El desarrollo de las localidades lo tienen que
hacer las comunidades, ninguna sociedad se desarrolla porque lleguen de afuera
a desarrollarla, solo se logra cuando sus habitantes deciden hacer procesos de
desarrollo, lo que se necesita es facilitadores de procesos creando capacidades
en las comunidades. Sin participación comunitaria y sin empoderamiento no hay
desarrollo local. Este desarrollo se logra a partir de la generación de redes
de confianza.
La base de los procesos de desarrollo esta
soportada en la educación, ella es el componente de desarrollo productivo y
económico. Se han dado avances significativos pero aún falta mucho camino por
recorrer, hay que trabajar cada día para que el proceso mejore y responda a los
cambios que se presentan en la sociedad.
De otra parte se observa, que la educación lleva a
construir más liderazgo en las comunidades, ello implica que quien detenta el
liderazgo debe mostrar lo que sabe hacer, y por lo mismo sea buscado. Lleva a
la obligación de que ese liderazgo implica responsabilidades de carácter más
general en sus lugares de residencia y que sean capaces de incidir en los otros
para que sean más los que saben hacer las cosas y que adquieran capacidades en
diferentes temas.
Este liderazgo reconocido en la comunidad y también
en la escuela hace a la persona participe de diferentes escenarios; por tanto
los educadores deben crear equipos de trabajo más agiles más sólidos,
generadores de mayor confianza y cohesión, no solo al interior de la escuela
sino de la misma familia.
La educación y el entrenamiento efectivo de las
aptitudes, capacidades y competencias del individuo llevan necesariamente a la
conformación de equipos de liderazgo, que logren trabajar con participación
activa en la comunidad y así los líderes sepan trabajar en equipo y tengan
claro para donde van.
La inversión en calidad educativa implica una
interiorización de acciones de comportamiento diferentes y proclives al cambio
de actitud en los docentes, alumnos y en quienes administran la educación, si
el trabajo no se hace con amor y dedicación no será posible que se ofrezca
calidad en la educación, el amor implica que es necesario asignar para esa
mejoría los recursos necesarios y suficientes, invertir en educación es
necesariamente invertir en las personas y en la sociedad por que se está
mejorando y no es posible que la persona que mejora termine haciendo las cosas
de manera mediocre.
El educar a una sociedad
para la vida, constituye un complejo, arduo y difícil trabajo al ser un deber
fundamental para el hombre y más al borde de una sociedad cada vez más compleja
que necesita jóvenes mayormente preparados, concientes, con ideales y valores
bien definidos, siendo capaces de afrontar los retos del presente y del futuro
con una identidad segura y propia de una buena cultura.
La civilización está
basada en la trasmisión del conocimiento de persona a persona y de una
generación a otra. Sin la preservación del conocimiento, cada persona y cada
generación tendrían que comenzar desde cero. Obviamente, de esta manera no
hubiera habido progreso alguno y el hombre nunca hubiera salido de las
cavernas, quizás y nunca hubiera alcanzado el título de Homo sapiens. El hombre
avanza porque cada nueva generación puede heredar y de esta manera obtener los
conocimientos de sus predecesores y usarlos como punto de partida para seguir
generando y acumulando más conocimientos aún más avanzados. He aquí la
importancia de educar y más que esto, de “saber educar” a las generaciones.
Pitágoras se refería a
la educación de la siguiente manera: “Educad a los niños y no será necesario
castigar a los hombres”. Aquí cabe destacar que la familia es la
mejor escuela de buenas costumbres y buen comportamiento. Bien se dice que la
familia es la base del ser humano, es donde se le proporcionan virtudes y
actitudes elementales y vitales para su completo bienestar, y es en la escuela
donde se aplican esas aptitudes y actitudes en la vida diaria, es donde pasa
gran parte de su tiempo, allí aprende realmente a compartir, a trabajar en
equipo, a escuchar, a respetar, a conciliar y a dirigir, conoce por primera vez
problemas reales y es donde verdaderamente conoce el camino hacia el bien o
hacia el mal. Es decir, mediante el proceso educativo y una familia como apoyo
incondicional, construiremos una sociedad más justa y equitativa, en donde se
nos haga entrega de la riqueza cultural asegurando así nuestra propia
existencia.
Actualmente ¿se estará
transmitiendo la cultura de manera correcta mediante el proceso educativo?
Alfonso Rojas Pérez
Palacios en su libro “Educar para la libertad” dice lo siguiente “La educación
y la cultura tienen relaciones indisolubles. La naturaleza universal y dinámica
de la cultura se hace posible merced a la educación. La educación es el medio
que hace llegar la cultura a los hombres; es la vía por la cual los hombres son
los personajes de la cultura; en suma, la educación es el vínculo de la
cultura”.(1) Aquí lo que nos quiere decir el autor, es que los hombres somos
los creadores de la cultura, mientras la educación es el instrumento de
transmisión cultural.
Respondiendo a la
pregunta anterior, es casi evidente que la mayoría de los procesos educativos
actuales no nos están transmitiendo una formación cultural de manera correcta.
Simplemente basta escuchar y observar a los maestros decir la típica frase:
¡como se han perdido los valores!, y al alumno reaccionar con un mmhhmm y
muecas diversas. De ahí, surge la interrogante ¿es culpa del maestro o del
alumno?
La problemática que
rodea a la educación es sin duda responsabilidad tanto del alumno como del
profesor, no se debe señalar como culpable sólo a uno de ellos. El maestro es
responsable de transmitir la cultura; el alumno es el responsable de ponerla en
práctica. Intervienen muchos aspectos en esta grave situación como la familia,
personalidad y cultura de cada individuo. La base esta en hallar cómo hacer que
los estudiantes entiendan la importancia de la escuela y en que los maestros
comprendan la importancia de entender y saber dirigir a los estudiantes.
Suena irracional, el
hecho de que aún en estos momentos se siga viendo una educación meramente
informativa, que al alumno se le llene de información, y que ésta no sea
comprendida porque no se le enseñó a “saber hacer”. Veamos lo que dicen los
filósofos de hace tiempo.
Aristóteles decía:
"Lo que tenemos que aprender lo aprendemos haciéndolo.". Por
su parte Platón: "El que aprende y aprende y no practica lo que
sabe, es como el que ara y ara y no siembra."
Aprender significa
incorporar algo desconocido al acervo que cada uno tiene en su inventario
personal de herramientas con las que cuenta para dominar algún aspecto de la
realidad. Lo desconocido implica una cuota de riesgo, de aventura, de esfuerzo
y de satisfacción posterior cuando uno comprueba que superó el obstáculo. Estas
emociones: temor, desafío, desconcierto, confusión, alegría están vinculadas al
aprendizaje en cualquier orden de la vida.
La escuela tiene por propósito armar dispositivos de enseñanza sistemática, útiles y aplicables en nuestra vida diaria.
La escuela tiene por propósito armar dispositivos de enseñanza sistemática, útiles y aplicables en nuestra vida diaria.
Ahora pues, después de
hace bastantes años, se sigue viendo la preocupación del saber hacer, y aún así
¿no se puede controlar?
Sin asomo de duda, la
educación no puede retroceder pues constantemente estamos progresando en todos
los ámbitos: tecnológico, científico y cultural. Todo avanza hacia mejores
fines pero no es completamente aprovechado.
Las condiciones de la
vida actual son el resultado de los conocimientos con los que estamos operando
nuestras vidas. Para tener más y mejores resultados, es esencial tener más y
mejores conocimientos.
Es cierto que en la
actualidad vivimos en una corriente de aguas bravas, pero hay que estar seguros
que podemos dar aun más si realmente queremos dar más, se sabe firmemente que
el mejoramiento puede ser mayor.
La generalidad de
personas tenemos hambre y sed de conocimientos, conocimientos que nos son
algunas veces limitados por la monotonía de nuestros educadores, lo insulso de
nuestra educación y los insuficientes buenos hábitos desde la familia.
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