmente
están presentes materiales de tipo variado: papeles, lápices, pinturas,
plastilinas y juguetes, etc. También se pueden añadir otros materiales que el
terapeuta considere propicio para desarrollar ciertas habilidades en los niños.
El papel del docente en la educación de un niño autista
La
educación de un niño autista es, probablemente una de las experiencias más
conmovedoras que puede tener un profesor. La relación con niños autistas obliga
a cuestionar en qué consiste ser “normal” y a preguntar por qué y cómo hay
ciertas personas que se alejan tan profundamente de lo que entendemos habitualmente
por normalidad. Además esa relación pone a prueba, nuestros recursos y nuestro
ingenio: ¿cómo ayudar a los autistas a acercarse al mundo de significados y de
relacionarse de manera significativa con otros niños? ¿Qué medios podemos
emplear para ayudarles a comunicarse, para atraer su atención o interés por un mundo
de las personas, para sacarlas de su mundo ritualizado, inflexible, cerrado en
sí mismo?.
Con frecuencia la primera relación educativa
es bastante inarticulada y se acompaña en el profesor de sentimientos de
perplejidad, estupor e impotencia. Basta con imaginar las enormes diferencias
que existen entre un recreo de niños normales y otro de autistas para poder
entenderlos. Los sentimientos de estupor e incompetencia que tienen los
profesores en estas situaciones no son negativos, al contrario pueden
constituir un primer paso que genere la necesidad de comprender a los autistas
y ayudarles a través de la educación. Para conocer a los autistas no basta con
y aplicar unas determinadas técnicas, sino que es necesario tratar de
comprender en qué consiste ser autista.
Frecuentemente
los procesos de aprendizaje de los niños autistas son tan lentos y están tan
alterados, que la aplicación rutinaria de técnicas educativas termina en la
frustración si no se acompaña de una actitud de indagación activa, de
exploración creativa de lo que le sucede a la persona que educamos.
Cuando se acompaña de esa actitud, la relación educativa
con niños autistas se convierte en una tarea apasionante y que puede enriquecer
enormemente tanto al profesor como al niño.
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